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  Por el libro

28 de diciembre de 2009

El Nuevo Herald

WASHINGTON -- Los dispositivos inalámbricos, como el iPhone de Apple, están transformando la manera en que muchas personas se conectan a la internet, haciendo posible buscar instrucciones para llegar a un domicilio, encontrar la cafetería más cercana y actualizar la información de la red social Facebook.

Pero todo esto tiene un precio, en las frecuencias inalámbricas.

A medida que los teléfonos móviles se vuelven más avanzados, transmiten y reciben más datos sobre las ondas. Pero el espectro de frecuencias inalámbricas es finito y los dispositivos como el iPhone sólo pueden usar una parte limitada de éste.

Las transmisiones de televisión y radio, las redes Wi-Fi y otros servicios de comunicaciones también utilizan las frecuencias. Cada uno de esos servicios transmite en ciertas frecuencias para evitar la interferencia con otras.

Ahora, las empresas de telefonía celular temen el peligro de quedarse sin espacio inalámbrico, lo que causaría congestionamientos en las redes, frustraría a los usuarios y frenaría la innovación. Así, las empresas inalámbricas quieren que el gobierno les conceda una mayor tajada de las frecuencias, incluso si otros usuarios tienen que renunciar a sus derechos sobre las que poseen.

"El espectro inalámbrico es el equivalente a nuestras autopistas", dijo Christopher Guttman McCabe, vicepresidente de asuntos de regulación para CTIA-The Wireless Association, una agrupación de compañías de este sector industrial. "Así es como movilizamos nuestro tráfico, y el volumen de ese tráfico aumenta tan drásticamente que necesitamos más carriles y más autopistas".

Pero ello no ocurrirá sin una guerra. Las empresas inalámbricas les han echado el ojo a ciertas frecuencias usadas por canales de televisión, empresas de comunicaciones por satélite y agencias federales como el Pentágono. De hecho, algunos de esos grupos ya están contraatacando.

Ello significa que tendrán que tomarse decisiones difíciles. Pero de un modo u otro, Washington mantendrá el crecimiento explosivo del mercado inalámbrico, insistió el legislador Rick Boucher, representante demócrata que auspicia una iniciativa, según la cual, el gobierno tendría que hacer un inventario de las frecuencias para identificar aquellas escasa o nulamente utilizadas a fin de reasignarlas.

"No es cuestión de si podemos encontrar más espectro", dijo Boucher, presidente de la Subcomisión de Comercio de la Cámara de Representantes para Tecnología e Internet. "Tenemos que hallarlo".

La CTIA está pidiendo al gobierno que ponga a disposición 800 megahertzios adicionales de las frecuencias para las compañías inalámbricas, y que licite ese espectro en los próximos seis años. Ello representaría una gran expansión respecto de la tajada actual que tiene la industria, de casi 500 MHz.

La Comisión Federal de Comunicaciones se prepara a fin de ofrecer más frecuencias para su uso comercial, pero tiene sólo 50 MHz disponibles.

Dos tendencias están aumentando la demanda.

La primera se refiere a las aplicaciones inalámbricas, nuevas y avanzadas, como el video móvil y los juegos online. Todo ello devora más amplitud de banda que las llamadas de voz o los mensajes tradicionales de texto, dice Neville Ray, vicepresidente de operaciones de ingeniería del operador T-Mobile USA.

En segundo lugar, los consumidores están adoptando de muy buena gana las conexiones inalámbricas a la internet, en algunos casos deshaciéndose de sus servicios de comunicaciones fijas. ABI Research proyecta que las suscripciones a banda ancha móvil en Estados Unidos subirán a 150 millones para el 2014, respecto de los 48 millones observados este año y los 5 millones registrados en el 2007.

El predicamento, dice Jamie Hedlund, vicepresidente de asuntos de regulación para la Asociación de Electrónicos de Consumo, es que muchos usuarios "suponen que la experiencia inalámbrica debería resultar igual que aquella posible mediante cables, pero no existe aún la capacidad para eso".

Las preocupaciones de la industria han encontrado apoyo en Washington.

Julius Genachowski, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), dice que el hallar más espacio para la industria inalámbrica será una parte importante del plan de banda ancha de su dependencia. Ese plan, ordenado por la ley de estímulo económico del 2009, debe definirse en febrero y propondrá el uso de sistemas inalámbricos para llevar conexiones de internet rápida a rincones del país que resulten demasiado remotos para alcanzarlos con redes alámbricas fijas.

"Si vamos a tener en este país una infraestructura de banda ancha que sea líder en el mundo, el ingrediente inalámbrico es indispensable", dijo Colin Crowell, asesor de Genachwski.


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