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  Por el libro

16 de abril de 2006

Son la causa de frustraciones, inseguridades, ratos amargos y, a pesar de sus pocos atributos, afectan a millones de personas. Se trata de los complejos.

La palabra ?complejo? la sacó a luz el renombrado psiquiatra Carl G. Jung y la popularizó el psicoanalista Sigmund Freud. Actualmente, expertos en comportamiento humano identifican siete como los más comunes: inferioridad, superioridad, Peter Pan, magnanimidad, culpabilidad, de víctima y físicos. Sin embargo, existen otros que poseen la particularidad de llevar el nombre de figuras mitológicas, personajes históricos o protagonistas de cuentos, obras literarias o bíblicas tales como Cenicienta, Agripina, Edipo, Electra, Madame Bovary, Caín, y la lista sigue.

?Los complejos son una carga pesada de llevar, que arrastramos a desgano, pero muchas veces no sabemos cómo desprendernos de ella?, afirmó Ronald Paz, psicólogo con práctica en Corona. ?Si no los manejamos de una manera adecuada, pueden hacernos la vida más difícil e ingrata?.

De acuerdo con el experto, la mayoría de los complejos comienzan a formarse durante la infancia y son consecuencia de experiencias y relaciones interpersonales a temprana edad que influyen sobremanera en nuestra forma de ser y actuar ante la vida. Por ejemplo, detrás de un sentimiento de inferioridad, posiblemente se esconden carencias afectivas o económicas de la infancia.

?Muchas veces se manifiestan cuando somos adultos; en otros casos, los complejos actúan como un fuerte mecanismo de defensa para compensar problemas más profundos. A menudo el complejo se experimenta en forma inconsciente y en otros casos las personas saben que los tienen, pero no saben cómo deshacerse de éste?.

En general, para superar los complejos, Paz comentó que primero hay que reconocerlos. ?¿Cómo? En primer lugar, hay que entender que son consecuencia de temores personales y problemas de autoestima y aceptación personal, por lo tanto, productos de nuestra mente y no necesariamente coinciden con la realidad que vivimos?. Una vez superada esta etapa, el sicólogo señaló que hay que enfrentarlos con honestidad. ?Para ello hay que cambiar de actitud enfocándonos en lo que somos y aceptándonos con alegría?, acotó.

Tipos de complejos y cómo superarlos

El psicólogo Ronald Paz identifica los más comunes y brinda consejos:

? Inferioridad: es característico en personas inseguras y con poco amor propio; es uno de los síntomas de la depresión.

Qué hacer: establecer pequeñas metas diarias o desafíos que no involucren un compromiso, para de este modo ir ganando confianza en uno mismo. Además, socializar, ya que la aceptación social brinda seguridad. Dejar de lado cualquier actitud de dependencia afectiva; no dejarse influenciar por la opinión de los otros y confiar más en el propio criterio. Realice actividades que le ofrezcan bienestar sin importar si con esa actitud va a agradar a otras personas.

? Superioridad: aquellos que los presentan son individuos que no aceptan la crítica, pero por detrás de esa imagen falsa esconden una personalidad insegura. En lugar de asumir su verdadero yo, tratan de negarlo y esconderlo.

Qué hacer: acepte sus equivocaciones, dudas y defectos. Será más feliz manifestándose tal cual es que imitando a alguien que parece ser un triunfador.

? Peter Pan: muchos adultos se resisten a crecer y a asumir sus responsabilidades y se aferran a los privilegios de la niñez y prefieren vivir como ?eternos? adolescentes. No desean madurar y esperan que sus parejas los mimen y cuiden como lo hicieron sus padres.

Qué hacer: vivir día por día es mejor que anclarse en el pasado y entender que cada etapa de la vida tiene sus propias satisfacciones. Una madurez serena es preferible a una eterna juventud, ya que así aceptamos los cambios y aprendemos de los errores para no volver a cometerlos.

? Magnanimidad: estas personas viven entregadas a los demás, son excesivamente serviciales, están pendientes de las expectativas de los otros y son espléndidas para regalar, aunque su economía no se lo permita. Todo lo hacen por ser aceptados.

Qué hacer: evaluar si podemos entregar tanto sin perjudicarnos a nosotros mismos. Valorar lo que se obtiene de los demás a cambio de lo que damos.

? Culpabilidad: este complejo es bastante común y se agrava cuando se vive permanentemente en ese estado de angustia, repitiéndose a sí mismo: ?No debería haberlo hecho, o si hubiese hecho esto o aquello?, etc.

Qué hacer: pensar en los motivos que le provocan este sentimiento. Hay que concentrarse en el lado positivo de las decisiones en vez de en lo negativo. Saber que somos responsables de nuestros actos, pero si no hay una intención de hacer daño, no somos culpables de lo ocurrido.

? Víctima: aquellos que sufren este complejo son fáciles de identificar porque lo manifiestan abiertamente para obtener los beneficios. A veces lo hacen en forma consciente y éste no sería un complejo, sino un comportamiento de manipulación. El complejo de víctima se instala en la mente del niño cuando el adulto interviene equivocadamente en la rutina de los menores.

Qué hacer: tener menos compasión de sí mismo porque los problemas no se solucionan de esa manera. Aceptar las responsabilidades del propio comportamiento y no del ajeno. Cambiar percepciones y prejuicios, revisando minuciosamente todo el pasado familiar. Nadie es tan malo como para que todos lo castiguen.

? Complejos físicos: cuando nos preocupamos demasiado por la apariencia física hasta transformarla en una obsesión, lo que se hace en realidad es tratar de encubrir carencias afectivas, inseguridades y la ausencia de autoestima.

Qué hacer: prestar más atención al aspecto intelectual y espiritual, porque las personas que se sienten bien consigo mismas manifiestan un atractivo especial que hace olvidar el físico. Establecer relaciones sencillas y alegres. La estabilidad emocional brinda seguridad.

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