19 de julio de 2011
La Opinion
WASHINGTON, D.C.— Hipotecas más altas y un aumento en deudas importantes, como tarjetas de crédito, son dos escenarios que todos los estadounidenses tendrán que afrontar, si el Congreso no consigue alcanzar acuerdo, para elevar el límite de la deuda nacional. Parece un tema tan ajeno, como árido. Las discusiones entre demócratas y republicanos para elevar el límite de la deuda en el Capitolio antes del 2 de agosto. La fecha máxima que tiene el gobierno para actuar o caer en la falta de pago de sus obligaciones crediticias. Si no se logra negociar, el Departamento del Tesoro sólo podrá pagar un poco más de la mitad de sus obligaciones mensuales, de acuerdo a Bipartisan Policy Center. Esto forzará al gobierno a priorizar qué es más importante. Aquí se barajarían opciones tan esenciales como los cheques del Seguro Social o el sueldo de las Fuerzas Armadas. Pero fuera de las manos de la Administración, están los efectos que la economía mundial se encargará de desarrollar. Si se piensa que Estados Unidos como país, es el equivalente a una persona, que excede su línea de crédito y no puede cubrir el alza ¿qué ocurre cuando un individuo tiene este problema? En general se vuelve a negociar su deuda y crédito, normalmente subiendo las tasas de interés. Diversos economistas coinciden en que ocurrirá lo mismo con Estados Unidos en el mercado internacional. "Los bonos del Departamento del Tesoro entrarán en mora. Ellos son la base del crédito del país en el mundo y las tasas de interés que se les aplican, son el fundamento de todas las que existen a nivel doméstico", explica Adam Hersh, economista del Centro para el Progreso Americano. "Si no se llega a acuerdo sobre el límite de la deuda, el mercado internacional decidirá que los bonos del Tesoro son más riesgosos ahora", agrega. Mientras mayor sea la incertidumbre, los inversionistas exigirán tasas de interés más elevadas para compensar el riesgo. "Cualquier persona que esté pagando intereses por algo, en nuestra economía verá que su precio sube. Si tienes una hipoteca con un interés variable se elevará. Si tienes deudas en tu tarjeta de crédito, subirán. Si necesitas pedir un préstamo para estudiar o comprar un auto, saldrá más caro. Afectará a todos", insiste Hersh. De acuerdo a un estudio realizado en 2007 por el Consejo Nacional de la Raza, el uso de tarjetas de crédito es una tendencia en aumento entre los hispanos. Entre 1992 y 2001, el porcentaje de latinos utilizando esta herramienta financiera, se incrementó 10 puntos, llegando a 53%. Asimismo, el nivel de deuda aumentó un 20%, llegando a $3,691 dólares. Sólo una vez en la historia de Estados Unidos ha ocurrido algo similar, en condiciones mucho menos preocupantes. En 1979 el país se retrasó brevemente en el respaldo de cierto tipo de bonos del Tesoro, llamados T-bills. "Las tasas de interés de estos bonos se incrementaron 0.6% y se mantuvieron elevadas varios meses después. Aunque fue pequeño y no intencional, aquí hubo una falta de cumplimiento en las obligaciones de pago", analiza Donald Marron, director de Urban-Brookings Tax Policy Center, al proyectar un escenario potencial ahora. "El país sobrevivió, pero eso no significa que tengamos que hacer este experimento de nuevo y en una escala mucho mayor", dice. En Washington en tanto, el optimismo no ha abandonado los pasillos del Capitolio. A 13 días del plazo límite, el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid (D-NV), quien se encuentra negociando con el líder de la minoría Mitch McConnell (R-KY, aseguró que no habrá descanso en el trabajo hasta lograr avances. "El Senado de los Estados Unidos no tiene labor más importante que evitar que el país incumpla con obligaciones como el pago de los cheques del Seguro Social. Para asegurarnos que el Congreso ejecute su responsabilidad, el Senado continuará en sesión todos los días, incluyendo los sábados y domingos, desde hoy (ayer) hasta que aprobemos un proyecto de ley que prevenga un incumplimiento de las obligaciones de la nación", aseguró. Por otro lado, hoy la Cámara de Representantes votará un proyecto de ley que elevaría el límite de la deuda, pero que además reduciría el gasto e incluiría una enmienda constitucional que implicaría la obligación de tener presupuestos equilibrados anualmente. Una iniciativa que se ve más como un gesto simbólico y que probablemente no sobreviva en el Senado. Incluso la Casa Blanca anunció ayer que el presidente Barack Obama vetará la medida si llega a sus manos.