15 de diciembre de 2010
Primera Hora
Documentos internos de la farmacéutica Wyeth, adquirida por el gigante multinacional Pfizer en octubre de 2009, reflejan que la compañía tenía pleno conocimiento de los riesgos de cáncer de Prempro, un medicamento recetado para tratar los síntomas de la menopausia y la osteoporosis. De hecho, la farmacéutica ignoró varias solicitudes de la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA) para realizar estudios sobre los vínculos que otras investigaciones académicas pudieron establecer entre la droga y un aumento marcado en la incidencia de cáncer de seno. La empresa encabezó, además, una campaña de medios para intentar minimizar los riesgos de salud del fármaco que, aparentemente, aumenta las probabilidades de que la mujer desarrolle la enfermedad. Memorandos internos de la compañía salieron a relucir durante un juicio que se ventila en el Tribunal Federal de Hato Rey ante el juez José A. Fusté para dilucidar una demanda radicada por la familia de una residente de Guaynabo que tomó la droga para prevenir la osteoporosis. En todo Estados Unidos se han radicado más de 8,000 demandas individuales contra la empresa, pero el pleito que se dilucida en el Tribunal Federal de Hato Rey es el primero de su clase en Puerto Rico. Algunos de los documentos han sido presentados en otros juicios, pero continúan generando polémica al abrir un resquicio a las acciones que encaminó la compañía para desviar la opinión pública de los graves problemas de salud que puede suponer el fármaco. Un estudio francés de los años 60 confirmó que algunos de los ingredientes principales del fármaco que años más tarde desarrolló Wyeth podían producir tumores cancerosos en ratas. Más investigaciones realizadas durante los últimos 40 años reflejaron, además, que la terapia triplicaba las probabilidades de que una mujer desarrollara cáncer de seno y otros cánceres en otras partes del cuerpo. Pero, quizás, la información más alarmante gira en torno a los memorandos que le solicitaban a la prestigiosa firma de relaciones públicas, Burson-Marsteller, desviar la atención pública de los mortales efectos secundarios de la droga. Los documentos, además, autorizaban la contratación de escritores fantasma para escribir notas favorables de la droga. La farmacéutica pudo vender Prempro sin la autorización del Gobierno federal ya que algunos de sus ingredientes principales se podían obtener en las farmacias desde los años 40. Aunque la FDA aprobó la droga de manera condicionada para tratar una condición del útero en el 1994, la agencia le había advertido a la farmacéutica que tenía que realizar estudios para descartar su potencial canceroso. Otro documento confidencial de la empresa, no obstante, advirtió que la compañía podría enfrentar una "situación bochornosa" si decidiera realizar estudios sobre los efectos dañinos de la droga. Cabe destacar que Wyeth nunca realizó un estudio para determinar los efectos cancerosos de Prempro.