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  Estirando el chavito

23 de mayo de 2006

Cada vez más generaciones jóvenes reciben el consejo de que la Seguridad Social no debe considerarse como una fuente confiable de apoyo financiero a la hora de la jubilación. Como el debate acerca de qué va a ocurrir con la Seguridad Social prosigue, tal consejo es de extremo valor.

En el caso de aquellas personas que están a punto de jubilarse, o incluso quienes ya lo han hecho, el control del dinero, aunque se reciban beneficios de la Seguridad Social, puede resultar una tarea difícil.

Posiblemente el mayor obstáculo que enfrentan muchos jubilados es una mayor expectativa de vida. Gracias en parte a los progresos de la medicina y una transformación social general donde se hace mayor énfasis en la buena forma física, se vive más en estos tiempos. A pesar de eso, muchos jubilados no tienen en proyecto vivir más años, lo cual implica que el dinero de que disponen se agotará antes de su fallecimiento.

En la reciente Encuesta de Confianza en la Jubilación, realizada por el Instituto de Investigaciones de Beneficios del Empleado (EBRI, por sus siglas en inglés), el 18 por ciento de los trabajadores afirmaron que esperaban que la jubilación les durara 10 años o menos; mientras que el 15 por ciento afirmó que esperaban que esos fondos les durarían de 11 a 19 años. En realidad, tales expectativas son incorrectas. Aproximadamente la mitad de los hombres que llegan a 65 años tienen una expectativa de vida de 82, mientras que las mujeres que llegan a 65 pueden esperar a estar vivas en su 86 cumpleaños. Esto quiere decir que los jubilados deben planificar sus fondos para que duren 17 años por lo menos, mientras que las jubiladas deben planificar aproximadamente 20 años.

La planificación para un tiempo tan prolongado puede resultar difícil, para decir algo. Según la AARP, los jubilados deben tener en cuenta que necesitarían aproximadamente del 70 al 80 por ciento de su salario previo a la jubilación. Para muchos, tal situación podría ser un imposible. Sin embargo, la adecuada planificación e inversión puede hacerla menos terrorífica de lo que parece. Para garantizar los fondos suficientes a la hora de la jubilación, considere las precauciones siguientes:

Autocontrol financiero. Independientemente de que no haya ahorrado lo suficiente, o que las inversiones no rindieron lo que esperaba, o de que no cuente con una pensión que dure tanto como su vida, seguramente no querrá agotar sus recursos financieros, no importa lo mínimo o grandioso que sea su portafolio. Eso quiere decir que hay que apretarse un poco el cinturón. El mejor consejo es poner un límite a las cantidades que extrae de sus activos.

Aunque pudiera parecerle una cifra pequeña, los asesores financieros dicen generalmente que los jubilados se colocan en mala posición si extraen cada año un cinco por ciento o más de sus activos totales cada año. Las posibilidades de arruinarse en la jubilación aumentan grandemente cuando las extracciones sobrepasan el umbral del cinco por ciento.

Si bien extraer lo menos posible es el método más beneficioso, el tres o el cuatro por ciento puede permitirle algunas libertades y mantener su seguridad futura. También es mejor extraer primero de las cuentas con gravamen impositivo, dejando reservado el mayor tiempo posible lo acumulado en cuentas de impuestos diferidos.

Postergar lo más posible los beneficios de Seguridad Social. Una manera idónea de mantener la meta sugerida por la AARP de mantener entre el 70 y 80 por ciento de su salario previo a la jubilación, es postergar lo más posible el disfrute de sus beneficios de Seguridad Social. Los que lo hacen por más tiempo pueden recibir cerca del 40 por ciento de ese salario previo a la jubilación de los beneficios de Seguridad Social, lo cual puede contribuir a mantener el barómetro del 70 a 80 por ciento que debe ser su meta. Sin embargo, como muchos jubilados saben, no se reciben todos los beneficios a menos que se soliciten después de haber llegado a la edad de jubilación reglamentaria de 65 años. Aunque se puede presentar la jubilación desde los 62 años, se recibirán beneficios reducidos. Si se puede esperar a los 65 o más, debe hacerlo en su mejor interés.

Esperar lo inesperado. La salud es una preocupación, aún para los jóvenes. No obstante, para las personas de edad avanzada, es una preocupación inmediata. Los gastos por atención médica, aún si goza actualmente de buena salud, deben tenerse en cuenta a la hora de planificar el presupuesto de jubilación. Además, debe considerar la salud de su cónyuge. Ahorrar para asumir gastos imprevistos de salud debe ser una preocupación fundamental. Tales gastos, si no se planifican, pueden reducir en gran medida los activos disponibles para la jubilación.

Trabajar. Independientemente de que sea como asesor o a jornada parcial para salir de casa, el trabajo puede ser un buen suplemento para sus ingresos de jubilado. Con frecuencia, las personas de edad avanzada trabajan en horarios flexibles, o se les permite que lo hagan de su casa, e incluso se les permite comprimir sus horarios laborales. Para muchos jubilados, esto les ayuda a sentirse bien en sus años de jubilación.


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