22 de mayo de 2011
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El fruto prohibido vuelve a estar al alcance de los viajeros estadounidenses. Nuevas normas promulgadas por el gobierno de Barack Obama ampliarán el acceso a la Cuba comunista, que ya es uno de los destinos favoritos de turistas de otros países. Dentro de meses o acaso semanas, miles de estadounidenses podrían estar meneando las caderas en los clubes nocturnos tropicales y saboreando los famosos puros, sin tener que pasar subrepticiamente por un tercer país y correr el riesgo de provocar la ira del Tesoro. "Con esto, casi cualquier estadounidense puede viajar a Cuba", dijo Tom Popper, director de Insight Cuba, que llevó a miles a la isla antes de que esos programas fuesen congelados hace siete años. Pero no serán exclusivamente días de playa y noches de salsa. Los visitantes estadounidenses deberán sudar en paseos a establecimientos agrarios o conferencias sobre historia para justificar los viajes, ya que la intención, de acuerdo con Washington, es que ambos pueblos se conozcan mejor. Los llamados contactos de persona a persona fueron aprobados en 1999 por el entonces presidente Bill Clinton, pero desaparecieron en 2004, cuando su sucesor George W. Bush consideró que se trataba de un intento apenas velado de evadir la prohibición de turismo que forma parte del embargo, vigente desde hace 49 años. Algunas voces conocidas en el Congreso ya están haciendo sonar la alarma. "El presidente Obama y el gobierno dicen constantemente que no quieren más turismo y no es lo que pretenden hacer. Pero es precisamente lo que está sucediendo", dijo el representante por Florida Mario Díaz Balart, nacido en Fort Lauderdale en el seno de una familia de exiliados cubanos. Dijo que los viajes, lejos de promover la democracia en la isla, "sólo proveen divisas a un régimen totalitario". Insight Cuba es una de entre al menos una docena de agencias de viajes que han solicitado licencia para operar en la isla desde que se conocieron los detalles del cambio en abril. Si Washington da su permiso, podrían iniciar los viajes en apenas seis semanas, dijo Popper. Basado en cifras anteriores, cree que podría llevar entre 5.000 y 7.000 estadounidenses por año. En el pasado, los viajes de persona a persona han incluido giras jazzísticas en las cuales los participantes se reúnen con músicos durante el día y participan de sesiones de improvisación por la noche. Los aficionados a las artes podían visitar estudios, galerías y museos, en tanto la majestuosa, aunque decadente, arquitectura de La Habana atraía a los interesados en esa disciplina. "En poco tiempo los estadounidenses podrán bailar salsa en Cuba... ¡legalmente!", proclamó un reciente comunicado de prensa de un aspirante a operador de turismo. "Se puede hacer de todo", dijo Robert Muse, un abogado de Washington que representa a varios grupos que han solicitado licencias. "La cantidad de temas no tiene límites". Es probable que museos, asociaciones de ex alumnos universitarios y otras instituciones organicen tours. Su blanco serán los estadounidenses de alto nivel cultural y altos ingresos que pueden gastar miles de dólares en un viaje de 10 días. Entre 2000 y 2003, decenas de miles de personas viajaron con licencias del programa persona a persona. Cualquiera puede solicitarla si viaja con un grupo autorizado. Las autoridades cubanas dicen extraoficialmente que esperan hasta medio millón de turistas estadounidenses por año, aunque se cree que la mayoría serán descendientes de cubanos que visitan a sus parientes. En la actualidad, los países que envían más turistas a Cuba son Canadá, Italia y Alemania. También aumentan los viajes de académicos y religiosos desde Estados Unidos. Las normas promulgadas por el Departamento del Tesoro dicen que los viajes de persona a persona deben garantizar "un programa de tiempo completo de actividades educativas que conduzcan a una interacción significativa" con los cubanos. Pero se ha eliminado el requisito de presentar los itinerarios de antemano, lo cual posiblemente dificultará el controlar que los tours se atengan al espíritu de la ley. "Es más liberal que la de 2000-2003 en muchos sentidos", dijo Popper. Con todo, esto dista mucho de los tiempos prerrevolucionarios, cuando los clubes nocturnos habaneros controlados por la mafia atraían a Frank Sinatra, Sammy Davis Jr. y Greta Garbo. En ese entonces, los transbordadores y vuelos baratos entre Cuba y Florida permitían a los turistas pasar la noche y partir por la mañana sin pagar alojamiento. Las visitas académicas en curso dan una idea de lo que se puede hacer. Un grupo de estudiantes de la Universidad Estatal de Iowa que recientemente fue a estudiar desarrollo sostenible tuvo un itinerario de actividades como visitas a granjas, un cafetal y una reserva ambiental. Pudieron incluir un paseo guiado por la Habana Vieja, una visita a un museo de arte y una función de "El lago de los cisnes" por el célebre Ballet Nacional. El gobierno sin duda sufriría los embates de los congresistas anticastristas si aparecieran en Facebook fotos de estadounidenses fumando Cohibas y bebiendo Havana Club en la playa, dijo John Kavulich, asesor del Consejo de Comercio y Economía EEUU-Cuba, un instituto no partidista. De modo que los universitarios en busca de las bacanales de primavera harán bien en ir a lugares tradicionales como Cancún y Daytona Beach. Las autoridades juran que no permitirán los viajes frívolos. "Si es para salsa y mojitos, no. Eso no cumple con los criterios de un viaje con propósitos serios", dijo una fuente del Departamento de Estado que habló bajo la condición de anonimato. Si las nuevas normas son políticamente sustentables, podrían brindar "grandes oportunidades comerciales", dijo Bob Guild, vicepresidente de Marazul Charters, que ofrece vuelos autorizados entre Miami y Cuba y prevé un fuerte aumento de los viajeros.