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  Estirando el chavito

20 de abril de 2010

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El living del departamento de Brendan McElroy, ubicado en el último piso de un edificio sin ascensor en East Village, está repleto de ansiosos pacientes, que sacuden la rodilla o se muerden las uñas o el labio.

Todos están esperando un diagnóstico. No se trata de un niño enfermo o de una mascota, sino de un iPhone.

McElroy, un desgarbado muchacho de 28 años, afeitado impecablemente, parece más estar jugando por la tarde un partido de fútbol americano que haciendo pequeños ajustes a las partes internas de un teléfono. Está parado en una mesa de trabajo repleta de restos de implementos inherentes a su oficio: pequeños tornillos plateados, recubrimientos de plástico y cajas de cartón llenas de repuestos.

Utilizando una rápida sucesión de herramientas (ventosa, hoja de afeitar y destornillador), McElroy comienza a trabajar reemplazando una pantalla rota, quitándola hábilmente del iPhone.

Quince minutos después, él coloca la tapa trasera deslizándola hacia su posición original y entrega el teléfono al ansioso cliente, quien introduce el código para desbloquearlo y suspira con alivio mientras "vuelve a la vida".

"No es difícil de hacer", dijo McElroy, quien aprendió a reparar iPhones estudiando con videos instructivos en YouTube, donde se muestra cómo desarmar y armar el dispositivo. "Pero es difícil hacerlo perfectamente".

Habiendo vendido Apple 50 millones de iPhones, quizás fue inevitable que surgiera una industria casera de negocios que reparan iPhones. La garantía de un año que viene con el iPhone no cubre daños, a menos que se demuestre que están causados por un defecto de fábrica. Y utilizar canales oficiales de Apple para las reparaciones puede rápidamente convertirse en algo oneroso. El reemplazo de la pantalla sola cuesta 300 dólares, lo cual inspira a algunos propietarios de iPhones a buscar maneras alternativas de restaurar la "salud" de sus teléfonos.

Pero obtener los servicios de McElroy (o del Dr. Brendan, si prefiere su apodo en la web) cuesta notablemente menos. El reemplazo de la batería de un iPhone 3G o 3GS, por ejemplo, sale aproximadamente 50 dólares. La tarifa por arreglar la pantalla táctil de un iPhone 3G es de 70 dólares; la de un 3GS, sale 15 dólares más.

Lo que hace McElroy es una de las muchas ofertas de servicios de rehabilitación de iPhones. Una rápida ojeada al sitio Yelp , dedicado a las reseñas de negocios, para ubicar lugares donde encontrar teléfonos modificados, dio como resultado docenas de listas en áreas urbanas como: San Francisco, Nueva York, Chicago y Los ángeles.

Compañías como: iResQ principalmente ofrecen servicios de pedido por correo, los cuales requieren el envío del iPhone dañado. Además de invitar a los clientes a su departamento, McElroy hace visitas a domicilio en la ciudad de Nueva York y sus alrededores; en algunas ocasiones, atravesando municipios varias veces al día. Asimismo, él acepta reparaciones por correo y dice que tiene una saludable clientela internacional en sitios tan alejados como Portugal.

Por supuesto, los más valientes (y quienes tengan el pulso más firme) siempre pueden tratar de hacer ellos mismos las reparaciones. No hay escasez tutoriales para guiar a los aventureros novatos.

Cabe destacar que adoptar el método D.I.Y. (Do it yourself, ó hágalo usted mismo) o dejar que alguien que no sea Apple o sus centros de reparación autorizados arreglen el teléfono, podría afectar la garantía de Apple.

Una de esas empresas autorizadas es TekServe, un conocido negocio de computadoras del distrito de Chelsea, en Manhattan. Aunque sus tarifas son significativamente más elevadas que las de McElroy (reparar una pantalla golpeada de un iPhone 3G cuesta 149 dólares), la compañía las justifica aduciendo su larga trayectoria.

"Hace 23 años que estamos en esto", dijo Jazmin Hupp, una vocera de la firma. "No somos un muchachito que sale de la universidad y abre un negocio para hacerlo este fin de semana y que desaparecerá en 90 días, cuando la garantía comience a correr".

Hupp señaló que la empresa ofrece una garantía por sus reparaciones y que sus técnicos habían sido capacitados por Apple. No dijo cuántos iPhones habían arreglado pero sí contó que las pantallas agrietadas eran el problema más común.

Apple recomienda su sitio web: apple.com/support . "No podemos responder por la calidad de las reparaciones no autorizadas", dijo Natalie Kerris, una vocera de la firma.

McElroy ofrece a sus clientes su propia garantía. él garantiza su trabajo y reemplazará cualquier teléfono que se dañe durante el proceso de reparación (aunque dice que eso no ha sucedido desde que comenzó a arreglar iPhones).

"El primer intento casi no tuvo complicaciones", relató. "Yo acababa de terminar un turno en el bar y traté de agarrar mi teléfono. Se me cayó y se estrelló contra el suelo de cemento".

Con la esperanza de hallar una reparación económica, él decidió intentar el reemplazo de su destrozada pantalla. Compró las partes a reemplazar, primero en eBay, luego en un negocio local de reparaciones y se puso a trabajar.

"Lo describiría como semi-exitoso", dijo.

Pero después de pulir su método reparando los teléfonos de algunos amigos que asintieron a eso, no pasó mucho tiempo hasta que mejoró su trabajo lo suficiente como para cobrar por sus servicios.

A través de un anuncio en Craigslist, el servicio de clasificados gratuitos on line, McElroy comenzó a ofrecerse para reparar pantallas rotas. Con el tiempo, expandió su menú hasta incluir bandejas de tarjetas SIM rotas, cubiertas quebradas, daños provocados por el agua y fallas técnicas más misteriosas, como botones que no responden.

En poco tiempo, dijo, el negocio estaba creciendo. Dio de baja los avisos clasificados porque las referencias que pasaban de "boca en boca" y su sitio web ( www.drbrendan.com ) ya estaba manejando tráfico suficiente. Dejó su trabajo en el bar para concentrarse en sus tareas de reparación. En las últimas semanas, incorporó a un aprendiz: su hermano menor, Dan, quien se ocupa de los iPod Touch.

"Es raro que haya un teléfono que no pueda arreglar", señaló McElroy, quien calcula que ha trabajado en mil iPhones, desde el mes de junio. "Una vez, tiraron un teléfono por una ventana desde un piso número 10. El aparato entero se partió en dos, pero el motherboard estaba bien".

A pesar del golpe, dijo, "logré recuperarlo".

Los peores teléfonos no son los que se caen de grandes alturas, dijo McElroy, sino los que se caen en el inodoro.

"Tengo a mano un par de guantes de goma para eso", contó.

McElroy afirmó que recientemente había diversificado su trabajo con el fin de hacer reparaciones de MacBooks. Ahora, se está preparando para un nuevo negocio: la iPad. Pero él sospecha que el iPhone continuará siendo su principal fuente de ingresos.

"En verdad, no parece que la iPad se vaya a romper tan seguido", señaló. "Tiene una bonita cobertura resistente que la debería proteger si se cae".


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