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  Por el libro

27 de enero de 2010

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NUEVA YORK (Reuters Health) - Los adultos mayores que toman analgésicos poderosos, llamados opiáceos, pueden sufrir fracturas, especialmente con el uso de dosis moderadamente altas.

Los opiáceos son analgésicos narcóticos, como la morfina, la oxicodona (Oxycontin y otras marcas) y la hidrocodona (Vicodin, entre otras).

Los fármacos alivian el dolor grave en el corto plazo, pero la efectividad de largo plazo se desconoce. Además, con un uso más prolongado aumenta el riesgo de adicción y efectos adversos, como náuseas, constipación, mareos y sedación.

Los mareos y la sedación también incrementan el riesgo de sufrir caídas, lo que en un adulto mayor es causa de una fractura.

El nuevo estudio, publicado en el Journal of General Internal Medicine, confirma el peligro de fractura asociado con los opiáceos y demuestra que las dosis moderadamente altas agravan el problema.

Los autores hallaron que entre más de 2.300 adultos mayores con dolor crónico, el riesgo de sufrir una fractura crecía cuando los pacientes usaban un opiáceo por tiempo prolongado.

Los participantes tenían 60 años o más y ninguno sufría problemas oncológicos. La elección se debió a que las guías para tratar el dolor por cáncer son distintas a las usadas para otro tipo de dolores.

La tasa anual de fracturas en pacientes que no usaban opiáceos era inferior al 4 por ciento, mientras que en los usuarios era del 6 por ciento. Y entre los que tomaban por lo menos 50 miligramos diarios, la tasa anual era del 10 por ciento.

Según los autores, se considera que 50 miligramos es una dosis moderada de opiáceos.

"Algunas de esas fracturas eran graves", dijo el investigador Michael Von Korff, del Group Health Research Institute, en Seattle.

El especialista explicó que el 37 por ciento de las víctimas de fracturas debió ser hospitalizado y un cuarto ingresó a un hogar de cuidados al mes del accidente.

Estos datos surgen justo cuando se está revisando el uso prolongado de opiáceos en pacientes sin cáncer.

Unos 8 millones de estadounidenses usan opiáceos para aliviar el dolor crónico, dijo Von Korff. Aun así, se desconoce su efectividad en el largo plazo, que variaría de persona a persona. Mientras que algunas obtienen alivio, en otras, el dolor empeora, precisó.

El estudio incluyó a 2.341 adultos mayores, a los que se les recetó un opiáceo durante por lo menos 90 días entre el 2000 y el 2005. En la mayoría de los casos, por dolor crónico de espalda, osteoartritis o dolor en las extremidades.

Para reducir el riesgo de caídas y otros efectos adversos, Von Korff aconsejó que esos pacientes traten con un solo médico que conozca todos los fármacos que utilizan. Eso evitará las interacciones farmacológicas peligrosas.

Y dada la importancia de la dosis, Von Korff dijo: "Nunca hay que usar más fármaco del que indicó el médico" y recomendó que los usuarios de opiáceos que se sientan muy sedados, con mareos o que se caigan conversen con sus médicos.


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