6 de septiembre de 2011
El Nuevo Herald
CHARLOTTE -- Cuando Lina y Jimi Gibson se mudaron en el 2009 a su apartamento de 850 pies cuadrados, ellos pensaban que estarían allí por dos años mientras planeaban su boda y ahorraban para una casa. Ahora, con la economía en otra caída en picada, ellos están indecisos. La pareja puede ir caminando a restaurantes y cines desde su apartamento en el suroeste de Charlotte. Ellos tienen un gimnasio y una piscina, y no tienen que cortar su césped o reparar el techo. Por lo general, ellos no tienen que preocuparse – como muchos de sus amigos – que no haya terminado la depresión del mercado de viviendas. "No quiero tener una casa que no vaya a valer nada en un vecindario que lo va a perder todo", dijo Lina Gibson, de 27 años, una cajera de un banco. "Queremos empezar fuerte, sin deudas. Simplemente estamos siendo muy cuidadosos". Durante décadas, los estadounidenses han aspirado a tener su casa, y todo el mundo, desde banqueros hasta funcionarios del gobierno, han trabajado para hacer accesible el sueño. Pero alrededor del país, particularmente en lugares duramente golpeados por la crisis inmobiliaria, eso está cambiando". Legiones de dueños de vivienda tienen un precio de su hipoteca por encima del valor de su casa en el mercado o son incapaces de mudarse porque no pueden vender su casa. Muchos de los que desean una casa no pueden comprarla porque el crédito se mantiene difícil. Sin embargo, vean con mayor profundidad y las tendencias sugieren un gran cambio en cómo las personas se sienten sobre el tener algo: Montones de compradores potenciales, particularmente jóvenes adultos, rentan más tiempo, incluso cuando les alcanza el dinero para comprar, manteniendo en reserva sus ahorros o buscando inversiones que ven como más seguras, dijeron agentes de bienes raíces y economistas. Las personas que compran optan cada vez más por casas modestas. Datos recientes muestran que las nuevas casas son más pequeñas – y tienen menos extras costosos, como chimeneas y patios – que en años pasados. Los dueños están más tiempo en sus casas. Sólo un 11 por ciento de los vendedores supervisados el año pasado por la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios ha sido dueño de su casa por tres años o menos, de un 30 por ciento en el 2006. Cada vez más, los consumidores parecen estar viendo sus casas simplemente como lugares para vivir, en vez de inversiones lucrativas. Queda por ver si el cambio es permanente. Los recuerdos de pasadas recesiones pueden eliminarse rápidamente, dicen los economistas, y no es probable que desaparezcan las políticas del gobierno que estimular a los compradores de casas, porque el mercado de la vivienda se mantiene como una parte crítica de la economía estadounidense. Lo que es más, muchos dicen que las razones para comprar, de la atracción de una inversión a largo plazo al simple deseo de poseer una propiedad, puede superar hasta los peores temores de los consumidores. Sin embargo, algunos expertos dicen que el Sueño Americano ha tomado por ahora un asiento trasero ante las realidades económicas. "Hemos atravesado 50 años de que el ser dueño sea el Sueño Americano, y en esos 50 años, las casas no hicieron otra cosa que subir de valor", dijo Bill Miley, de la firma de investigación de bienes raíces Metrostudy. "El Sueño Americano de hoy en día es la seguridad laboral y ser capaz de poder pagar la gasolina para ir a trabajar. Ciertamente no es comprar una casa".