3 de julio de 2010
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CHICAGO (AP) - Las salas de emergencia, la única solución para los pacientes que no pueden ser atendidos en ningún otro lugar, quizá se encuentren incluso más congestionadas que ahora y con mayores tiempos de espera conforme a la nueva ley de salud auspiciada por el presidente Barack Obama. Ello quizá sorprenda a quienes creyeron que extender la cobertura médica a otros 32 millones de personas descongestionaría las salas de urgencias, ya que _ pensaron _ esos pacientes podría recibir cuidados médicos rutinarios en las consultas de los médicos, como hacen la mayor parte de las personas con seguro médico. Empero, la situación no es tan simple. Por ejemplo: _ Hay ya una carestía de médicos de cabecera en algunos lugares y los expertos creen que la situación empeorará. _ Las personas sin seguro no congestionan las salas de urgencias del país. Al contrario. Esas personas no acuden a las salas de urgencia en mayor número que las personas con seguro, quizá porque temen las facturas. _ Los mayores usuarios de las salas de urgencias son los pacientes del Medicaid, el seguro de los indigentes. Y la nueva ley de sanidad aumentará su número en unos 16 millones. Muchos médicos de cabecera limitar el número de pacientes de Medicaid que atienden porque el gobierno paga muy poco por sus visitas. _ Las salas de urgencias están ya congestionadas y los hospitales no han logrado encontrar una solución. El doctor Arthur L. Kellermann, investigador de Rand Corp., pronosticó el mismo resultado con la nueva ley: "Más personas tendrán seguro y serán menos reacias a visitar las salas de urgencia si se enferman y no tienen otro lugar al que acudir.... No tenemos otros lugares en el sistema a los que puedan acudir esas personas". Kellermann y otros especialistas mencionan el caso de Massachusetts, el modelo para la reforma federal de los cuidados médicos, donde una ley del 2006 requiere que casi todos los residentes tengan seguro médico. Las salas de urgencias en ese estado siguen aumentando desde la aprobación de la ley _ al contrario que lo pronosticado por sus partidarios.