9 de mayo de 2022
La Opinion
Miembros del ejército ruso robaron tractores y máquinas cosechadoras valoradas en más de $5 millones en la ciudad de Melitopol (Ucrania) como parte de la invasión iniciada el pasado 24 de febrero. El robo se produjo en la sede de un distribuidor local de la compañía estadounidense John Dreere, la cual se especializa en maquinaria agrícola.
Posteriormente los tractores fueron trasladados por casi 500 millas hasta territorio ruso. Sin embargo, al momento de intentar utilizarlos los militares descubrieron que no podían utilizarlos debido a que habían sido bloqueados de forma remota.
El causante del fallo en la maquinaria fue el propio fabricante, John Deere. Esto fue posible gracias a que algunos de los equipos que fabrica la compañía cuentan con un dispositivo GPS para poder ubicarlos y con una función de bloqueo remoto.
Esto se traduce en que la compañía es capaz de ubicar cada una de sus máquinas sin importar donde se encuentren y de ser necesario, dejarlas inoperativas por el tiempo que estimen necesario.
Fue precisamente gracias al GPS que incorporan las unidades que los responsables de la John Deere pudieron conocer que todo el material robado había sido llevado a un pueblo llamado Zakhan Yurt en Chechenia.
Polémica
Si bien la decisión de bloquear los tractores y cosechadoras robados ha sido vista de manera positiva por la opinión pública, la tecnología detrás de este movimiento ha sido polémica en el pasado.
El motivo es que el software instalado en los equipos también hace imposible que los agricultores sean capaces de reparar la maquinaria por sí mismos sin la necesidad de recurrir a John Deere. Pese a esto, desde la compañía aseguran que esta es la primera oportunidad en la que ponen en práctica esta función.
“Nunca antes habíamos activado esta capacidad, excepto en equipos de construcción en China, donde los términos de financiamiento lo requerían”, aseguraron.
Pese a estas afirmaciones, toda esta situación ha provocado que gane impulso un movimiento llamado Right to Repair el cual busca que los fabricantes permitan a los usuarios, que compran sus productos, poder repararlos sin tener que temer a posibles retaliaciones.
Además de Estados Unidos, este movimiento se ha extendido también a otros países como Reino Unido y Europa.