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  Por el libro

11 de septiembre de 2009

El Nuevo Herald

Con sólo pulsar algunas teclas, el experto en seguridad de computadoras, Esteban Farao, puede encontrar todas las redes inalámbricas que estén funcionando en un radio de media cuadra desde un Starbucks en Brickell.

Al parecer, una de ellas es para los huéspedes del Marriott. Otras son redes privadas para negocios individuales. Farao, de Enterprise Risk Management, radicada en Coral Gables, dijo que la seguridad de cualquiera de esas redes pudiera ser comprometida, al estilo de Albert González.

``Es una cuestión de tiempo', dijo Farao, inclusive para redes que estén cifradas y protegidas por una contraseña.

González, de Miami, se confesó culpable de 19 cargos delictivos en una causa de Massachusetts por haber penetrado las redes de computadoras de T.J. Maxx, OfficeMax y otras tiendas, robando datos de los clientes y vendiéndolos en ultramar. Los fiscales federales dicen que robó 40 millones de números de tarjetas de crédito como parte de ese plan. Y todavía afronta cargos por haber robado otros millones de otras compañías.

Cualesquiera que sean los instrumentos que utiliza un ladrón de identidad, ya sea robando números de tarjetas de crédito o millones de identidades, ``el daño que se le puede hacer a alguien es exactamente el mismo', dijo Wayne Ivey, un funcionario de la justicia que se ha especializado en el robo de identidad desde hace más de 15 años.

Pero este delito en rápido crecimiento se está volviendo cada vez más difícil de detener, dijo Ivey: sólo uno de cada 700 ladrones de identidad es alguna vez arrestado.

``Estamos ante un delito de proporciones epidémicas', afirmó.

Aunque una compañía de tarjetas de crédito puede perdonar compras que usted no haya hecho porque le robaron su tarjeta, algunos astutos ladrones pueden tomar la información de la tarjeta de crédito, junto con otras informaciones personales, y seguir solicitando más crédito, comprando carros o una casa e, incluso, conseguir un trabajo usando la identidad de otra persona.

``La persona promedio pasa más de 400 horas tratando de restaurar su crédito', dijo Ivey. ``Y la Comisión Federal de Comerio estima que el tiempo promedio que pasa entre el robo de identidad y que la víctima se dé cuenta es de más de 12 meses'.

Lo fundamental es que los consumidores se protejan a sí mismos, y que las empresas sean más cuidadosas con la información de sus clientes.

``Esperamos que el público estadounidense comience a darse cuenta de lo que está sucediendo y exija mayor seguridad', dijo Sean Arries, un experto en seguridad de Terremark en Miami. El ayuda a las compañías a detectar problemas de seguridad y a resolverlos.


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