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  Por el libro

22 de julio de 2015

El Pais

La Fiscalía Anticorrupción ha dado un hachazo a la gigantesca trama que se encargaba de traer desde China contenedores cargados con productos para tiendas del todo a cien. Casi 250 millones blanqueó y evadió en el último lustro esta red. Una potente máquina de producir dinero negro que se ha saldado con la detención en España de 30 personas (la mayoría del país asiático, y varios españoles cómplices vinculados con el servicio de Aduanas). 29 de los arrestados han acabado en la cárcel por orden de un juzgado de Parla (Madrid).

A través del puerto de Valencia (y de otros europeos), la trama se las componían para introducir en España mercancías fabricadas en China eludiendo reduciendo el pago de aranceles. A la vez que inundaba el mercado con artículos a un precio de venta en los bazares que destrozaba la competencia, y que en parte explica los precios baratos que aplican a sus productos muchos bazares.

No eran operaciones esporádicas: en colaboración con agentes de aduanas introducían contenedores y engañaban al fisco español sobre su contenido real, lo que les permitía pagar de arancel mucho menos dinero del establecido para mercancías similares.

El mercado de esta trama eran bazares situados en España, Portugal y Marruecos, muchos de ellos en connivencia con la red. Para despistar al servicio aduanero, a veces utilizaban puertos del sur de España y Portugal. Hasta 71 personas trabajaban para esta red fuertemente “estructurada y jerarquizada”. Según el sumario judicial, había dos jefes en la cumbre de la pirámide: Xiaohui y Mianlong Ruan. Solo ellos, y algunos de sus lugartenientes, tenían una visión global de todo del entramado operativo y su funcionamiento. Los demás solo conocían su ámbito de actuación. Y eran sustituidas por otras personas, casi todas de nacionalidad china, una vez quemadas, para no levantar sospechas del blanqueo de capitales. Y es que la red contaba con una treintena de testaferros cuyo cometido era abrir cuentas corrientes bancarias (hasta 700 se han llegado a contabilizar) para enviar a China las ingentes sumas de dinero negro que movía la red, que se nutría de la recaudación de los bazares colaboradores.

Hacienda y el Servicios de Prevención de blanqueo de Capitales (Sepblac) detectaron en 2009 el goteo de ciudadanos asiáticos desempleados que abrían cuentas bancarias y que sistemáticamente transferían dinero a China. Cantidades de hasta 2.500 euros, para tapar sospechas de fraude. Una vez exprimían una cuenta, la cerraba y abrían otras, y así sucesivamente. Y lo mismo hacían con las sociedades que también constituyeron para disfrazar sus operaciones, hasta 155. También simulaban transacciones entre ellas para aflorar dinero negro mediante facturaciones falsas. Muchos ciudadanos se servían de los testaferros de la red para enviar al país asiático dinero no declarado al fisco. Y pagaban por ello.

El juzgado de Parla y los investigadores de la UCO de la Guardia Civil les atribuyen delitos de blanqueo de capitales, falsedad, contra Hacienda y contra la propiedad industrial. Entre los miembros de la cúpula, los dos jefes y los principales colaboradores, había lazos de parentesco. El centro de operaciones de la red estaba radicado en enormes naves situadas en las poblaciones madrileñas de Pinto y Fuenlabrada. Esta trama es diferente de la que supuso el desmantelamiento de la red de Gao Ping, quien acaba de salir en libertad provisional tras más de un año preso.


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