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  Por el libro

31 de enero de 2011

El Nuevo Herald

Joseph Fox Batista se presenta a sí mismo como pariente del célebre clan de la familia Batista de Cuba, además de un inventor y microbiólogo autodidacta que asegura haber descubierto la fuente de la juventud a través de una enzima natural y las bacterias del yogurt.

Otras personas lo catalogan simplemente como un estafador.

Las autoridades sostienen que Fox, de 55 años, timó a docenas de inversionistas deslumbrados para que compraran $380,000 en acciones de su compañía de Miami Beach, Telogenesis Inc., dinero que él se apresuró en gastar en apartamentos de lujo, borracheras y cenas a todo tren.

Su crema de yogurt supuestamente hace crecer el cabello a los hombres calvos, oscurece las canas e invierte en general el proceso de envejecimiento.

Fox está encarcelado en el Centro de Detención MetroWest del condado, esperando juicio por cargos de robo de mayor cuantía y conspiración organizada para estafar.

En una entrevista llena de divagaciones en la cárcel, Fox insistió en que su producto de yogurt de "telomerasa' está a punto de un importante avance científico, pero que él está siendo perseguido por fuerzas oscuras, posiblemente miembros de la poderosa y muy celosa industria de los trasplantes de cabello.

Fox insistió en que él nunca gastó indebidamente el dinero de los inversionistas.

"Evidentemente, yo tengo que recibir un pago. Yo soy el presidente ejecutivo de una corporación. El presidente ejecutivo recibe por lo menos $100,000 al año', dijo Fox la semana pasada. "En realidad, yo me pago a mí mismo muy poco, a veces nada. Yo tengo costos administrativos. Tengo que pagar mi alquiler. Tengo que alimentarme. Yo estoy haciendo el trabajo de 1,000 personas'.

Aun quienes lo respalda y creen todavía en sus afirmaciones científicas, están de acuerdo en que Fox usó indebidamente el dinero de los inversionistas.

"El es un genio, pero él no puede llevar un negocio. El estafa a todo el mundo con sus acciones', dijo Peter Graves, de 69 años, un cliente de Miami Beach que piensa que el producto le ha hecho crecer algunos cabellos, pero no la selva de "Astro-turf'que esperaba. "Parte del problema es paranoia. El no quiere que nadie se lo robe'.

Hace cuatro años, Fox apareció en South Beach, un hombre delgado de ojos verdes, una melenita estilo paje y una afición por sombreros de pajilla blancos, guayaberas y zapatos de vestir relucientes.

"El tenía una fe enorme en sí mismo. Yo ni siquiera creo que él sabe que está loco', dijo su ex compañero de habitación, David Dobrin, de 20 años. "El de verdad piensa que es la persona más inteligente del mundo'.

Desamparado en un inicio, Fox comenzó a vender sus ideas --y a contarles la historia de su vida-- a los paseantes en Lincoln Road en el 2007. En pocos años, forrado de dinero de los inversionistas, estaba viviendo en el lujoso condominio Flamingo de South Beach.

Fox, cuyo nombre original es Luis Miguel Hernández Batista, asegura ser sobrino del ex dictador cubano Fulgencio Batista, una historia que los inversionistas dijeron que él vendió para probar que tiene conexiones con el mundo de la política.

Su familia le cambió el nombre cuando él era joven en Los Angeles para "protegerme del régimen de Castro', dijo Fox.

No obstante, un nieto de Batista dijo que Fox no es pariente suyo. "Yo conozco a muchos tíos y tías y primos, y nunca había oído hablar de él', dijo el abogado de Miami Raoul Cantero, ex juez del Tribunal Supremo de la Florida.

La carrera de Fox como estafador comenzó en California, dijo la policía. En el 2002, fue declarado culpable de robo de mayor cuantía y pasó 272 días en la cárcel.

La estratagema que él vendía a través de la internet era el Fox Gold Detector (Detector de Oro de Fox), una máquina que supuestamente podía pesar la cantidad de oro en cualquier objeto. Nueve clientes gastaron un total de más de $20,000 para comprar las máquinas, las cuales Fox nunca entregó, según la policía de Manhattan Beach.

Fox insiste en que las máquinas eran reales. Pero dijo que no pudo entregar los equipos, que según él se podían utilizar para desenmascarar las barras de oro falso en Fort Knox, porque fueron confiscadas "por la policía secreta, o quienquiera que sea que controla la moneda'.

