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  Por el libro

19 de julio de 2010

El Nuevo Dia

TRAS SALIR del gimnasio, David Jones pasó por una tienda de electrónicos para comprar una película de estreno que planificaba ver esa noche en la paz de su hogar. Pero la noche de cine quedó arruinada cuando al regresar al estacionamiento del establecimiento halló destrozado un cristal de su vehículo y se dio cuenta de que le habían llevado un bulto con la ropa que usó en el gimnasio, llaves y un teléfono celular de su trabajo.

El de Jones fue uno de tres vehículos que los vándalos abrieron en un lapso de 20 minutos en el mismo estacionamiento, en una modalidad de apropiación ilegal que aunque sucede desde hace un tiempo con efectos electrónicos -especialmente computadoras- parece haberse expandido para robar cualquier artículo expuesto.

"Los casos que más se ven son los robos de bultos, mochilas o las propias laptops visibles en carros", dijo Miguel Portilla, presidente de Capitol Security, cuya empresa de seguridad ha establecido métodos para captar en vídeo estos incidentes, aunque agregó que los ladrones parecen saber que en muchos casos, aunque sean identificados, los afectados rehusan llegar hasta los tribunales.

Jones sólo pudo radicar una querella ante la Policía y llenar una hoja sobre el incidente que, tras insistir, le brindó la compañía, que no se responsabilizó por los daños y que antes tenía personal de seguridad en las afueras. Ese día, según Jones, no había vigilancia.

Días antes, un sábado en la mañana, al auto de Brenda Flores le forzaron la cerradura en el estacionamiento de un gimnasio mientras tomaba una clase de 'spinning'. Tampoco, según dijo, había seguridad en el área donde dejó su carro. En esta ocasión su carro no fue el único impactado por la delincuencia. El saldo ese día fue de cinco vandalizados como el de ella. Le llevaron un bulto con ropa, sus espejuelos, una cartera de maquillaje, un par de tenis y un 'comforter' acabado de comprar. Entre lo robado nada era electrónico.

El oficial Harry Piris, supervisor del destacamento de Hato Rey Oeste de la Policía en Plaza Las Américas, dijo que las computadoras, que hasta ahora se podían detectar con un supuesto artefacto que rastrea baterías está en desuso. Los cacos están prácticamente "pescando" su botín.

Por su parte, el teniente Roberto Ferreira, del Cuerpo de Investigaciones Criminales de San Juan, explicó que romper el cristal es el método más frecuente, más rápido. Es el que están utilizando los adictos y deambulantes que incurren en este tipo de comportamiento delictivo.

Los cacos han vuelto a utilizar el punzón, tipo pica hielo, para abrir las cerraduras de los carros. Y se estacionan cerca del auto de la víctima a fin de escapar de la escena rápidamente.

Recomienda Ferreira no dejar artículos como bolsas de mercancía, bultos, mochilas o artículos de valor expuestos o visibles dentro del carro.

"Si usted pagó por estacionar y tener el auto vigilado, se puede tomar acción legal, aunque digan que ellos no se responsabilizan. Si su auto sufre daños ellos son los responsables y se puede demandar por cobro de dinero", afirmó Ferreira. Eso si pagó. Si el estacionamiento es gratuito, como el de ciertos centros comerciales, el chofer o dueño del auto debe asegurarse de estacionar donde hayan más autos, cerca del área de compras y, si es de noche, en un área que esté alumbrada, dijo Ferreira.


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