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  Por el libro

20 de enero de 2011

La Opinion

WASHINGTON, D.C.— Iván Madariaga, de 78 años, ya no va a restaurantes ni mucho menos al cine. Tampoco sale mucho en su auto para no gastar gasolina. Los cheques del Seguro Social son la única entrada de él y su esposa. Con cada dólar contado, no sabe qué haría si este ingreso disminuyera. Una incertidumbre que ayer congregó a una nueva coalición de organizaciones hispanas, cuando el debate sobre cambios está sobre la mesa.

Después de haber trabajado durante más de 30 años como mecánico, Madariaga tiene dos cosas seguras hoy: los no más de 1,200 dólares de los cheques de Seguro Social, que recibe junto a su esposa y las molestias dejadas por un trabajo que reventó dos de los discos de su columna y lo obligan a usar una faja todos los días.

"Tenemos cerca de 100,000 dólares en deudas. Luchamos con la plata que recibimos para no atrasarnos en la hipoteca y sobrevivir. No sé qué haríamos sin este dinero Después de tener el ‘sueño americano’, uno queda acá reventado. Todo se paga, nada es gratis", comenta.

Millones de personas se encuentran en la misma situación en Estados Unidos. De hecho, de acuerdo con datos de la Administración de Seguro Social, en 2010 un total de 53 millones de personas recibieron este beneficio, con un costo de 703,000 millones de dólares. Cerca de dos millones de hogares latinos dependen de estos fondos. Es decir, uno de cada seis familias hispanas.

En 2008 los hombres latinos mayores de 65 años recibieron 12,213 dólares al año provenientes del Seguro Social, mientras los ingresos para las mujeres llegaron a 9,536 dólares.

Sin embargo, diversas organizaciones comunitarias comentaron ayer su preocupación respecto a posibles cambios en torno a este beneficio, en el lanzamiento de la nueva coalición denominada Latinos para un Retiro Seguro, que busca proteger el Seguro Social para los hispanos.

"No podemos sostener ningún tipo de recorte. No existe la capacidad para hacerlo", dijo Jeff Cruz, director del grupo integrado por nueve entidades. "Sin este beneficio, la tasa de pobreza entre los hispanos se triplicaría", recalcó Héctor Sánchez, director ejecutivo de Labor Council for Latin American Advancement.

La preocupación no es en vano. Las banderas de alerta se levantaron en Washington a finales de 2010, cuando la comisión bipartidista para la reducción de la deuda nacional propuso cambios drásticos, los que no prosperaron.

Entre ellos figuraron recortes en gastos militares, un incremento gradual de 15 centavos en el impuesto a la gasolina, recortes en el Seguro Social y aumentar la edad de retiro a 69 años.

A pesar del fracaso de la propuesta, el clima político en Washington está enfocado en la reducción del déficit y ninguna de las opciones de ahorro fiscal está descartada de las conversaciones.

"Todos los que estamos envueltos en este debate nos preguntamos qué decisiones se van a tomar a nivel de gobierno. Durante la campaña, el presidente Barack Obama fue fenomenal en esta área. Incluso habló de aumentar las ganancias. Eso es lo que esperamos de él", explicó Cruz.

Latinos para un Retiro Seguro dio a conocer un plan ayer, con propuestas alternativas para proteger el Seguro Social de recortes, sin que esto implique un aumento al déficit fiscal.

Entre ellas figuraron una diversificación de lo ingresos del fondo fiduciario, la incorporación obligatoria de empleados federales y locales en el Seguro Social, entre otras medidas.

La nueva coalición tiene planeado realizar diferentes actividades en el país para educar a la población hispana respecto a este tema, además de colaborar con otros grupos, como por ejemplo estudiantes, para involucrar a más actores en esta plataforma de discusión.


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