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  Por el libro

El Vocero

La industria de la construcción se ha quedado sin “cimientos” económicos que apuntalen la mejoría que experimentó el pasado año, y uno de sus indicadores, la venta de cemento, así lo atestigua con una caída de 25.6 por ciento (%).

La ausencia de un volumen considerable en la construcción de nuevos proyectos, sea vivienda, infraestructura pública, construcción comercial o industrial, o trabajos domésticos, no hacen posible el despegue en la venta, que a marzo pasado alcanzó la cifra de 1.39 millones de sacos de cemento. Eso significa una reducción anual de 25.6%, según el informe reciente del Índice de Actividad Económica (IAE) del Banco Gubernamental de Fomento (BGF).

Por el lado de la construcción de nueva vivienda, que en el pasado tenía un gran peso sobre la actividad económica del País, la dificultad de lograr compradores para las unidades ya construidas tampoco hacen viable el desarrollo de proyectos.

El 2011 y 2012, tras la experiencias de innumerables quiebras de empresas constructoras ante el colapso del sector inmoviliario, los incentivos del gobierno para pronto pago en la compra de hogares y gastos de cierre representó un “salvavidas” que benefició a cerca de 50 mil familias, pero estos ya no existen.

En el inventario de propiedades nuevas sin vender todavía quedan unas 5,500 y más de 60% son de precios por debajo de los $200 mil, confirmó José Feliciano, director ejecutivo de la Asociación de Constructores de Hogarees de Puerto Rico. Un 28% de las que no se han vendido están entre los $200 mil y $499 mil, y un 4% tiene precios por encima de los $500 mil.

“Vemos con cierto grado de preocupación los indicadores en nuestra industria. Las ventas en casas nuevas han caído y en los cuatro meses que van de 2013 hay una merma considerable en nueva construcción”, sentenció Feliciano.

Contrastó la venta de vivienda de nueva construcción con los años previos a la recesión (2006), cuando se vendían alrededor de 800 unidades por mes, y este año no llegan a las 150 por mes. Según Feliciano, en los últimos meses de 2012, cuando se registró el efecto de los incentivos de vivienda, promediaban las 200 unidades vendidas por mes.

“En la medida en que se reduce la venta de vivienda de nueva construcción, se minimizan las actividades de construcción de proyectos nuevos y cae la venta de cemento. Nosotros lo asociamos con la suspensión del bono de gastos de cierre porque fue altamente productivo”, explicó Feliciano.

Ante la crisis que ya comienza a agudizarse para el sector de la construcción en general, y para los desarrolladores de hogares, Feliciano dijo que “le hemos hecho un llamado a la legislatura y el Ejecutivo, de que estamos a tiempo para revertir esa tendencia de reducción”.

En la legislatura están pendientes medidas que le destinan fondos a los programas inactivos de incentivos para pronto pago y gastos de cierre para la compra de casas, principalmente para personas de recursos económicos escasos o moderados.

“Hay buen ambiente en la Cámara. Allí se aprobó que le asignen fondos a los programas y ahora hay que ver lo que ocurre en el Senado. Falta camino por recorrer, el gobierno debe tomar conocimiento del impacto múltiple que tiene este sector sobre otros sectores y profesionales”, insistió Feliciano.

 


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