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  Por el libro

26 de enero de 2010

La Opinion

El llamado "efecto sonajero", familias que pudiendo pagar el préstamo de sus casas deciden perderlas porque el valor se ha desplomado, continúa aumentando en la ola de embargos hipotecarios conforme el precio de las propiedades siguen en picada, indicaron especialistas.

El fenómeno, que algunos califican de inmoral mientras que otros lo consideran un paso inteligente, podría ser responsable de hasta 3 de cada 10 embargos, según investigadores de la Universidad de Chicago.

"No apruebo que paren de pagar un préstamo, pero puedo entender a la gente que lo hace", destacó Mason Gaffney, profesor en economía de la Universidad de Riverside en California (UCR), "¿acaso haber otorgado préstamos riesgosos para casas sobrevaluadas no fue irresponsable?", agregó.

Reportes recientes indican que el precio de las viviendas sufrió una nueva devaluación. En promedio una casa en Riverside se vende actualmente en los 196,00 dólares, es decir 42% más bajo que en enero del año pasado y en San Bernardino, entre los 155,000 dólares, lo que significa un 47% menos respecto al año anterior, según la agencia de información inmobiliaria DataQuick.

A un pie de quedarse en la calle, Cecilia Castañeda dijo que su familia puede continuar pagando su hipoteca, pero ha decidido no hacerlo.

En 2006, durante el auge hipotecario adquirió su casa a un valor de 700,000 dólares en la ciudad de Chino, hoy, el precio ha bajado a menos de la mitad.

"No es agradable ver que otros compran una casa en tu vecindario por 300,000 dólares, mientras que tu sigues estancada con mensualidades de 5,000 dólares", dijo.

Después de casi siete meses sin pagar su vivienda, la notificación de desalojó llegó. Cecilia entregó las llaves de su vivienda, lo que se conoce como el "efecto sonajero" y abandonó tranquila la propiedad.

La residencia fue subastada en 290,000 según récord oficial. Aún así, no tuvo comprador.

"El precio de esa vivienda estaba tan inflado que los prestamistas saben que ahora no podrán venderla en más de 320,000 dólares. La ganancia es muy pequeña, no les interesa", comentó Fernando Rosado, agente de bienes raíces del Inland Empire.

"Para que esas familias que compraron casa en el 2006 puedan recuperar su inversión tendrán que esperar más de 60 años", destacó Rosado.

El creciente fenómeno también ha despertado una nueva industria. Decenas de agencias y páginas de Internet que indican paso a paso a los propietarios como renunciar a la deuda de su vivienda y sacar el mejor provecho.

Sitios como YouWalkAway.com, recibe más de 190,000 visitas por año y cotiza sus consejos hasta en 1,000 dólares por caso.

Las empresas de renta de inmuebles también se han beneficiado. Eric Eckstrom, vicepresidente WSR, con sede en Riverside, calcula que dos tercios de las personas que lo visitan han perdido sus casas voluntariamente.

A diferencia de otros estados, las actuales leyes de California, impiden a los bancos confiscar los bienes de los morosos y únicamente penaliza a los deudores con daños a su historial crediticio y restricciones para solicitar otros préstamos.

"Pudiera parecer un paso inteligente, pero realmente es un caso de perder - perder. Quienes recurren a este movimiento financiero impactan tanto el mercado local como nacional. El valor de las casas, de los vecindarios completos se deprecia aún más y en general afecta la economía del país", declaró a La Opinión ,Dustin Hobbs, director de Comunicaciones de la Asociación de Banqueros e Hipotecas de California (CMBA).

Hobbs confirmó que aunque no cuentan con números concretos, en los pasados dos años, el "efecto sonajero" ha ido en aumento y aseguró que pudiera deberse a que los propietarios desconocen que existen otras opciones, como la modificación de su deuda hipotecaria.

Luis Pacheco, residente de Ontario comentó que cada día llamaba a la compañía financiera para modificar el préstamo a algo que pudiera pagar, pero no tuvo éxito.

"Me ignoraron. Ahora que rento pago 600 dólares menos por una casa más grande que la que tenía", expresó.

El reajuste de préstamos puede implicar el envío de un mensaje erróneo para otros compradores que quieran hacer lo mismo y muchos bancos prefieren reportar pérdidas que renegociar la deuda, destacó el economista de UCR.

Por otro lado, indicó Gaffney, una ejecución hipotecaria será una constante negativa en el informe de crédito hasta por hasta siete años, mientras que para sectores como el Inland Empire con una de las tazas de embargos más altas del país, una problemática más que se suma a la ola imparable de viviendas abandonadas.

Algunos en la industria hipotecaria quieren crear sanciones más severas para las personas que voluntariamente dejen perder sus casas.

"En California no hay una propuesta, pero definitivamente las personas deben entender que es un daño muy grande el que hacen al mercado", declaró el portavoz de CMBA.

Un reporte de la firma de economistas Goldman Sachs, indica que el desplome de la vivienda tiene a 10.7 millones de familias con un préstamo hipotecario superior al valor de sus casas.


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