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  Por el libro

8 de mayo de 2006

NUEVA YORK.? Rebecca Boegnik ha tenido que seguir adelante y subir sus precios, mientras Rebecca Herwick está guardando más inventario a mano. La compañía de Blair Whitworth usa la tecnología para llevar a cabo las tareas que solían ser hechas en viajes por tierra.

Para dueños de pequeños negocios como éstos, los problemas causados por los altísimos precios de la gasolina van más allá de llenar los tanques. Los gastos de carga se elevan continuamente, los materiales se hacen más caros antes del mes y los viajes se hacen demasiado costosos. Las compañías buscan cualquier forma posible de reducir gastos, pero muchas tienen que enfrentar la perspectiva de subir sus propios precios, un paso que temen podría hacer daño a su capacidad competitiva.

Hace dos años, un barril de crudo se vendía en 40 dólares, una suma que entonces se consideraba astronómica. Ahora, fluctúa por encima de los 70 dólares, mientras que la gasolina, que se vendió por aproximadamente 1.80 dólares a principios de mayo de 2004, ahora cuesta más de tres dólares en muchos sitios.

"Esto es un dilema interesante", dijo Boegnik con respecto al alza de precios, agregando que sus gastos de carga, medidos como un porcentaje de ventas ?que fueron del 3% en años recientes?, han subido al 7%, o de 650 mil dólares a 1.4 millones de dólares por año.

Pero esto es sólo una parte del problema. Su compañía, Neutral Posture Inc., con sede en Bryan, Texas, usa mucho plástico hecho de productos de petróleo en sus sillas. El acero se ha hecho más caro debido al alto volumen de la energía usada en su producción. Algunos componentes son especialmente fabricados para ella.

Como otros propietarios de pequeños negocios, Boegnik ha reducido gastos donde ha podido, pero también se ha visto obligada a subir sus precios, la primera vez hace dos años, y otra vez recientemente. Esto es un paso espantoso, le preocupa no mantener precios competitivos en una industria con varios cientos de fabricantes.

"Como somos un pequeño jugador, nunca tomamos la delantera" en el alza de precios, dijo.

Hallie Satz, propietaria de High Road Press, una impresora comercial en Nueva York, indicó que los transportistas de carga impusieron un sobrecargo temporal después del huracán Katrina, pero ahora ese sobrecargo ha dejado de ser "temporal".

Como Boegnik, Satz también enfrenta un alza continua en los precios de los materiales que necesita. Ha estado recibiendo una ola de avisos de aumentos de precios, tres de éstos en un período de 24 horas antes de la entrevista. Algunos de los aumentos más grandes han sido en el papel, y se han reportado cinco desde que Katrina golpeó la Costa de Golfo en agosto pasado.

Satz ha estado absorbiendo en lo posible el alza de precios, pero realmente se verá forzada a compartir con sus clientes estos incrementos. Esto es alarmante debido al alto número de competidores y porque sus clientes, preocupados por sus propios gastos, probablemente no incrementarán sus propios presupuestos.

También, dice Satz, se ha visto obligada a "posponer muchas cosas", incluso algunos proyectos de construcción.

Herwick, quien dice estar pagando hasta un 25% más por la entrega de carga, está tratando de reducir sus gastos consiguiendo entregas más grandes a su compañía, Productos Globales, que confecciona ropa y produce objetos coleccionables de marca, incluyendo Harley-Davidson.

Esto le está ahorrando un poco de dinero, pero, como muchas soluciones a los problemas del precio de energía, ése crea otra dificultad.

"Esto significa un golpe más grande en las cuestiones de impuesto a fin de año debido a mi valuación de inventario", dijo.

Hay modos de ayudar a mitigar un poco el daño, sobre todo con el uso de tecnología. Quizás el método más común es el uso de teleconferencias o videoconferencias en vez de viajar a reuniones.

Para PRO-TAX, un servicio de contabilidad y de preparación tributaria con sede en Charlottesville, Virginia, la solución fue usar un sistema de tecnología de información que permitió que la compañía instalara remotamente el nuevo software en sus 24 establecimientos de Virginia y Tennessee.

Whitworth, el presidente de la compañía, estima que el cambio ha ahorrado a PRO-TAX cinco mil dólares por año, pero nota que el número está basado en una cifra de asignación por kilometraje anticuada, y que los ahorros probablemente son más altos debido a la reciente oleada de aumentos en los precios del gas.

"Antes solíamos hacer de dos a tres visitas a cada oficina al año; ahora hacemos una sola visita", dijo.

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