Tras el tiempo que pasó en la cárcel, Fox dijo que empezó a experimentar con el yogurt de la "Fuente de la Juventud'.

La clave de su supuesto invento es una enzima que se produce de forma natural, conocida como telomerasa y descubierta a principios de la década de 1980, la cual los científicos creen que combate el deterioro de las células. Pero las investigaciones están todavía en pañales, y no han mostrado que introducir con éxito la enzima en el cuerpo humano pueda revertir el proceso de envejecimiento en las personas de edad avanzada, según los expertos.

Fox asegura que él puede introducir la enzima en el cuerpo humano por medio de las bacterias del yogurt. Esa es una alegación dudosa, dijo Michael Fossel, médico de Michigan.

"Una pérdida total de tiempo', dijo Fossel, profesor de la Universidad Estatal de Michigan y autor del libro Cells, Aging, and Human Disease (Las células, el envejecimiento y las enfermedades humanas). "Por lo que se ve, científicamente, es algo que tiene que ser falso'.

Pero Fox lo supo vender, usando términos científicos con autoridad y precisión, dijo el doctor Andrew Pastewski, neumólogo del Jackson South Community Hospital que en el 2007 invirtió $2,000 en Telogenesis.

Pastewski sabía que la idea tenía pocas probabilidades de éxito. Nunca sacó rendimiento alguno de su dinero, pero sí recibió correos electrónicos mensuales de Fox anunciando histriónicamente las riquezas por venir, y mostrando fotos de pequeños cabellos sueltos creciendo en la calva de un hombre.

"Ustedes PUEDEN hacer su PROPIA producción para una FIESTA DE YOGURT, digamos, para sus amigos y familia a su gusto, ¡con este maravilloso YOGURT FUENTE DE LA JUVENTUD!', proclamó Fox en un mensaje.

Pastewski bromeó: "He gastado más dinero en el golf. . . Le saqué provecho a mi dinero nada más con lo entretenido que es este tipo'.

Otros inversionistas no se mostraron tan divertidos. John Efta, de 47 años, de Kenai, Alaska, perdió $28,000 en la compañía. Efta creyó que la inversión le proporcionaría buen rendimiento, y también tenía la esperanza de que el producto ayudara a curar su diabetes.

"Yo lo quiero ver crucificado', dijo Efta al referirse a Fox. "El se dio la gran vida a costa mía'.

Efta se quejó a la Oficina de Regulación Financiera de la Florida, la cual despachó a la investigadora Patricia Pérez para que investigara el negocio de Fox. La investigadora no quiso hacer declaraciones.

Fox insistió en que el dinero de la inversión se dedicó a pruebas de laboratorio, ensayos clínicos, producción y mercadeo. Pero Pérez concluyó que prácticamente ni un centavo del dinero invertido entre julio del 2007 y noviembre del 2009 se dedicó al desarrollo de la compañía, según la orden de arresto.

Revisando los archivos bancarios y entrevistando a las víctimas, Pérez concluyó que la mayor parte del dinero se dedicó a los gastos de la vida diaria de Fox, de acuerdo con la orden de arresto. Un inversionista, Peter Walton --quien incluso se mudó de Oregon a South Beach en un intento fallido por apoyar el negocio--, dijo a Pérez que Fox retiraba frecuentemente el dinero de los inversionistas para pagar "alcohol o drogas'.

El hijo de Walton, John Walton, y su amigo Dobrin vivieron con Fox por seis meses y dijeron que Fox desarrolló el hábito de usar drogas. Ellos dijeron que él gastaba miles de dólares a la semana en costosas cenas para sus amistades.

En una ocasión, Fox se jactó de entregar puñados de dinero a los parroquianos del bar ‘‘Lost Weekend' de South Beach.

"El entregaba habitualmente billetes de $100 a los desamparados', dijo Dobrin. ‘‘El regala literalmente su dinero con tal de lucir como un potentado'.

Desde la cárcel, Fox juró que no había llevado un tren de vida extravagante a costa del dinero de los inversionistas. En lugar de eso, él culpa a los Walton, a Efta y a Pérez de conspirar en contra suya'.

"Al parecer Patricia Pérez no cree en la telomerasa ni en la Fuente de la Juventud', dijo Fox. "Básicamente, ella está tratando de robarme mi invento'.

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