11 de abril de 2006
Preparar un viaje, la ilusión de semanas e incluso meses de planificación, de vivir la aventura antes de iniciarla, puede resultar llegado el momento de la verdad un fiasco por falta de previsión. Olvidarse el pasaporte o correr el riesgo de no tomar unas mínimas precauciones sanitarias pueden dar al traste con nuestras soñadas vacaciones.Cuando se proyecta un viaje de larga distancia lo mejor es elaborar una lista que nos recuerde a cada instante cuestiones imprescindibles que no debemos olvidar.Algo tan obvio como tener el pasaporte en regla es una de las cosas que se pasa por alto con facilidad y en la que no reparamos hasta prácticamente el último día, cuando ya hay poco margen para superar todos los trámites administrativos. Por esta razón, lo mejor es comprobar su fecha de caducidad en cuanto se planea el viaje. No facture nunca su documentación con las maletas. No todo el mundo tiene la precaución de llevar un maletín suplementario con elementos básicos para prevenir los problemas estomacales, antisépticos, curitas o aspirinas.Los más precavidos, cuando se desplazan a lugares de riesgo de contagio de enfermedades o bien van a practicar deportes de aventura, optan por contratar un seguro médico específico para la ocasión, lo que les garantiza un viaje a prueba de acontecimientos inesperados.Las estadísticas reflejan que cerca de un 30 ó 40 por ciento de quienes se desplazan a países en vías de desarrollo presentan a su vuelta algún problema de salud adquirido durante el viaje.Ahorrarse un poco de dinero pensando en que nunca va a pasar nada no es la solución. Las agencias de viajes avisan de los riesgos, pero la sensación de sentirse estafado y no calcular, muchas veces, prevalece sobre el sentido común. Los especialistas en vacunación y medicina preventiva alertan de que gran parte de los turistas no tienen conciencia de anteponer determinada prevención si se desplazan a destinos muy concretos ya que, aseguran, las agencias de viajes no informan adecuadamente sobre esa necesidad. En Africa subsahariana y la zona intertropical de América y Asia, la malaria es la enfermedad más significativa, excepto en el Caribe, donde sólo se da en zonas restringidas. La enfermedad del sueño, la de Chagas en América Latina, el dengue y la fiebre amarilla son riesgos muy serios. Hay poliomielitis en el Africa subsahariana y la India. También hay meningitis y hepatitis B.Sin embargo, de las enfermedades importadas, la de mayor riesgo para el viajero sigue siendo la diarrea, que llega a padecer entre un 25 y un 65 por ciento de las personas que viajan a países tropicales, fundamentalmente de América Latina, Africa, Oriente Medio, y Asia, y se debe al consumo de agua o alimentos contaminados.Otras patologías son las fiebres, que pueden dividirse en las que se adquieren por picaduras de insectos (mosquitos) como el paludismo o malaria; las que transmiten las moscas o los tábanos, como la enfermedad del sueño o las fiebres filareas, y las que provocan las garrapatas, como la fiebre botonosa.?