30 de agosto de 2011
El Nuevo Dia
La Telefónica, operada por la empresa Claro, perdió alrededor de $4.2 millones por hurtos de materiales que fueron denunciados a la Policía pero que fueron archivados en la Uniformada como casos de daños a propiedad. "Y esos nunca se investigan", dijo el exagente de la División de Asuntos Internos de la Policía, Norman Torrens Pizarro. Este fue uno de los hallazgos principales que encontró el agente durante su investigación sobre la manipulación de estadísticas en la Policía, específicamente en la región de Bayamón. En el caso de la telefónica, la mayoría de los incidentes correspondían a apropiaciones ilegales de cablería usada por la empresa. Torrens Pizarro está actualmente enfrascado en un caso judicial contra la Policía, porque, según alega, tras llevar a cabo la investigación sobre manipulación de estadísticas, fue súbitamente trasladado de Asuntos Internos a la Región de Bayamón, que es precisamente en la que había hecho varios hallazgos de "traqueteos" con las denuncias. El traslado, según explicó, se produjo justo después que entregara un informe con sus hallazgos, que luego fue entregado al Negociado de Investigaciones Especiales (NIE) del Departamento de Justicia. El traslado expone como causa un supuesto patrón de insubordinación, que Torrens Pizarro desmintió, mostrando sus evaluaciones con elevadas calificaciones y en las que no se reportan que tenga problemas con acatar las órdenes. Por el contrario, el agente afirma que detrás de su traslado lo que hay es una intención de ocultar el problema de manipulación de estadísticas en la Policía, que es visto como "un tema difícil", que casi nadie quiere denunciar. Respecto al traslado, ayer el coronel Juan Vázquez Galí, exsuperintendente auxiliar de Responsabilidad Profesional, señaló que no fue quien firmó el traslado del agente. Señaló que el responsable de ese misterioso traslado fue el coronel que dirige en la actualidad esa superintendencia, José Ramírez. Decenas de situaciones Pero los casos de robos de cables no fueron los únicos presuntamente manipulados. En el barrio Cerro Gordo de Vega Alta, por ejemplo, un escalamiento en una casa de la que se llevaron muebles, una máquina de lavado a presión y herramientas fue reportado como un caso de daños a un portón y una puerta. En otra instancia, un escalamiento en una casa de la urbanización Santa Ana de este mismo municipio, donde se llevaron joyería de oro y un televisor, pasó como un caso de daños a una ventana. Otro caso, en el que se apropiaron de 18 cilindros de gas fluido de un negocio en la carretera PR-677 en el barrio Maricao, aparece como daños a un almacén. "El problema es que los comandantes usan esto (la manipulación) como un trampolín para subir de rango y obtener beneficios", dijo el agente. Indicó que la Policía, por ejemplo, compensa con $500 a los jefes de distrito donde se reportan bajas en la incidencia criminal, aunque estas bajas sean maquilladas. Esto, al parecer, cuenta al menos con la complacencia de otros oficiales de más alto rango porque les conviene que los números se vean "bonitos" aunque no sean reales. "Si no se investigan los delitos adecuadamente la incidencia nunca va a bajar", dijo el abogado del agente, Pedro Joel Landrau. El agente asintió a la expresión de su abogado. La ecuación es simple: mientras no investiguen los casos el ladrón sigue en la calle.