22 de mayo de 2006
Curiosos e inquietos a más no poder, los chicos se asoman al mundo por medio de los juguetes. Estos les permiten conducir autos sin registro, ser mamás de muñecas que a veces las superan en estatura o hablar por teléfono como lo hacen sus papás. Jugando exploran su entorno y lo hacen suyo. Pero cuando los juguetes que se les ofrecen son inadecuados para su edad o no reúnen condiciones básicas de seguridad, el juego puede tener consecuencias riesgosas. Y hoy, coinciden los expertos en trauma infantil, muchos juguetes constituyen una amenaza para la salud de los chicos. El ranking de los juguetes peligrosos lo encabezan aquellos que, por su tamaño diminuto, pueden ser tragados fácilmente por los pequeños. Las estadísticas del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez muestran que en los últimos años se ha incrementado el número de chicos que deben ser atendidos por su ingestión. ?Estamos recibiendo un número mayor de chicos que llegan a la guardia porque se han tragado un juguete o una pieza de un juguete -dijo a LA NACION el doctor Jorge Fiorentino, jefe del Departamento de Emergencias del Hospital de Niños-. En la actualidad el mercado está lleno de juguetes de mala calidad, generalmente provenientes del sudeste asiático, que no cumplen con ninguna medida de seguridad." En 2000, los médicos de la Unidad de Endoscopia de ese hospital debían extraer cada mes entre 35 y 40 "cuerpos extraños" del esófago de los chicos. Actualmente, se realizan 70 procedimientos endoscópicos mensuales, aunque esa cifra se incrementa sensiblemente en los meses que abarcan fechas clave -como el Día del Niño, Navidad o Reyes-, en los que el inventario de juguetes suele renovarse. Lamentablemente, muchas de esas nuevas adquisiciones representan un peligro real. Así, por ejemplo, hoy están de moda los teléfonos celulares de juguete, que no sólo cuentan con partes pequeñas que se desprenden, sino con pilas chatas -las típicas pilas de relojería- que son incluso más peligrosas, ya que tras ser ingeridas producen descargas capaces de lesionar gravemente las vías respiratorias, como informó recientemente LA NACION. "Las pilas chatas son extremadamente peligrosas, y en los últimos años hemos visto un aumento de casos de chicos que las ingieren", confirma el doctor Mario Dillon, jefe de la Unidad de Endoscopia del Hospital de Niños, único centro de endoscopia de emergencia público de la Capital. El número de casos que llegan por haber tragado una pila se incrementó casi diez veces en sólo cinco años. De no ser extraídas a tiempo, la descarga que producen las pilas chatas puede llegar a perforar la pared del esófago, provocando infecciones que ponen en peligro la vida. Cuerpos extraños Pero no sólo las pilas de los juguetes representan un peligro para quienes juegan con ellos. "Existe una regla básica a la hora de comprar un juguete: no debe contener partes que sean más pequeñas que la boca del niño. En especial en menores de 3 o 4 años, que tienden a llevarse cualquier cosa que cae en sus manos a la boca", advirtió el doctor Alberto Iñón, cirujano pediátrico que actualmente preside la Asociación Argentina de Prevención del Trauma Pediátrico. Si de partes pequeñas se trata, los juguetes para armar que contienen numerosas golosinas -a pesar de que sus fabricantes advierten que no son recomendables para menores de 3 años- son una buena fuente de piezas diminutas. "La difusión entre los niños de una golosina muy popular con miniaturas en su interior probablemente sea uno de los factores detrás del aumento de casos de ingestión de cuerpos extraños", comentó la doctora Graciela Torosi, de la Unidad de Endoscopia del Gutiérrez. La "ingestión de cuerpos extraños" presenta varios riesgos para los chicos: puede lastimar los tejidos en los que quedan atascados, provocar infecciones, dificultar la respiración y, en casos extremos, pueden sofocarlos. Al igual que ante la sospecha de que haya ocurrido la ingestión de una pila, la presencia de síntomas que sugieran que el chico se ha tragado un juguete (u otra cosa) merece una consulta médica inmediata. "No hay que demorar la consulta, porque en estos casos el tiempo es crucial", advirtió el doctor Fiorentino, que recordó que en la Capital las consultas pueden canalizarse a través del teléfono del SAME -el 107-, que funciona las 24 horas. Aunque la ingestión de diminutos "cuerpos extraños" encabeza el ranking de accidentes y lesiones protagonizadas por juguetes, existen otros elementos más voluminosos que también pueden poner en riesgo la salud de los más pequeños. Ranking "Los juguetes que tienen bordes afilados o puntas agudas deben evitarse -recomendó Fiorentino-; hay que prestarles atención a los juguetes viejos que puedan haberse roto y presentar estos peligros." Lo mismo puede decirse de los que producen ruidos estridentes, como los revólveres de juguete. "Estos pueden producir detonaciones tan agudas que dañan el oído -agregó el especialista-. La ley indica que deben contener la advertencia escrita de que no se deben disparar a menos de 30 centímetros del oído, ni deben usarse bajo techo." Por su parte, el doctor Iñón desaconseja el uso de estos revólveres, así como el de todo tipo de juguete bélico. "Más allá del daño físico que puedan provocar, generan una violencia psíquica en los chicos", comentó. "Los juguetes de propulsión -retomó el doctor Fiorentino-, al igual que proyectiles, cohetes, dardos, flechas y otros objetos voladores, también pueden causar lesiones, especialmente en los ojos." Siguiendo con la lista de juguetes potencialmente riesgosos, Fiorentino citó los eléctricos: "Mal construidos o erróneamente usados, pueden provocar descargas eléctricas y quemaduras -explicó-. Los que tienen elementos de calor se recomiendan sólo a partir de los 8 años, y siempre bajo supervisión de los adultos". Para Iñón, ésa es la clave: "Los chicos deben jugar siempre bajo la supervisión de un adulto -concluyó-. Detrás de un chico accidentado suele haber un adulto irresponsable". Ambos ofrecen algunos consejos útiles a la hora de comprar un juguete: Tener en cuenta las destrezas del niño y no sólo según su edad. Un juguete demasiado avanzado o demasiado sencillo para el niño puede ser usado de manera equivocada y causar una lesión. Las recomendaciones del fabricante pueden servir de guía. Piense en grande: todas las piezas deben ser más grandes que la boca del niño para evitar lesiones o incluso la asfixia. En el caso de niños menores de ocho años, evite los juguetes que tengan orillas afiladas. Revise cuidadosamente los juguetes hechos de metal pintado. Algunos han sido fabricados con niveles altos de plomo.