9 de agosto de 2011
El Nuevo Herald
Miami -- Un enfermero de Miami fue sentenciado hoy a diez años de prisión por cometer fraude contra el programa federal de salud Medicare mediante reclamaciones falsas por 230.315 dólares, según la Fiscalía Federal del distrito sur de Florida. Armando Santos, condenado por el juez Federico Moreno en un tribunal de esta ciudad, trabajaba para Ideal Home Health, una agencia que suministraba servicios de enfermería a beneficiarios del Medicare, con sede en el condado de Miami-Dade. Como parte de su trabajo, se le pagaba por proveer sus servicios a beneficiarios de ese programa de salud que estaban recluidos en sus casas, sufrían de diabetes y dependían de inyecciones de insulina. Entre junio de 2007 y marzo de 2009, Santos presentó cientos de documentos en los que afirmaba que había inyectado a pacientes con insulina dos veces diarias durante siete días por semana, informó la fiscalía. En el juicio, las pruebas mostraron que al menos dos de los pacientes que el acusado afirmaba que los había inyectado, no necesitaban ese cuidado médico y tampoco eran atendidos en sus casas. La Fiscalía Federal indicó que en julio pasado presentó cargos contra los propietarios de Ideal Home Health, Elizabeth Acosta Sanz y Luis Alejandro Sanz, de conspirar para cometer fraude al sistema de salud, en el pago de sobornos y en lavado de dinero; además de fraude, pago de sobornos y blanqueo de capitales. El matrimonio presentó reclamaciones falsas por 11,3 millones de dólares, según las autoridades. Los acusados presuntamente presentaron a ese programa federal facturas por servicios que no eran necesarios o que nunca suministraron a los pacientes, de acuerdo con la acusación. En total, tramitaron reclamaciones falsas por 11.340.342 de los que el Medicare pagó 7.317.879. Los Sanz supuestamente ofrecieron y pagaron entre agosto de 2006 hasta marzo de 2009 sobornos a personas beneficiarias del Medicare para que les permitieran utilizar sus números y reclamar el pago de facturas de presuntos servicios. Los sobornos, según las autoridades, también instruían a las enfermeras a falsificar el récord médico de los pacientes para aparentar que califican para recibir el servicio de salud en sus residencias.