15 de octubre de 2009
La Opinion
San Francisco (EE.UU.), 14 de Octubre (EFE).- El sector del juguete en Estados Unidos se prepara para una temporada navideña que, como las dos anteriores, promete ser mala y lo hace apostando por juguetes al alcance de todos... o que reflejen la recesión, como la muñeca "sin techo" de Mattel. Aunque la decoración de Halloween inunda estos días los pasillos de los centros comerciales de EEUU, la Navidad está a la vuelta de la esquina y los estadounidenses son unos auténticos campeones en iniciar pronto los preparativos para lo que para ellos es el principal periodo de compras del año. Según datos difundidos por el grupo minorista Walmart, un 70 por ciento de los consumidores del país iniciará sus compras navideñas antes de finales de octubre y un 55 por ciento ya había empezado a ahorrar en agosto para ese desembolso extra. Desde que comenzó la recesión, los estadounidenses se han vuelto más cautos y exigentes con sus compras de Navidad, lo que ha repercutido en enormes pérdidas para la industria juguetera. El pasado ejercicio, las ventas del sector cayeron hasta los 21.600 millones de dólares, su nivel más bajo desde 2003 según la Asociación de la Industria del Juguete de EEUU. Hasta agosto de este año, la distribución había caído ya un 2 por ciento, según cifras de la consultora NDP Group, y se espera que cierre 2009 con un descenso del 1 por ciento respecto a 2008. Para animar a los tímidos consumidores, los principales fabricantes del ramo están apostando este año por marcas conocidas y juguetes de siempre más sencillos y a precios al alcance de todos los bolsillos. Las listas de juguetes más interesantes para estas Navidades realizadas por asociaciones de consumidores incluyen menos juguetes con artilugios tecnológicos, que encarecen el precio, y más nombres de toda la vida como Lego o Play-Doh. Mattel, por ejemplo, ha desempolvado la clásica Barbie -que, por cierto, acaba de cumplir 50 años- y la ha dotado de nuevos puntos de movimiento en lugar de sacar nuevos productos al mercado. Su popular Dora Exploradora llega este año en dos precios- una versión básica de 20 dólares para las familias más preocupadas por su economía y otra de 60 dólares con algunas funciones extras como la posibilidad de cambiar el color de los ojos de la muñeca. "Somos conscientes de lo que los consumidores pueden pagar y lo que no", dijo Neil Friedman, presidente de Mattel Brands. "Tenemos algo para cada situación y un ochenta por ciento de nuestros juguetes cuestan menos de 30 dólares". Efectivamente, la mayoría de los productos que prometen convertirse en superventas esta temporada de Navidad cuestan menos de cien dólares. La excepción más llamativa es, quizá, el sistema de videojuego Beatles Rock Band con un precio de 250 dólares. Para las cartas de reyes más modestas, algunos grandes almacenes están lanzando ya campañas centradas en los precios bajos y tratando de ampliar el número de juguetes de bajo costo. Este es el caso de la cadena Walmart, que ofrece un total de 100 productos por menos de 10 dólares en EEUU, entre ellos los tradicionales juegos de mesa Monopoly y Conecta 4 y algunos modelos de Barbie, Lego o Mi Pequeño Pony. "Empezamos hace meses a trabajar para asegurarnos de que podíamos ofrecer el mayor número de juguetes posible en nuestro programa de 10 dólares", dijo Laura Phillips, responsable de juguetes de la cadena Walmart. Pero no todos los fabricantes están reflejando los tiempos de recesión en el precio de sus productos. Algunos lo hacen, más bien, en la temática. American Girl, una clásica marca estadounidense de muñecas propiedad de Mattel, amplió recientemente su línea con Gwen, una adorable muñeca que, como millones de familias en EEUU, ha perdido su casa y vive en un coche. Las desgracias de Gwen, rubia y vestida con un sencillo vestido blanco, comenzaron cuando su padre las abandonó. Su madre acabó perdiendo el trabajo y la casa, y la familia se vio obligada a dormir en el automóvil, según el libro que acompaña a la muñeca. Las críticas a Mattel no se hicieron esperar. Gwen cuesta 95 dólares, un precio sin duda fuera del alcance de las familias estadounidenses sin hogar, y las asociaciones de consumidores han lamentado que la juguetera nos destine parte de los ingresos a causas benéficas. EFE