9 de octubre de 2021
Auto10.com
/ Foto por: auto10.com |
Seguramente, como la inmensa mayoría de los mortales, desconocías que la composición de la gasolina y el gasóleo, cambia su fórmula según la época del año en la que estemos. En concreto, se considera la “campaña de verano” desde el 1 de mayo hasta el 30 de septiembre y la de “invierno” desde el 1 de noviembre hasta el 30 de marzo. Entremedias, hay una fase de transición.
Como en Auto10 somos un poco curiosos, nos hemos puesto en contacto con Jesús Delgado Dieste, Referente Técnico en combustibles del Repsol Tecnology Lab, para que nos explicara bien la diferencia entre ambas gasolinas y, sobre todo, cómo nos podría afectar como usuarios a la hora de repostar con nuestro coche.
Empezando por la gasolina, Jesús nos aclara “que la principal diferencia es que la de invierno contiene más componentes ligeros (como el butano por ejemplo) que favorecen el arranque de los vehículos en frío”. Según los datos que manejan en el centro tecnológico de la compañía española, si se mantuvieran en verano “aumentaría la presión en los conductos de la gasolina y dificultaría la llegada del combustible al motor (denominado bloqueo por vapor)”.
Respecto al gasóleo, Jesús nos explica que “sus componentes parafínicos precipitan (se convierten en sólido) a baja temperatura y obstruyen filtros; por ello, se añaden otros componentes en invierno para evitar este fenómeno”. Para ofrecer un producto homogéneo, en Repsol Technology Lab se optimizan los diseños del carburante diésel para que, al menos, no se alcance el punto de obstrucción de filtro en frío hasta los 0ºC en verano y -10ºC en invierno, aunque nos comenta que “en algunas regiones más frías de nuestro país se añade un aditivo para bajar esa cifra hasta los -15 grados”.
Los peligros de repostar la gasolina incorrecta
Uno de los aspectos que más nos deja claro el Referente Técnico del Repsol Tecnology Lab es que “ningún usuario se va a encontrar una gasolina de la otra etapa cuando reposte, porque para eso existen los periodos de adaptación”. Por tanto, es una cosa por la que no te deberás preocupar, pero hay una serie de matices a tener en cuenta.
La situación en la que nos coloca Jesús es la de un coche que por diversas circunstancias está parado mucho tiempo y lo queremos mover en invierno. La gasolina del depósito carecerá de los componentes volátiles mencionados y su arranque en frío será peor. Este fenómeno apenas es notable en las nuevas motorizaciones pero se apreciará en los vehículos más antiguos de nuestro envejecido parque automovilístico y, especialmente, en los coches clásicos de carburador que requieren una mínima volatilidad.
Pero la solución que nos aporta Jesús es muy fácil: “llenar cuanto antes el depósito en la estación de servicio para asegurar que el nuevo combustible aporta los componentes apropiados al clima actual”.
En el caso de los diésel cambia completamente, ya que los motores nuevos se pueden ver más afectados. Esto es provocado, nos cuenta Jesús, porque “sus filtros son más exigentes y sensibles a la obstrucción por los componentes parafínicos”. La solución de nuevo es la misma que en los de gasolina, rellenamos cuanto antes y todo lo que podamos el depósito en la gasolinera, para corregir la composición a la necesidad vigente”.
¿Qué pasa en Canarias?
Todo lo anterior es válido para la Península y Baleares, pero ¿y en Canarias que disfrutan de un clima tan bueno todo el año? Jesús nos explica que “en las islas siempre se utiliza carburante de verano, debido a las temperaturas que se registran durante todo el año”. Y de paso nos advierte, “en caso de venir en la época de invierno desde Canarias con un coche a la Península, nada más llegar lo mejor es repostar un poco de combustible” y así evitaremos los problemas antes propuestos.