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R. Allen Stanford custodiado en una corte de Houston. |
Inversionistas estafados por el otrora magnate texano R. Allen Stanford han comenzado a recibir algo del dinero perdido, en un proceso de recuperación que ha demorado más de cuatro años y medio.
Muchos de los estafados por la financiera Stanford, con oficinas en Houston, Texas, eran personas pudientes de centro y Sudamérica, pero otros tantos habían invertido nada más que los ahorros de su vida, los cuales perdieron. De igual manera había inversionistas estadounidenses y de otras nacionalidades.
Usualmente Stanford y sus empleados persuadían a los inversionistas a comprar Certificados de Depósito, CDs, de su banco en Antigua, la isla nación del Caribe, ofreciéndoles jugosos intereses, mucho más altos que el promedio.
En el juicio que se le siguió se llegó a comprobar que la financiera transfería el dinero para financiar una serie de negocios que fracasaron, para sobornar a los reguladores y permitió a Stanford y a su familia llevar una vida de lujos.
Además, el dinero de los nuevos inversionistas era utilizado para pagar el de los más antiguos.
Según los liquidadores la mayor cantidad devuelta en la primera distribución de fondos a las víctimas asciende a 50.000 dólares mientras que la menor es de 2,81 centavos. Muchos de los reclamos son millones de dólares.
Stanford, de 63 años, fue convicto de 13 delitos relacionados con fraude y fue condenado a 11 años de cárcel.