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2 de marzo de 2009

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MIAMI - El remanso de paz de un hogar en Florida, el sueño de los ancianos estadounidenses para los últimos años de sus vidas, está haciéndose añicos para muchos y convirtiéndose en la peor pesadilla por culpa de la crisis económica.

Los avisos de ejecución por hipotecas impagadas llegan a los buzones de las casas como una condena nunca imaginada, que amenaza dejarlos en la calle, con su debilidad a cuestas y sin futuro.

La soleada península del sureste estadounidense concentra el mayor número de jubilados del país, que buscan pasar sus años de sosiego con buen clima y cerca del mar y la naturaleza, aunque la actual crisis financiera ha puesto en estado de pánico a muchos de ellos.

"A los bancos y a las compañías que refinancian hipotecas no les importan los ancianos, se aprovechan de nosotros", dijo Betty Kellogs, de 71 años, a AFP.

"Estoy luchando con el agua al cuello. Si me hundo y pierdo mi casa no sé adonde iré", afirma antes de aclarar que ella no podrá hacer como otros que se quedaron sin hogar y "viven en sus coches".

Kellogs, recuperada de un cáncer de mama, pero aún débil de salud, tiene su casa en Sarasota, a pocos kilómetros al sur de Fort Myers, un corredor del centro-oeste de Florida que comprende una de las regiones con mayor número de ejecuciones hipotecarias de Estados Unidos.

Por la dramática situación que afrontan muchas familias, el lugar fue elegido por el presidente estadounidense, Barack Obama, a inicios de febrero para reclamar desde allí apoyo a su plan de salvamento de la economía.

Como parte de ese paquete, Obama firmó un plan de rescate por 75.000 millones de dólares que permite a quienes están por perder sus viviendas negociar una reducción de los pagos.

"El presidente no puede ayudar a todos" los que están en problemas con su casa. "Va a necesitar años para lograrlo y nosotros los ancianos no tenemos tiempo para esperar. Sé que no tengo años", repite Kellogs.

Los mayores de 65 años representan cerca del 20% de la población total de Florida, de 18 millones de habitantes.

Empresarios ricos, en especial oriundos de Estados fríos del centro y norte del país, tienen sus casas de vacaciones aquí, y una vez que se jubilan pasan la mitad del año en Florida durante los meses más templados, y regresan hacia el norte cuando el calor agobia.

No es el caso de Terry Quackenbush, de 77 años, un antiguo residente en Osprey, también próximo a Fort Myers. Su casa entró en proceso de ejecución en 2008 y él afirma que para junio lo sacarán definitivamente a la calle.

Pero eso no es hoy lo que más le preocupa, asegura, sino el destino de varios adictos a las drogas y alcohol que residen en su casa, donde funciona un centro de asistencia para esas problemáticas.

"Pienso qué pasará con esta gente el día que me saquen la casa. Dos de ellos estaban viviendo en un bosque cerca de aquí cuando vinieron a pedirme ayuda y me temo que tendrán que volver a vivir ahí", dijo.

En Miami y alrededores el número de ejecuciones hipotecarias más que se duplicó en un año al pasar de 26.691 familias que perdieron sus casas en 2007 a 56.656 que debieron entregarla en 2008 por falta de pago, según cifras del condado Miami-Dade.

En enero de 2009, el número de ejecuciones en el distrito llegó a 6.042, de acuerdo al mismo registro.

Por la enorme cantidad de ejecuciones hipotecarias, las calles de Miami deberían estar inundadas de 'homeless' (personas sin hogar), pero no se ha llegado a ese punto "por los programas de ayuda social y porque mucha gente se muda temporalmente a casa de familiares", dijo David Raymond, director del Homeless Trust, agencia pública de asistencia del condado.

"A raíz de las ejecuciones aumentó seis veces el gasto que destinamos a programas de protección, y se cuadruplicó el número de pedidos de ayuda de gente que está a punto de ir a la calle", agregó.

Felipe Arruabarrena, un cubano de 68 años, vive en un refugio para personas sin hogar en Miami. "Me quedé sin el apartamento. Ahora me están ayudando a conseguir algo que pueda alquilar con mi bajo ingreso", contó.

Desde la agencia de Servicios Legales del Gran Miami, la abogada experta en asuntos de vivienda Carolina Lombardi dijo que "por varias razones es enorme la cantidad de gente anciana que enfrenta ejecuciones".

"Lamentablemente mucha gente mayor no entiende los términos de los préstamos", como el hecho de que son ajustables y hay gastos de impuestos y seguros que se suman, señaló.

Pero además, agregó, muchos de ellos fueron engañados por prestamistas y agentes financieros "que les han dado hipotecas para las que no reunían los ingresos necesarios".

Valerie Williams es una jamaicana que adoptó la nacionalidad estadounidense en 2004. Afirma que tiene muchos años, pero prefiere no revelar su edad.

Construyó su casa en Tampa con mucho esfuerzo y está apunto de perderla.

"Esta situación me ha hecho perder toda confianza (en el sistema estadounidense). Siempre creí que si se trabajaba duro en este país uno podía tener su casa".


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