20 de octubre de 2016
The Wall Street Jornal
ZHUHAI, China—Como trabajador de una empresa china que fabrica revestimientos antiadherentes que se usan en las bandejas para el horno, sartenes y parrillas que se venden en Wal-Mart WMT 0.95 % y otras cadenas de supermercados, Judah Huang está en el engranaje de la cadena global de suministros.
Hasta hace unos años, las sartenes y parrillas eran fabricadas en China, pero la mayoría de los materiales provenía de otros países. Huang importaba la mayoría de las resinas, los pigmentos y las pastas de multinacionales como la estadounidense Dow Chemical Co. DOW 1.30 % y la alemana Eckart Effect Pigments.
Sin embargo, en un cambio que refleja lo que está ocurriendo en el gigantesco sector manufacturero chino, Huang ahora compra más de 70% de tales insumos de proveedores nacionales. “Todas estas materias primas, ahora hay alguien que las fabrica en China”, dice Huang, gerente técnico jefe de GMM Non-Stick Coatings, que tiene una planta en esta ciudad cerca de Macao.
China ha sido durante muchos años la fábrica del mundo, pero ahora se está apoderando de una mayor parte de las cadenas globales de suministro y provocando cambios en los patrones de comercio a nivel mundial al reducir sus importaciones.
La segunda economía mundial, detrás de Estados Unidos, absorbe una enorme cantidad de materias primas y componentes, desde aluminio a microprocesadores, que luego transforma en productos terminados como iPhones y parrillas para asados que se venden alrededor del mundo. Tales flujos de suministro propulsaron el comercio global durante años y convirtieron a China en uno de los principales destinos para las exportaciones de otros países.
Ahora, los flujos se están reduciendo, lo que golpea duramente las finanzas de los socios comerciales de China, desacelera la economía global y ofrece nuevas municiones para los políticos que cuestionan los beneficios del comercio mundial, como el candidato republicano a la presidencia de EE.UU., Donald Trump.
Las exportaciones a China, que habían subido casi todos los años desde 1990, cayeron 14% el año pasado, el mayor retroceso anual desde los años 60, y acumulan un descenso de 8,2% en los primeros nueve meses de 2016. El repliegue ayudó a recortar 0,3 puntos porcentuales del crecimiento del comercio mundial en 2015 y es una de las principales razones de la expansión de apenas 1,7% prevista para este año, luego de haber promediado un crecimiento de 5% durante los últimos 20 años.
Parte del menor apetito chino por las importaciones está relacionado con el enfriamiento de la economía y un exceso de bienes, tanto en China como en el resto del mundo. El país, sin embargo, también está sustituyendo las importaciones de los materiales que necesita para fabricar productos por insumos nacionales, especialmente en los rubros con márgenes de ganancias más altos, como los semiconductores y la maquinaria.
Es una tendencia perturbadora para muchos fabricantes globales, que les han cedido la producción de bienes baratos a sus competidores chinos, pero apuestan a mantener la delantera en los bienes de gama alta e ingredientes que incorporan tecnología de punta. “El segmento más alto del mercado todavía no es alcanzable”, dice Ka Lok Cheung, director de operaciones de la alemana Eckart en Zhuhai, quien subraya que a sus rivales chinos aún les cuesta mantener una calidad consistente en algunos de los pigmentos difíciles de producir. “Pero en muchos aspectos, nos están alcanzando”.
El valor de los componentes y materiales importados por China para su uso en otros productos bajó 15% en 2015 frente al año previo, el mayor declive anual desde la crisis financiera de 2008, y registró una caída de 14% entre enero y septiembre de este año, según Wind Info, una proveedora de datos que se basa en cifras oficiales chinas.
Parte del descenso se debe a que los exportadores chinos emplean menos importaciones en sus bienes, sugiere un estudio del Fondo Monetario Internacional. La proporción de insumos extranjeros en las exportaciones chinas ha promediado un descenso de 1,6 puntos porcentuales al año durante la última década y el año pasado llegó a 19,6%, frente a más de 40% a mediados de los años 90, según cifras del gobierno chino.
La estadounidense Wilton Brands, que fabrica bandejas y moldes para hornear en China con revestimientos no adherentes, solía usar acero de Japón o Corea del Sur puesto que el chino tenía demasiadas fallas, cuenta James Hill, vicepresidente ejecutivo de operaciones globales. No obstante, tras las mejoras del acero chino, las plantas compran acero local, lo que significa que casi la totalidad de la sartén, incluyendo los ingredientes para el revestimiento, proviene de China.
En el segmento bajo del mercado, en particular en sectores que sufren de un exceso de capacidad, el Ministerio de Comercio de China ha impuesto aranceles antidumping contra compañías como Dow Chemical e Eastman Chemical Co. EMN 2.93 % que, en su opinión, perjudican a las empresas nacionales al vender bienes en el país a precios inferiores al costo.
Dow Chemical no quiso referirse a los aranceles, pero indicó que vendió el negocio afectado y se ha concentrado en químicos de gama más alta, que ahora representan más de 95% de sus ventas en China, según Peter Wong, presidente de Asia Pacífico de la empresa. Eastman se abstuvo de comentar al respecto.
Para fortalecer la industria nacional en el segmento alto del mercado, el gobierno chino anunció el año pasado un plan para elevar el contenido doméstico de los componentes y materiales esenciales a 40% para 2020 y 70% para 2025. El gobierno invirtió US$213.000 millones en investigación y desarrollo el año pasado, cerca de 2,1% del Producto Interno Bruto, según la prensa estatal, y prometió en junio más fondos para fomentar la “innovación tecnológica”.
En el rubro de químicos especiales o de mayor gama, el sector de GMM, las importaciones chinas procedentes de EE.UU. cayeron 8% en los primeros siete meses del año, según Wind Info.
GMM fue fundada hace casi una década por Ravin Gandhi, un ejecutivo con una amplia experiencia en la industria química estadounidense, y su socio de Hong Kong, Raymond Chung, parte de una ola de empresarios cautivados por la gigantesca y barata mano de obra y la creciente red de fábricas en China. La planta de GMM produce 20 toneladas de revestimientos al año, lo suficiente para 600.000 sartenes o 200.000 parrillas eléctricas.
Durante años, GMM compraba más de la mitad de sus materias primas a multinacionales como DuPont Co. DD 1.22 % y Dow Chemical, que ahora se están fusionando. Por en 2012, empresas chinas de químicos empezaron a golpear su puerta con resinas y pigmentos que costaban mucho menos que los importados, pero satisfacían las exigencias de los reguladores estadounidenses y de otros países, cuenta Gandhi. GMM empezó a usar más proveedores chinos.
Puesto que los precios de los proveedores chinos son entre 10% y 25% más bajos que los de las empresas internacionales, el cambio la ha beneficiado enormemente, dice Huang. El costo de los revestimientos terminados ha caído 10% desde 2012 y las ganancias han aumentado hasta 15%. Más de 70% de los 200 proveedores de GMM son locales, comparado con 40% hace cinco años, señala Ghandi.
A poco más de 15 kilómetros de la planta de GMM en Zhuhai, en la sede de las operaciones de Eckart en el país, Cheung, el director de operaciones, reconoce que la competencia con las empresas chinas se ha intensificado. “Nos quieren alcanzar”, afirma. “Ven que la demanda del mercado de este mejor producto está en aumento”.