3 de agosto de 2011
Telecinco.es
Este trabajo ha revelado que, cuando una persona no come la suficiente cantidad de alimento, las neuronas que inducen la sensación de hambre en el cerebro comienzan a devorarse a si mismas en un acto de 'autocanibalismo' que intensifica la señal de hambre y hace que se tenga una mayor urgencia por comer. Según explica el investigador del Albert Einstein College of Medicine Rajat Singh, se trata de un proceso "realmente importante para que las células regeneren sus componentes en una especie de 'mantenimiento doméstico', es necesario también para regular el apetito". El proceso celular descubierto en neuronas del hipotálamo del cerebro se conoce como autofagia (literalmente, autocanibalismo). Para Singh, estos hallazgos realizados en ratones sugieren que los tratamientos dirigidos a bloquear la autofagia de estas células podría ser útil como arma para luchar contra el hambre y combatir la obesidad. En concreto, estos descubrimientos demuestran que lípidos que se encuentran en las denominadas neuronas AgRP se activan tras la autofagia, generando ácidos grasos libres que, después, disparan los niveles de AgRP, una señal de hambre en si misma. Cuando se bloquea el proceso de la autofagia en las neuronas AgRP, los niveles de AgRP no se elevan en respuesta al hambre, según han demostrado estos investigadores. Sin embargo, se mantienen elevados los niveles de otra hormona, denominada hormona estimulante de los melanocitos. Esta alteración de la química del organismo hizo que los ratones adelgazaran, porque comían menos tras el ayuno y quemaban más calorías. Se sabe que la autofagia tiene un importante rol en otras partes del cuerpo como forma de proporcionar energía en momentos de hambre. Como han demostrado estudios anteriores, a diferencia de otros órganos, el cerebro se muestra relativamente resistente a la autofagia inducida por la sensación de hambre. "Este trabajo demuestra que la naturaleza única de las neuronas de hipotálamo en su habilidad para regular la autofagia en respuesta al hambre, que es consecuente con el papel que desempeñan estas neuronas en la alimentación y la energía homeostática", escribieron estos investigadores. Singh dice que los niveles altos crónicos de ácidos grasos en la sangre, como ocurre en las personas con una dieta rica en grasas, puede alterar el metabolismo lipídico del hipotálamo, generando un círculo vicioso de sobrealimentación y alteración del equilibrio energético. Así, los tratamientos dirigidos a este proceso podrían, dice, "hacer que los pacientes tengan menos hambre y quemen más grasa", una buena forma de mantener el equilibrio energético y mantener el peso.