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  Por el libro

28 de diciembre de 2009

Publico.es

Los niños pueden no ingerir sólo refrescos cuando toman de la lata. Muchas veces también se tragan los precintos de aluminio con que se abren, informaron investigadores de Estados Unidos. Hace casi 35 años, los accidentes de niños que se tragaban estos precintos de la latas de aluminio llevaron a la industria a hacer más seguros los envases y a crear precintos fijos, que permanecen unidos a la lata una vez abierta.

Desafortunadamente, la ingesta accidental de estos precintos aún ocurre, dijo el doctor Lane F. Donnelly, radiólogo jefe del Centro Médico del Hospital de Niños de Cincinnati.

Después de ver a un niño que se había tragado uno de estos precintos fijos, Donnelly decidió investigar con cuánta frecuencia sucedían este tipo de ingestas.

"Me sorprendió que esto pasara con las latas con precintos fijos, pero creo que no debería haberme pasado, ya que uno puede moverlas y podrían caerse inadvertidamente en la lata", dijo el experto a Reuters Health.

El equipo revisó todos los reportes radiológicos de un período de 16 años de su centro, en los que se documentaban casos de ingesta infantil de precintos fijos informados por los mismos niños o por testigos.

En todos los casos, se tomaron radiografías del pecho, el estómago y el cuello, para descartar que los niños no se habían tragado otro objeto extraño y también para observar cuántos precintos eran visibles.

Los expertos identificaron 19 casos, con sólo cuatro visibles en rayos X, lo que era esperable porque el aluminio no suele aparecer en las radiografías.

La mayoría de las personas que se tragaban accidentalmente estos precintos eran adolescentes.

Los 19 casos fueron manejados sin esfuerzo significativo, pero cualquiera de ellos podría haber causado problemas serios, como obstrucción o lesiones en el intestino.

Los padres deberían saber que los precintos fijos de las latas implican un riesgo y tendrían que advertir a sus hijos para que tengan cuidado, dijo Donnelly.

Los radiólogos pueden aprender de esto también, añadió el autor. "Sólo porque uno no pueda ver el precinto no implica que no esté ahí, por lo que no deberían (dudar) de que alguien se haya tragado uno de ellos solamente porque no pueden verlo en los rayos X", añadió Donnelly.


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