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  Estirando el chavito

14 de noviembre de 2005

Soplan los aires navideños, por lo que los niños (y no tan niños) que han sido buenos este año preparan sus listas de regalos, soñando con la última muñeca, o bicicleta, o tal vez un aro de baloncesto.

Pero hay otros que aman todo lo que tenga luces, botones, pantallas... y para ellos, el regalo perfecto es ese pequeño aparato que casi todos conocen como iPod, un reproductor de música portátil, creado por Apple Computer.

Si entra en la página interactiva de la compañía (www.apple.com), de inmediato encontrará la promoción de estos aparatitos que vienen en distintos colores, grosores, formas, tamaños, con o sin pantalla. Existen cinco tipos de iPod disponibles al momento: 5G, 4G, mini, shuffle y nano.

Aunque el iPod se ha convertido en el rey indiscutible de los reproductores digitales portátiles, existen otras marcas a las que también se les llama iPod pero no lo son, como no todos los pañales son Pampers. Algunas de las empresas más reconocidas que ofrecen estos reproductores son Sony, Panasonic, San Disk, Creative, Dell, Samsung, Phillips, RCA, TDK o Yamaha. Hay decenas de proveedores con cientos de equipos que se ajustan a cualquier presupuesto: equipos desde $60 hasta $900. Los hay buenos y no tan buenos, con mucha o poca capacidad, grandes y pequeños.



¿Cuál escogemos?
Los reproductores pueden resumirse en tres categorías, como explica Consumer Reports:


Equipos con memoria flash: No contienen partes móviles, lo que elimina esos saltos en la música tan frecuentes con un CD player. Son los más pequeños y ligeros, fáciles de llevar. Pueden ser pequeños como una caja de fósforos o del tamaño de un reloj grande de pulsera. La mayoría trabaja con 128 MB de memoria interna. Con 256 MB pueden cargar hasta 60 canciones (cuatro horas de música en formato MP3) y el sonido es de la misma calidad que un CD. También se les pueden adaptar tarjetas de memoria de hasta 1 GB para que tengan más capacidad.
Precios: Entre $100 y $200 por el equipo; entre $25 y $40 por una tarjeta de memoria de 64 MB de capacidad.


Equipos con disco duro (hard disk): Pueden almacenar cientos o miles de canciones. Su capacidad puede llegar hasta los 80 GB, lo que puede significar hasta mil horas de música. Tanta capacidad, sin embargo, puede traducirse en un equipo más grande y pesado. Algunos son tan grandes como un tocador de CD portátil y pesan hasta una libra. Equipos que almacenan hasta 20 GB de música son del tamaño de un paquete de barajas o naipes, y pesan alrededor de media libra.
Todavía más pequeños son los que tienen el sistema microdrive, que caben en la palma de la mano y pesan un cuarto de libra. Sus sistemas internos tienen la capacidad de unos 4 o 6 GB de almacenaje. Algunos tienen tarjetas de memoria (memory cards) para transferirles la música.

Precio: $180 en adelante.


Tocadiscos con capacidad MP3: Algunos equipos de CD y miniDisc también pueden tocar música en este formato, y la mayoría reconoce los formatos de música que se obtienen en tiendas digitales como iTunes, Napster, BuyMusic o MusicMatch. Sus controles y pantallas pueden compararse a los de los reproductores de MP3, y se puede controlar la música por contenido, artista o género, entre otras categorías. Un CD, con 650 a 800 MB de capacidad puede almacenar más de 10 horas de música en formato MP3 que reproduce con excelente calidad. De hecho, puedes crear CDs con capacidad MP3 usando el quemador (CD burner) de tu computadora.
Precios: Entre $100 y $200 por los reproductores; entre $1 y $4 por un CD en blanco, o entre $1.50 y $7 por un MiniDisc.

