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Pues bien, si tiene acceso a internet, todo eso lo puede hacer desde su casa gracias a un programa desarrollado en California, Estados Unidos, en colaboración con algunas de las más prestigiosas instituciones del mundo. Y es gratis.
El programa, llamado Coursera, ofrece 36 cursos diseñados por destacados catedráticos de las universidades de Pennsylvania, Michigan, además de las ya mencionadas arriba.
Puertas abiertas
Los fundadores de Coursera son Daphne Koller y Andrew Ng, profesores de informática en la Universidad de Stanford, que habían diseñado tres de sus cursos para acceso público con tanto éxito que decidieron ampliar el proyecto y llegar a una audiencia mundial.
"La educación es el gran nivelador. Da conocimiento, habilita y otorga poder a la gente", afirmó la doctora Koller a BBC Mundo. "Stanford tiene profesores espectaculares, así como otras instituciones de igual nivel y queríamos poner sus cursos al alcance de estudiantes en todo el mundo".
Michael Corry, profesor de Educación y Liderazgo Tecnológico de la Universidad George Washington (GWU), que ofrece carreras completas online, coincide en los beneficios de la educación a distancia y por internet.
""Un profesor que lleva 15 años refinando su pensamiento y el dominio que tiene sobre una materia va sentir gran entusiasmo en poder llevar ese conocimiento a una población mucho más grande"
Daphne Koller, cofundadora de Coursera
"Retira los obstáculos de la educación superior, presenta oportunidades no importa dónde se esté y abre puertas que antes estaban cerradas para muchos", afirmó.
El profesor Corry resalta lo que llama la "flexibilidad estructurada" de los cursos online. Con eso quiere decir que, dentro de un marco establecido, un estudiante puede ajustar cuándo toma la clase, hace el trabajo correspondiente y los exámenes según su propia agenda.
"Eso es clave para muchos estudiantes que tienen trabajos de tiempo completo. Lo aprecian mucho", explicó.
La fundadora de Coursera Daphne Koller resaltó que no son únicamente los estudiantes los beneficiados. Las universidades y los catedráticos también aprovechan el impacto global que tienen.
"Un profesor que lleva 15 años refinando su pensamiento y el dominio que tiene sobre una materia a va sentir gran entusiasmo en poder llevar ese conocimiento a una población mucho mayor", aseguró.
Experimentación e innovación
La Universidad de Princeton es una de las instituciones destacadas que participan en el programa.
Clayton Marsh, vicedecano de la Universidad de Princeton -una de las instituciones asociadas a Coursera- manifestó a la BBC que la posibilidad de compartir material educativo con el resto del mundo es muy emocionante, pero "la meta primordial de Princeton es aprender más sobre el potencial de tecnología interactiva en la red para incrementar la calidad de enseñanza y aprendizaje".
Marsh comentó que de la participación se espera generar discusión y experimentación dentro de los académicos con el propósito de desarrollar innovadores métodos de enseñanza para aplicar en su propio campus.
Michael Corry de GWU considera que ese desarrollo es fundamental en vista de que cada vez habrá más estudiantes en la red.
"Necesitamos más investigación para mejorar el contenido, la difusión, la administración, inclusive las políticas de educación. Eso resultará en mejores cursos y profesores", afirmó.
"Los estudiantes online están más expuestos a la tecnología que sus contrapartes convencionales. Así se convierten en mejores consumidores de esa tecnología"
Michael Corry, profesor de Educación de la Universidad George Washington
Uno de los desafíos de tomar cursos online es que se pierde la relación e interactividad que existe entre alumno y profesor.
El doctor Corry reconoce que en algunas áreas de aprendizaje es mejor el contacto cara a cara. No obstante, dice, hay muchas áreas de estudio que funcionan muy bien online y registran los mismo resultados que de una educación convencional.
El aprendizaje a través de internet es una combinación de muchos medios relacionados como el texto, video, audio, imágenes que se pueden ampliar y, hoy en día, también se usan mensajes y telefonía móvil para comunicarse con el profesor.
"Los estudiantes online están más expuestos a la tecnología que los convencionales. Así se convierten en mejores consumidores de esa tecnología", agregó.
Daphne Koller indica que en la plataforma donde ellos ofrecen los cursos, los estudiantes pueden interactuar entre ellos.
"Se crea una sensación de comunidad, la gente sabía que no está haciendo esto a solas sino que es parte de una comunidad vibrante. Eso es lo que le ha dado tanto éxito al programa", manifestó.
Credenciales
Los cursos online dan el mismo resultado que las clases en aulas ordinarias, dicen los expertos.
Koller dice que sacar los cursos por fuera del aula también ha beneficiado a los estudiantes de la propia Universidad de Stanford que ven el curso en video y, cuando llegan al salón, ya no hay necesidad de escuchar una cátedra sino que se convierte en una sesión interactiva con el profesor.
"Hay preguntas y respuestas, discusión, pensamiento creativo, oportunidades que no se dan en un escenario convencional de enseñanza", continuó.
Si hay una duda sobre el sistema de educación online, es con el control y monitoreo de la identidad de los participantes y de la distribución de credenciales a las personas que realmente hayan tomado los cursos a conciencia.
En los programas virtuales de la Universidad George Washington, el profesor Michael Corry explica como una serie de mecanismos, desde exámenes vigilados de alta competencia, cámaras y tecnología de reconocimiento, sirven para garantizar la integridad de los cursos.
"Un estudiante ambicioso que toma una clase online de Berkeley o Stanford o Michigan y saca un buena calificación en ese ambiente competitivo, sobresale"
Daphne Koller, cofundadora de Cursera
"Es un tema importante que debe ser investigado y discutido. Es crucial que los estudiantes que reciben el crédito sean los que están tomando el curso".
Daphne Koller asegura que Coursera aplica mecanismos de control y soluciones tecnológicas para la verificación de identidades pero que, al fin de cuentas, son los empleadores los que tendrán que cerciorarse en las entrevistas de las cualidades de un potencial empleado.
En cuanto a los certificados y créditos universitarios, eso está bajo la discreción de los profesores y instituciones. Princeton, por ejemplo, no ofrece ningún certificado por sus cursos.
Koller insiste, sin embargo, en que la sociedad se está alejando de los diplomas y certificados formales.
"Las firmas que contratan se fijan más en insignias de mérito", subrayó. "Alguien puede ser graduado en informática por una institución normal. Como él hay miles en el mercado laboral. Pero un estudiante ambicioso que toma una clase online de Berkeley o Stanford o Michigan y saca un buena calificación en ese ambiente competitivo, sobresale".