10 de agosto de 2016
Diario Las Americas
Dependiendo del teléfono y del uso, la batería puede que se agote en cinco a seis horas, por lo que hace falta tener un enchufe a mano. Y si no hay, buscar opciones
Quien use mucho su smartphone verá que rara vez la batería dura más que un día. Dependiendo del teléfono y del uso, de hecho puede que se agote en cinco a seis horas, por lo que hace falta tener un enchufe a mano. Y si no hay, buscar opciones creativas. Estas son algunas propuestas:
EL ENCENDEDOR DEL AUTOMÓVIL: Hace tiempo que el uso principal de este accesorio dejó de ser prender cigarrillos, para convertirse en un útil enchufe que con un adaptador permite cargar el smartphone, el GPS u otros aparatos. "Es importante ver cuál es la capacidad", señala Wiebke Hellmann, de la revista "Chip". "Si la salida no es al menos de un amperio, la carga puede tardar una eternidad". El cable que conecta el adaptador al aparato también debería ser de buena calidad y no del tipo barato y en espiral.
NOTEBOOK: La portátil también puede cargar el smartphone, sobre todo si está al máximo de batería. "Un smartphone necesita más o menos dos amperios hora (Ah) con cinco voltios", calcula Bernd Schwenke, de la fundación de protección al consumidor alemana Stiftung Warentest. Eso significa que una carga completa no cuesta más que diez vatios hora (Wh) a la batería de una notebook. Lo normal es que una batería tenga entre 50 y 80 vatios hora.
POWERBANKS: las baterías externas portátiles son cada vez más populares y cuestan poco dinero, es raro que superen los 30 euros (33 dólares). Algunas son tan pequeñas como un encendedor y otras del tamaño de un teléfono y algo más pesadas. "Con las powerbanks pequeñas se puede recargar el smartphone una vez, con las más grandes entre cuatro y seis veces", explica Schwenke, que acaba de hacer un test con 20 de estos dispositivos para Stiftung Warentest.
Estas baterías externas aguantan además durante mucho tiempo como reserva. "Después de 28 días había aún en todas ellas suficiente energía como para cargar un teléfono", señala Schwenke. Aunque esto vale para las nuevas, cuando ya tienen entre tres y cuatro años hay que contar con que su rendimiento disminuya o se rompan. Esto también puede pasar si uno no las usa. "Cargar demasiado las baterías es malo, pero no hacerlo nunca, también".
CARGADORES SOLARES: Schwenke cree que los cargadores con paneles solares son una solución de emergencia. "Después de siete horas a pleno sol", en los tests apenas sirvieron para reponer menos de 600 miliamperios hora (mAh), es decir, menos de un cuarto de una batería normal de un celular. Y si el cielo está nublado, la potencia es aún menor. "Existe una gran linealidad entre la intensidad de la luz y la energía eléctrica que puedo obtener", indica. Además, los dos cargadores probados cuestan en torno a los 30 euros, es decir, en el nivel más caro de las powerbanks.
Su uso puede ser útil pese a ello en determinadas circunstancias. "Por ejemplo, si en una caminata por el campo el cargador solar está en la mochila a pleno sol y solamente se usa el teléfono para llamar o enviar SMS, se puede mantener así estable la carga de la batería", añade Schwenke.
CARGADORES DINAMO: Son una buena solución para los ciclistas, que usan su energía muscular también para cargar su celular. Si el teléfono se quedó sin carga en el camping, basta un paseo de media hora para poder hacer un llamado, señala Schwenke. Sin embargo, en general se utilizan para poder ver durante el viaje en bicicleta un GPS o la app de navegación del smartphone, explica Thomas Froitzheim, especialista de sistemas de navegación outdoor. En cuanto a precios, se ubican en torno a los 20 euros, pero los hay de 60 y hasta 200 euros en el caso de los más caros. Quien use el smartphone como GPS debería adquirir un modelo resistente al agua.