27 de enero de 2009
La Opinion
Acosado por los gastos relacionados con una batalla judicial por la custodia de su hija, Brady Greenberg sacó un préstamo a corto plazo de 700 dólares. Dos años después, dice que ha pagado miles de dólares en comisiones e intereses, tras sacar nuevos préstamos para cubrir los anteriores. "Uno queda a merced de ellos", expresó Greenberg, quien tiene 52 años. "Te hundes cada vez más hondo porque no puedes cubrir tus gastos. Espero no tener que recurrir nunca más a ellos". Víctor Cruz, de 51 años, no opinó lo mismo al salir de un local de Check Masters tras pagar la cuota de un préstamo que sacó para disponer de efectivo luego de comprar un camión nuevo. "No ponen muchos requisitos", declaró Cruz en español. "Si vas al banco, no te dan nada. Esta gente que da préstamos a corto plazo ayuda a los pobres". Estos préstamos a corto plazo conocidos como "payday loans", o "préstamos del día de pago" son una vieja modalidad en la que una entidad presta dinero a corto plazo a cambio de una comisión y de un cheque a cobrar más adelante, para cierta fecha. Son un tema controversial y hay quienes afirman que son préstamos usureros. Pero la recesión, el sombrío panorama económico y el sabor amargo que dejaron los préstamos hipotecarios de alto riesgo podrían hacer que se tomen medidas para regular más estrictamente cualquier posible abuso en la industria de préstamos a corto plazo. "Durante mucho tiempo se dijo que estos servicios financieros estaban por encima de la ley y no debían ser regulados, que el mercado se encargaría de ponerlos en su lugar", expresó Uriah King, del Centro para Préstamos Responsables (Center for Responsible Lending), una organización que combate los préstamos a corto plazo. "Ahora sabemos que hay que pagar un precio muy alto por esto, por las prácticas imprudentes de unos pocos prestamistas". Los detractores de este sistema dicen que los préstamos a corto plazo son una trampa y que pasa mucho tiempo antes de que alguien se saque de encima la deuda, con frecuencia recurriendo a nuevos préstamos y pagando cuantiosos intereses. En varios estados se está planteando que no se cobre más de un 36% anual de interés. La industria, por su parte, dice que ofrece alivio temporal a personas con necesidades financieras y que si se fija un tope del 36%, no sobrevivirá. "Somos regulados por los estados y el gobierno federal. Están llamando regulación a algo que en realidad es eliminación", se quejó Dennis Bassford, director ejecutivo de la firma prestamista de Seattle MoneyTree. "En la práctica, el proyecto deja a la gente sin la posibilidad de un préstamo (a corto plazo) en momentos en que hay pocas opciones de crédito". Según la Asociación de Servicios Financieros para la Comunidad (Community Financial Services Association), que defiende los intereses de esa industria, el 95% de los clientes pagan sus deudas a tiempo y solo la mitad de los restantes dejan de pagar. El otro 2.5% eventualmente se pone al día. El préstamo promedio es de 300 dólares. Legisladores de 11 estados presentaron en lo que va del año proyectos de ley relacionados con estos préstamos a corto plazo, según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales. En Ohio y Arizona fueron aprobadas iniciativas relacionadas con esta industria en el 2008. Los votantes de Ohio aprobaron una ley por la cual no se podrá cobrar más de un 28% de interés (en un estado donde se llegó a cobrar un 391% anual), y se prohibe sacar más de cuatro préstamos anuales por persona. No está claro qué actitud tomará el gobierno de Barack Obama en relación con este tema. El de George W. Bush estaba a favor de que se limitasen los intereses que se puede cobrar a las familias con miembros en las fuerzas armadas. La representante nacional Sherry Appleton opina que la situación económica puede crear un ambiente más propicio para la aprobación de medidas que regulen los préstamos a corto plazo. Appleton presentará un proyecto que prohibiría en seco toda forma de préstamos a corto plazo con intereses altos. "Si las legislaturas (estatales) quieren controlar el asunto, que se pongan manos a la obra, porque si no, creo que habrá iniciativas en el Congreso nacional, que serán aprobadas", indicó. En el último año aumentó la cantidad de gente que visita locales de préstamos a corto plazo, pero no se dieron más préstamos porque muchas personas fueron rechazadas al considerarse que representaban un riesgo demasiado grande, sostuvo Steven Schlein, portavoz de la industria. Si bien estos préstamos tradicionalmente han sacado de apuros a mucha gente de bajos ingresos, a medida que se agrava la crisis y se restringe el crédito, bastante personas de clase media han comenzado a usar estos servicios, de acuerdo con Bob Lawless, profesor de leyes de la Universidad de Illinois. "Las empresas tienen razón al decir que ofrecen un servicio. Pero lo que debemos decidir es si esos servicios valen lo que cuestan, no solo a los prestatarios, sino a la sociedad en general", declaró.