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  Por el libro

21 de octubre de 2021

Protestante Digital

Las iglesias continúan evaluando el impacto de la pandemia más allá de la interrupción de sus servicios presenciales durante los meses de confinamiento. Uno de los aspectos que más afectado se ha visto es el económico, sobre todo en lo relativo al sostenimiento de pastores, obreros y otras personas contratadas por las comunidades.

En Estados Unidos, el Grupo Barna aseguraba en una publicación de principios de año que hasta el 29% de los pastores se habían planteado seriamente en 2020 renunciar a una dedicación a tiempo completo. “La pandemia ha sido una gran reveladora de los desafíos que afrontan las iglesias”, ha subrayado el presidente de la entidad, David Kinnaman, que remarca la dificultad que ha supuesto el año pasado para muchos líderes de iglesias por las divisiones políticas y sociales en el país y por la reducción del contacto entre las personas. Además, según Barna, el 25% de los pastores en Estados Unidos no esperan tener una situación financiera segura cuando se jubilen. 

En paralelo, la Asociación Nacional de Evangélicos de Estados Unidos (NAE, por sus siglas en inglés) también ha recabado datos sobre la situación de muchos pastores en el país. Según la información recogida por la entidad, la mitad de los pastores están cobrando menos de 50.000 dólares al año por semanas laborales de entre 50 y 70 horas. “Los pastores y el personal de la iglesia están agotados. Han servido incansablemente a sus iglesias y comunidades durante una temporada muy difícil y con poco descanso. Ahora es un momento importante para hacerles saber lo apreciados que son”, explica Brian Kluth, que forma parte de la dirección de una iniciativa que busca organizar una red de ayuda para los líderes de las iglesias en Estados Unidos.

‘Bendice a tu pastor’

La NAE ha lanzado una nueva edición de la campaña Bless your pastor (Bendice a tu pastor), con el objetivo de recoger donativos especiales para distribuirlos entre pastores y líderes que se encuentran en una situación precaria no solo como complementos salariales, sino también como planes de pensiones o para otras necesidades. La idea ya se puso en marcha por primera vez hace dos años y desde entonces 2.000 iglesias han colaborado con ella y se han donado 1,2 millones de dólares.

“Incluso antes de esta crisis, la mayoría de los pastores y sus familias se encontraban en la cuerda floja financiera, tambaleándose al borde de una deuda seria y preguntándose cómo podrían pagar las facturas esenciales”, apunta Kluth.

Sin embargo, la pandemia ha agravado la situación. Según la NAE, ahora el 90% de los pastores en Estados Unidos experimenta una situación de estrés financiero. Un dato que se une al hecho de que el 34% de las iglesias han visto sus presupuestos reducidos a causa de la crisis sanitaria. 

Otras dificultades

Los problemas económicos no son un ámbito aislado en la vida de muchos pastores y líderes de iglesias en Estados Unidos. La afectación de la pandemia ha alcanzado a otros muchos ámbitos de la vida ministerial y el ejercicio del liderazgo. “Comencé a cuestionar mi liderazgo. Nunca me he sentido menos seguro de mi talento como líder que en el año pasado. Eso fue bastante duro. Cuando todo el mundo te cuestiona en las decisiones que estás tomando, comienzas a dudar de ti mismo”, explica Andrew Hébert, el pastor de la iglesia bautista Paramount en Amarillo (Texas).

“Nunca sentí que el Señor me abandonara en nada de eso”, ni cuestioné mi llamado a este ministerio”. “Creo que cuestioné más mi capacidad para el liderazgo”, puntualiza Hébert.

Para Glenn Packiam, pastor de la iglesia New Life de Downtown, en Colorado Springs, la pandemia se unió a una cirugía de las cuerdas vocales que le impidió predicar durante un buen tiempo. Aquella época, asegura, “expuso mi propia adicción a tener el control, a ser capaz de moldear e influir” en todo momento, dice.

Otros, como Brandon Cox, han acabado renunciado a su ministerio pastoral en el transcurso de la pandemia. “Fue algo implacable. Mi esposa y yo nos vimos exhaustos”, dice.

 


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