7 de octubre de 2009
El Nuevo Herald
Las mujeres en edad de tener hijos generalmente pagan más por los servicios médicos por ser mujeres. Y, si están embarazadas, se les puede negar cobertura legalmente. Las mujeres afrontan otros problemas en el mundo actual de los seguros: tienden a necesitar más atención preventiva y, por consiguiente, son objeto de más copagos y deducibles. Y los jefes solteros de los hogares, frecuentemente mujeres, son los reponsables de las cuentas médicas de la familia. La legislación que se está considerando en el Congreso para reformar el sistema de salud pública de Estados Unidos cambiaría drásticamente esas reglas. Casi todo el mundo está de acuerdo en que se trata de un problema que hay que resolver. "Esto es muy significativo, particularmente para las mujeres que estén comprando pólizas', dijo Linda Blumberg, economista del Urban Institute, un centro de investigación. Los proyectos de ley que se están moviendo por el Congreso terminarían con la vieja práctica de basar las tasas en el género, lo que está permitido en la mayoría de los estados. La legislación también eliminaría los copagos y los deducibles para la atención preventiva, requiriendo que se ofrezca cobertura de maternidad a precios razonables y se provea ayuda financiera para las que no puedan costear la cobertura. Los cambios tienen mucho apoyo, no sólo de los grupos femeninos sino también de Karen Ignagni, presidenta y directora general de America's Health Insurance Plans, que representa a los aseguradores. Pero también hay desacuerdos. "Los demócratas han escogido ignorar un hecho básico: su proyecto de salud pública va a subir los impuestos, aumentar los costos y elevar las pólizas de seguros para hombres, mujeres y familias... Que el gobierno se apropie de la atención a la salud sólo va a empeorar las cosas', dijo Antonia Ferrier, portavoz de John Boehner, dirigente republicano de la Cámara. Nancy Pfotenhauer, portavoz de Patients First, un grupo conservador, dice que crear un programa dirigido por el gobierno para competir con el sector privado, como haría la legislación en la Cámara y el Senado, "devastaría a las mujeres americanas y socavaría nuestro acceso a una atención a la salud económica y de calidad'. Según ella, ante la competencia gubernamental, con el tiempo los aseguradores privados dejarían de asegurar a la gente, y los norteamericanos se verían forzados a recurrir al gobierno para su cobertura. "Las mujeres tendrían menos autonomía y control', dijo Pfotenhauer. Tres comisiones de la Cámara y la Comisión de Salud del Senado han redactado proyectos de ley que incluyen una opción pública o alternativa gubernamental a los seguros privados, mientras que la Comisión de Finanzas del Senado ha rechazado la idea. En vez de eso, crearía planes no lucrativos dirigidos por los miembros. Se espera que esa comisión tenga una votación final sobre su proyecto de ley a fines de esta semana. De aprobarse, se combinaría con la versión de la Comisión de Salud y se discutiría en el pleno del Senado, probablemtne a fines de mes. Los dirigentes de la Cámara también están tratando de combinar los tres proyectos de ley de sus comisiones en uno solo, y también esperan tener una discusión del pleno de la Cámara a fines de octubre. Es probable que los problemas de las mujeres sean considerados en tres grandes categorías: precios basados en el género, atención preventiva y ayuda a los padres de bajos ingresos. En cada caso, tienden a afectar a los no asegurados que no tienen cobertura a través de sus empleadores. Generalmente, a las mujeres más jóvenes se les cobra más por la cobertura porque tienden a usar más servicios médicos que los hombres. El National Women's Law Center encontró que las mujeres entre los 15 y los 44 años gastaban 68 por ciento más en atención a la salud que los hombres de la misma edad. Además, en una encuesta del año pasado, el centro encontró que en 47 estados y el Distrito de Columbia, los aseguradores que usan clasificaciones por género les cobran a las mujeres de 40 años entre 4 y 48 por ciento más que a los hombres de la misma edad. Con frecuencia, dijo Blumberg, "las pólizas se basan en la expectativa de embarazo'. La industria de los seguros de salud apoya terminar con esas clasificaciones. A Robert Zirkerbalch, portavoz de America's Health Insurance Plans, se le preguntó por qué las compañías simplemente no habían terminado con esa práctica. "Actualmente, las pólizas están basadas en el costo esperado de la atención, lo mismo que con los seguros de vida o de automóviles', dijo. "Pero si prácticamente todo el mundo se ve obligado a comprar seguro de salud, la base de riesgo aumentaría mucho y la cobertura se volvería más económica'. La atención preventiva es particularmente importante para las mujeres porque tienden a necesitarlo más, particularmente a una edad más joven. Puede implicar mamogramas, más chequeos regulares y otras pruebas. Hay más mujeres en los grupos de menores ingresos, lo que les dificulta conseguir cobertura. En el 2007, el 45 por ciento de las mujeres entre los 18 y los 64 años no tenían seguro o su cobertura era muy baja, en comparación con 39 por ciento de los hombres, según un estudio del Commonwealth Fund, un grupo de investigación de salud en Nueva York. "Las mujeres tienen un doble riesgo', señaló el representante Jan Schakowsky, demócrata por Illinois. "Ganan menos que los hombres así que, aunque les cobráramos las mismas pólizas, tendrían que pagar una mayor proporción de sus ingresos, y a las mujeres generalmente se les cobra más'.