7 de diciembre de 2009
El Nuevo Dia
Recibió una llamada desconocida al celular. "Tenemos a su hermano y si engancha el teléfono lo vamos a matar así que procure que la llamada no se corte", dijo una voz. Lo que Pedro Hernández (nombre ficticio) no sabía en ese momento es que estaba siendo víctima de una amenaza de secuestro falsa, práctica que se está dando con más auge recientemente en el país según las querellas que recibe la División de Delitos a la Propiedad y Fraude del Cuartel General de la Policía. La policía sospecha que son llamadas hechas por convictos desde las cárceles con teléfonos pre pagados que reciben ilegalmente aunque no descartan que hayan personas en la libre comunidad, según el agente José Bejarán Mercado del CIC de San Juan. El secretario de Corrección, Carlos Molina aseguró, por su parte, estar al tanto de la situación. "Desde que llegamos a la administración sabíamos que se estaban entrando celulares y comenzamos a hacer registros rutinarios semanalmente", dijo. Incluso, ya han incautado 1,200 celulares ilegales en estos operativos. No obstante, no han podido enlazar ninguno de los números de estos equipos con los reportados hasta el momento en las querellas. En el caso de Hernández, los dos hombres al otro lado del teléfono le pidieron mil dólares a cambio de la vida de su hermano. Según sospechas de la policía, de ser confinados, lo que buscan es dinero para mantener el tráfico ilegal de drogas en las cárceles y el modo de vida de sus familias fuera. De hecho, se cree, que semanalmente levantan $6 mil de personas que creen las amenazas falsas, dijo Bejarán. El agente explicó que lo más importante si recibe este tipo de llamadas es mantener el control de las emociones. "Hay que escuchar claramente lo que se está diciendo porque va a surgir información que le va a dar pistas para identificar si la llamada es una amenaza real", dijo. "Era una conversación bien agresiva, bien rápida. No te dan tiempo a pensar. Todo para que estés descontrolado", aseguró Hernández. "Trataba de negociar con ellos para que me diera tiempo a pensar", añadió. Tanto Molina como Bejarán recomendaron, sin embargo, que no se debe acceder a pagar nada ni salir al encuentro de nadie pues estaría poniendo su vida en riesgo, "Puede preguntar primero el porqué de la deuda o que lo dejen escuchar la voz de su familiar", sugirió Bejarán. Hernández le pidió a los hombres en aquel momento que le dijeran el nombre de su hermano a lo que le contestaron: "¿Qué prefieres, un nombre o la vida de él?" Por tal razón, sacó $500 de la ATH y entró al banco, aún con el teléfono al oído para retirar la cantidad restante. Una vez en el banco, le pasó una nota a una empleada para que le permitiera hacer una llamada. Solo quería que si su hermano estaba bien que lo llamara. Y justo antes de llegar al sitio donde fue citado para entregar el dinero, su hermano lo llamó. "Estaba tan ansioso que cuando vi que tenía a mi hermano en la otra línea les dije que sabia que todo era mentira y enganché", relató. De la llamada ser real, lo que se recomienda es llamar a línea de emergencias 9-1-1 o la División de Robos a Bancos de la Policía. Pero de resultar falsa la amenaza, debe entonces hacer una querella en un cuartel.