22 de julio de 2011
El Nuevo Dia
Tras permanecer una década sirviendo al público lector en San Patricio Plaza, en Guaynabo, la librería Castle Books cerrará sus puertas de manera definitiva el 31 de agosto. La decisión está tomada hace un tiempo, comentó Nuria Muñoz, propietaria del negocio, que actualmente opera con un inventario de alrededor de 5,000 unidades en el segundo nivel del centro comercial. "La vida continúa. Cuando un negocio a ti no te genera más que pérdidas, tienes que tomar decisiones difíciles como esta", manifestó a El Nuevo Día con firmeza y con un aire de nostalgia. El anunciado cierre coincide con la noticia de que la cadena Borders liquidará todas sus tiendas, pero, a pesar de las oportunidades que algunos vaticinan para la industria local, Muñoz afirmó que esa situación no cambiará su realidad. "Para poder sostenerse, se necesita una inyección de capital, que no te va a proveer nadie", dijo la empresaria al destacar que sin acceso a crédito no puede mantener la librería con un inventario robusto. Castle Books cuenta actualmente con cuatro empleados a tiempo parcial, y hace año y medio se mudó a un local más pequeño frente al que ocupaba originalmente en busca de economizar en el pago de renta por el local. Además, abrió en el mismo espacio un café para complementar la experiencia de la lectura. Costos operacionales Sin embargo, Muñoz reconoció ayer que su estrategia falló, pues aun con el cambio, los gastos operacionales en el centro comercial ahogaron su negocio. "No importa el tamaño que tenga, en un centro comercial, es muy difícil por el costo tú sobrevivir. No te va a dar para ganar, vas a estar ‘break even’, pero no vas a ganar", subrayó. Sostuvo que los dueños de centros comerciales deben comenzar a calcular el canon de renta a base de un porcentaje de las ventas de los establecimientos, no solo para las librerías sino para los comercios en general. Aunque reconoce los retos que representa operar en esas condiciones, Muñoz no vislumbra replicar su proyecto empresarial en ningún otro espacio. Explicó que su negocio está enfocado en el "lector general" que gusta leer todo tipo de literatura, y ese, según dijo, es el mercado que han acaparado las megatiendas y los productores de libros electrónicos. Tampoco planifica acogerse a la protección de la Ley de Quiebras al momento del cierre. "No creo en eso", sostuvo. "No tengo mucha deuda con suplidores, y soy yo la que va a responder".