El Nuevo Dia
Puerto Rico está entre las primeras diez jurisdicciones de Estados Unidos con los porcentajes más altos de impago de préstamos estudiantiles federales, con una tasa de 16.9%, solo superado por Nuevo México, Arizona, Virginia Occidental, Kentucky y Iowa.
Esta tasa, de acuerdo con datos del Departamento de Educación federal para julio de 2014, mide el porcentaje de personas que dejaron de pagar sus préstamos tres años después de iniciar el periodo en que debían emitir los pagos.
La cifra es una a la que están atentas las universidades. Según Margarita Villamil, vicepresidenta de asuntos estudiantiles de la Universidad de Puerto Rico (UPR), si en tres años consecutivos, la tasa de impago de los exalumnos de la institución es de 30% o más, esta pierde la elegibilidad para participar en los préstamos directos y la beca Pell. Y si en un solo año llega al 40%, la escuela pierde la elegibilidad para participar de los Préstamos Directos, pero conserva la elegibilidad para la beca Pell.
“Todas las universidades en Puerto Rico tienen un alto porcentaje de estudiantes que usan la beca Pell. En el caso de la Inter es de 90%, así que habría un problema de retención de estudiantes por falta de financiamiento de la educación”, apuntó Manuel Fernós, presidente de la Universidad Interamericana, ante la posibilidad de perder esa elegibilidad.
En el caso de la UPR, Villamil informó que la tasa de impago, a nivel del sistema UPR –que consta de 11 recintos- es de 7.50%. Sin embargo, admitió que la administración vigila de cerca al recinto de Arecibo, que con su 14%, está por encima del nivel nacional (que incluye a los 50 estados de EE.UU.), que es de 11.5%.
“Aún no se pierde elegibilidad (para recibir fondos para la beca Pell), pero nos levanta bandera”, aseguró la vicepresidenta de Asuntos Estudiantiles. “Estamos tomando medidas para generar una mayor concientización en nuestros alumnos del pago de la deuda”.
La labor se le dificulta a las instituciones de educación superior, ya que los préstamos estudiantiles que otorga el gobierno federal se comienzan a pagar una vez el alumno se gradúa o deja de estudiar. “Debemos darles seguimiento para que cumplan con lo que se comprometieron y recalcarles que aunque sean exalumnos, siguen siendo parte de la institución”, apuntó Villamila. Dijo que hace tres semanas compartió las tasas de impago con los rectores de los 11 recintos, con la idea de que se tomen medidas al respecto.
Mientras, Fernós destacó que en la Universidad Interamericana se ha optado por no aumentar los costos de matrícula y por reforzar las campañas de orientación a los alumnos para que solo tomen préstamos cuando realmente los necesiten. “Esto nos ha permitido reducir la cantidad de estudiantes que toman préstamos federales”, apuntó.
De 15,600 préstamos federales otorgados durante el año académico 2012-13, esta cifra bajó a 14,081 para el año 2014-15, destacó el presidente de la Inter. “Gracias a esas orientaciones hemos mantenido un ’default rate’ bajo. El promedio institucional está en 12.7%”, agregó.
Las universidades no son las únicas que sufren las consecuencias del impago de los préstamos estudiantiles federales. Cuando los jóvenes se atrasan en sus pagos o dejan de hacerlos, se les puede afectar el crédito, sostuvo el abogado Rolando Emmanuelli Jiménez, que brinda asesoría legal relacionada a préstamos estudiantiles federales. Con el crédito afectado se les hará más difícil adquirir otros bienes, como un hogar propio o un auto.
“Incumplir con el préstamo estudiantil tiene consecuencias graves e inmediatas. El gobierno federal tiene el poder de embargar el salario, las cuentas de banco, el reintegro, sin orden judicial”, dijo el licenciado. Agregó que “como se trata de una obligación privilegiada por el Estado, no es descargable en una quiebra”. Así que aunque el individuo se declare en bancarrota, no se le dejará de cobrar el préstamo.
Por eso, si el exalumno ve que está confrontando dificultades para cumplir con esta obligación, debe comunicarse con la entidad administradora del préstamo para evaluar distintas opciones que le permitan ponerse al día. Entre esas alternativas están la suspensión temporal de cobro –que permite reducir los pagos mensuales o dejar de hacerlos durante un periodo de hasta doce meses-, el aplazamiento del pago –en que se pospone por un tiempo el pago del principal-, o los distintos planes de pago.
Además, bajo ciertas condiciones, es posible que al cabo de 10 a 25 años, el balance del préstamo que no se haya pagado sea perdonado. Esta puede ser una alternativa para maestros, ciertos servidores públicos, ciertos miembros de las Fuerzas Armadas o voluntarios de los Cuerpos de Paz. Para más información puede visitar https://studentaid.ed.gov/sa/