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  Por el libro

2 de marzo de 2009

Consumer.es

Los expertos aconsejan a los padres que usen el diálogo antes de optar por los programas restrictivos

La rápida extensión de las nuevas tecnologías hace posible que algunos niños menores de 10 años tengan un ordenador en su propio cuarto y hasta un teléfono móvil. Sin embargo, una parte de la vida de los hijos puede quedar fuera del control de los progenitores porque muchos de ellos no manejan con soltura estos aparatos, de modo que se encuentran con problemas para supervisar las actividades de los más pequeños. Ante tal situación, el diálogo y la educación son los mejores aliados.

"Algunos padres piensan que el ordenador es una televisión y dejan al niño solo y no se dan cuenta de que él no se puede autoeducar", señala Mar Monsoriu, autora del libro "Técnicas de Hacker para padres". Esta experta en el uso de las nuevas tecnologías en el ámbito familiar revela uno de los problemas frecuentes en los hogares de nuestro país: los niños quieren navegar por Internet todo el tiempo que les apetezca mientras que los padres no desean que sus hijos se metan en líos, aunque no se implican en las actividades en la Red que más atraen a sus hijos. "Si se les cortan las alas, protestarán, pero no sólo en Internet sino en cualquier ámbito, y esas batallas las deben librar los padres", explica Monsoriu.

"Con las prohibiciones no se va a ningún lado"

La clave se encuentra en que los padres se ocupen de la educación de sus hijos también en el entorno de las nuevas tecnologías, igual que cuando se tratan otros asuntos cotidianos. Un buen ejemplo puede ser el de enseñar a un hijo a andar solo por la calle. Se trata de un proceso en el que los padres, al principio, acompañan al niño, le dan recomendaciones y, poco a poco, le conceden autonomía hasta que éste se puede desenvolver sin problemas y, siempre, en caso de dudas, puede consultar a sus padres.

"Con las prohibiciones no se va a ningún lado", recalca Monsoriu. De esa manera se fomenta que el hijo se conecte de la misma manera a Internet pero de forma clandestina y sin supervisión. Tampoco funciona la estrategia de la negación; de poco servirá no contratar un acceso a Internet para que los niños no se expongan a un posible peligro porque pueden conectarse en múltiples lugares, desde los locutorios hasta las casas de los amigos o los negocios de los padres.

Software, la última opción

Los expertos aconsejan diversas conductas, como colocar el ordenador en un espacio común de la casa, como el salón, para que la navegación sea compartida y padres e hijos puedan comentar cualquier duda. Los expertos aseguran que el software restrictivo debe ser la última opción y sólo ha de instalarse en casos extremos, porque lo fundamental depende de la educación y la comunicación.

"Si no se les controla ni se les da ninguna directriz, tenderán a meterse en líos por pura y dura ignorancia", sostiene la experta. Sólo ve útiles los programas de control horario porque "los chicos dedican un tiempo extraordinario a los videojuegos". Con estos, los progenitores pueden asegurarse de que los niños usen el ordenador sólo cuando ellos estén en casa y que por las noches permanezca apagado.

Programas de control parental

En esos casos, lo más práctico es recurrir a los que integran las últimas versiones de los sistemas operativos. Por ejemplo, Windows Vista dispone de un control parental que permite seleccionar los programas que se podrán usar, los sitios web que no pueden visitar y facilita fijar las horas de uso del equipo, con la flexibilidad de elegir día por día de la semana. Quince minutos antes del final del tiempo estipulado el niño recibe un aviso para que guarde sus documentos, llamada que se repite un minuto antes del plazo. Estos saben en todo momento que estos controles se encuentran activados porque les aparece un icono en la pantalla.

Windows Vista dispone de un control parental que permite seleccionar los programas que se podrán usar y los sitios web que los niños no pueden visitar

Lo mismo sucede en el caso de Mac Os X, que ayuda a bloquear sitios web para que no se pueda navegar por ellos, o establecer límites de tiempo de uso a través de un calendario. Además, ofrece un registro que guarda los sitios web que han visitado los hijos, los programas que han abierto y las personas con las que han chateado.

Monsoriu aprecia desventajas en estos sistemas integrados porque el padre debe ser el administrador del equipo, y "eso no está al alcance de la mayoría". Los niños son los administradores porque "descubren que con ese perfil pueden instalar programas" mientras que los padres se quedan como simples usuarios.

Regular el chat

Otro programa de control parental es Chat Controller, que sirve para fijar a qué horas no se permite acceder a los principales programas de mensajería instantánea (Windows Live Messenger, Yahoo! Messenger, Skype o Google Talk, entre otros). Para Linux se puede encontrar Timekpr, mediante el cual se limita el tiempo de uso diario del ordenador.

Si se compra un móvil a un menor, conviene que sea de contrato y no de prepago, porque así los padres tendrán constancia de las llamadas que realiza

OpenDNS es la opción más cómoda si se utilizan ordenadores con distintos sistemas operativos en casa. Este servicio, que también proporciona unas DNS alternativas a las de los proveedores de acceso a Internet, se puede configurar a través del router. Así, se evita realizar esta tarea en los ordenadores uno por uno. Para ello, ofrece seis niveles de bloqueo de sitios, desde el que impide la visión de todas las web para adultos hasta el que no impone ninguna restricción.


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