Entre tanta variedad, puede que sea difícil escoger el mejor equipo que se ajuste a nuestras necesidades, pero Consumer Reports ofrece varias sugerencias:


Asegúrate de que el equipo sea compatible con tu PC o Mac, ya que para poner tu computadora al día podrías gastar más que lo que cuesta el reproductor. Tu computadora debe tener un puerto USB o FireWire para transferir la información al reproductor, y se recomienda una conexión de alta velocidad si va a bajar música por Internet.

Peso vs tamaño: Escoge uno pequeño y ligero si, por ejemplo, lo utilizarás en el gimnasio o de camino al trabajo. Los que usan memoria Flash son más pequeños, económicos y livianos, aunque no tengan tanta capacidad de almacenaje. Si quieres más canciones, busca el que acepte una tarjeta de memoria. Los más grandes tendrán más capacidad, pero son más caros, pesados y más vulnerables a romperse si se caen.

Escoge tu proveedor de música: Los proveedores de música digital funcionarán con algunos reproductores específicos (por ejemplo, iTunes con iPod). La mayoría de los reproductores vienen con su propio programa (software) y funcionarán sólo con ese programa, a menos que el programa que usas normalmente acepte nuevo reproductor digital, en cuyo caso podrás transferir la información directamente. La mejor opción es utilizar los servicios de música reconocidos, como Napster, iTunes o Windows Media Player.
Sin embargo, existen sitios en los que puedes obtener música intercambiándola con otros usuarios, pero ten cuidado: podrías exponerte a que tu sistema se contagie con un virus o spyware.

Otros puntos a considerar al comprar un reproductor de música MP3 es que puedas actualizar tu sistema. Sin importar qué reproductor tengas, debe ser capaz de buscar lo último en información, nuevas versiones del programa, mejoras para el usuario, etc. Las actualizaciones estarán disponibles en las páginas web del manufacturero del equipo y en donde descargas la música.

La batería es un punto adicional para tomar en cuenta. De nada te vale tener el mejor equipo si la batería pierde su carga en minutos. Hay algunas que duran unas cinco horas de uso continuo, y otras pueden durar hasta 70 horas; todo depende del equipo. Los que trabajan con memoria Flash generalmente usan baterías AA o AAA, regulares, recargables o alcalinas. Otros usan baterías especializadas, que pueden ser más difíciles de encontrar.

En cuanto al diseño, es importante que el reproductor escogido te quede cómodo y que puedas manejarlo con facilidad. Debes verificar su tamaño, ver si cabe en un bolsillo (donde invariablemente terminará) y si puedes sacarlo de allí sin dañar tu camisa o pantalón favorito.

Los reproductores digitales han puesto en evidencia que no es necesario tener un VCR, reproductor de CDs o un DVD, o incluso un televisor, para poder oír y ver nuestros programas favoritos. Simplemente te conectas, compras y bajas la información, la transfieres a tu equipo y te la llevas donde quieras. No tienes restricciones de espacio o tiempo, puedes ver o escuchar el programa una y otra vez, y esto es sólo el principio. Así como canales como ABC y Disney Channel ofrecen parte de su programación para ser reproducida en un iPod, por ejemplo, otras industrias también se están uniendo a la revolución.

Tan recientemente como hace dos semanas, la industria del entretenimiento adulto anunció que proyectaba crear vídeos y minipelículas para ser vistas en el reproductor con vídeo, en un nuevo servicio que llaman podnography. De acuerdo con un reportaje de Prensa Asociada, se habían registrado 500 mil descargas de pequeños vídeos de contenido adulto en las primeras 24 horas en las que el servicio se ofreció para iPod.

¿La otra cara de la moneda? Muchas emisoras de música y programas religiosos adoptaron lo que han llamado godcasting que consiste en poner a disposición de los dueños de iPod sus programas y enseñanzas cristianas, a través de iTunes o directamente en sus páginas web.

Así de lejos ha llegado el poder de este pequeño reproductor, y apenas estamos empezando.

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