28 de julio de 2011
La Opinion
No era su intención, pero terminó agobiado con una deuda de 55,000 dólares que, ocho años después, el periodista Alejandro Cano aún no ha podido pagar. Su historia es apenas un capítulo de los miles de profesionales que se vieron obligados a pedir préstamos estudiantiles para terminar sus estudios y que viven hoy con el recuerdo de una graduación cada vez más añeja, pero con una factura que nunca llega a su fin. Por ejemplo, según un nuevo estudio del Departamento de Educación, de los 1.6 millones de estudiantes que terminaron una carrera profesional entre 2008 y 2009, más de la mitad, es decir, 66 de cada 100, acabó con una deuda cuyo monto promedio fue de 24,700 dólares. Otro sitio, Credit Karma, que recopila la información de unos 200,000 expedientes crediticios de personas, destaca que la deuda para los egresados de la generación 2011 es de casi 30,000 dólares en promedio, un aumento del 4% en comparación con el año pasado. "En el pasado nadie te decía cómo obtener becas, es más ni siquiera había una consejería para saber qué clases tomar. Para muchos latinos de mi generación los obstáculos fueron tremendos y no hubo otra salida más que endeudarnos", comentó Cano, graduado de la carrera de Comunicación de la Universidad Politécnica de Pomona. Datos nacionales resaltan que el incremento de la deuda del estudiante está a punto de convertirse en una burbuja más onerosa que el de las tarjetas de crédito o los préstamos para la vivienda; en tanto que para los egresados no existe el alivio de la bancarrota, ya que debido a modificaciones en la ley de bancarrotas en 2005, todas las deudas estudiantiles, no importa si son privadas o garantizadas por el gobierno, no son perdonables. Lauren Asher, presidente de Project on Student Debt, afirma que la deuda se ha convertido en una realidad para más y más egresados que ya han llegado a la edad adulta. "Afecta las decisiones que tomas en la vida, cuál es el trabajo que van a aceptar, si pueden casarse o incluso si van a correr el riesgo de iniciar un negocio", dijo Asher. En el corto plazo, el monto de préstamos estudiantiles que hasta diciembre pasado ascendía a 530 millones de dólares, superará la deuda del mercado de la vivienda; y gracias a factores como el aumento en las colegiaturas del 8% aprobado para este otoño y la falta de liquidez de los egresados que luchan por colocarse en una fuente laboral, el panorama luce catastrófico. "Cuando los estudiantes se desvían del plan de pago estándar, la universidad termina costando mucho más", comentó Laura Ferrino, especialista en planificación financiera de la universidad. Beatriz Alparra aprendió esa lección de la manera difícil.Graduada de la carrera de psicología, pidió en 2008 un préstamo de 23,000 dólares para su carrera, de tal manera que terminará pagando más de 44,000 dólares durante los 20 años que dure su deuda. "Es como tener una hipoteca, cuando ni siquiera tengo un condominio propio", comentó la psicóloga. Sin embargo, los especialistas coinciden en que contar con un título profesional ofrece oportunidades de trabajo y salarios mejor remunerados. Además existen programas federales y particulares que ayudan a pagar los préstamos universitarios. Por ejemplo, los padres pueden donar hasta 13,000 dólares a la educación de sus hijos sin tener que pagar impuestos, y unirse a las Fuerzas Armadas puede cubrir hasta 65,000 dólares del préstamo. Los graduados que acepten enseñar en barrios de bajos ingresos o que trabajan en puestos de servicio público también pueden calificar para un perdón de la deuda a través de programas federales. Sin embargo, para profesionales como Cano los apoyos no son suficientes para aminorar la carga económica que arrastran los egresados latinos apenas dejan la mochila. "Se anuncian muchos programas de ayuda, pero son miles los que los solicitan. Y ahora con la aprobación de leyes como el DREAM Act que autorizaría a los estudiantes indocumentados a recibir becas, el pastel tendrá que dividirse, y solo los más calificados alcanzarán una rebanada", recalcó Cano. Una encuesta del Centro Nacional de Estadísticas de Educación entre egresados universitarios de la generación 2008 y 2009 demostró que el 16% estaba desempleado y el 84% restante ganaba apenas entre 27,000 y 36,000 dólares al año. "Si vas a escoger una carrera universitaria es casi seguro que estarás endeudado por años", comentó Cano.