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  Por el libro

30 de julio de 2009

El Nuevo Dia

SAN FRANCISCO - Para un creciente número de estadounidenses, la pérdida de un ser querido ya no supone una separación física: el cuerpo del difunto permanece cerca, muchas veces enterrado en el jardín de su propia casa. Los entierros o funerales en casa se han popularizado en EEUU en los últimos años y cada vez más familias escogen esta opción que permite velar o dar sepultura a sus allegados de una forma más íntima, natural y, además, económica.

En un momento en el que millones de estadounidenses pasan apuros para cumplir con los pagos de la hipoteca, costear los más $6,000 que cobran de media las funerarias -y que no incluyen gastos de incineración o entierro- es un lujo que muchos no pueden permitirse.

Dependiendo del tipo de ceremonia, ataúd y otros detalles, un entierro puede llegar a salir por la friolera de los $20,000.

Dar sepultura a un ser querido en la propia casa puede costar unos pocos cientos de dólares generalmente destinados al pago del ataúd o a los costes de cremación.

La factura es algo más alta si se contratan los servicios de lo que ya se conoce en EEUU como "director de funeral" o, incluso, "comadrona funeraria", pero no superan en ningún caso los $3,000.

Esta persona acompaña en el duelo y ayuda con todos los detalles del desconocido y no siempre sencillo proceso de enterrar un difunto. Muchas familias optan por un cementerio tradicional, pero prefieren contar con ayuda para organizar el velatorio en la propia casa.

Al amparo de la creciente demanda y el interés de la generación del "baby-boom" sobre esta opción, ya existen en EEUU al menos 45 organizaciones dedicadas a organizar funerales domésticos, 43 más que en 2007.

Una de las más veteranas es Thresholds Home Funerals, de San Diego, que en sus seis años de historia ha ayudado a unas 50 familias a sepultar o velar a sus seres queridos en casa.

Kat Alessi, de Thresholds Home Funerals, explicó a EFE que la empresa presta a sus clientes una amplia gama de servicios, que van desde ayudar con la preparación del cuerpo, facilitar trámites burocráticos o, simplemente, consolar y prestar apoyo moral.

Según Alessi, cuanto más apoyados se sienten los allegados del difunto, más quieren participar en los preparativos, algo que, aseguran los expertos, ayuda en el proceso duelo.

"Si la familia quiere, nosotros podemos lavar y vestir el cuerpo, pero cuando apoyamos a los familiares, normalmente prefieren hacerlo ellos solos", dijo.

Alessi asegura que han notado un reciente crecimiento en la demanda de sus servicios, pero no cree que esté tan relacionado con la recesión económica como con el aumento de la información sobre el tema.

"Más gente ve que esta opción vuelve a ser posible", afirma esta experta, que compara el fenómeno con lo que está ocurriendo con los partos en casa, cada vez más populares en algunas partes del país.

Sin embargo, el decidir libremente dónde descansarán nuestros huesos puede complicarse en el futuro debido a las trabas gubernamentales.

Actualmente, 44 estados de EEUU, además del distrito de Columbia, dan total libertad a los allegados para disponer de los restos de sus seres queridos. Generalmente, las familias sólo necesitan un certificado de defunción y un permiso de las autoridades locales si van a enterrarlo en su propiedad.

Apoyados por la industria funeraria, algunos estados han tomado recientemente medidas para restringir la práctica de los funerales domésticos.

Oregón, por ejemplo, aprobó el pasado mes una ley que exige a las "comadronas funerarias" que obtengan una licencia para poder ejercer, algo que no requiere ningún otro estado.


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