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  Por el libro

3 de octubre de 2006

COLUMBUS, Ohio, EEUU (AP) - Muchas personas provistas de dinero y triquiñuelas para evitar llamar la atención están comprando miles de teléfonos celulares baratos prepagados a fin de venderlos en Latinoamérica y Hong Kong.

Las empresas telefónicas dicen que eso les cuesta millones de dólares y algunas han llegado a contratar investigadores privados para documentar lo que dicen que es una práctica ilegal con sus teléfonos. Firmas como Wal-Mart, Radio Shack y otras tratan de limitar el número de teléfonos que venden.

La compra de los teléfonos ha generado preocupaciones de que sean empleados por grupos terroristas, aunque quienes realizan esa práctica dicen que lo único que les importa es hacer negocios.

La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y el Departamento de Seguridad Nacional emitieron este año una serie de comunicados recomendando a las autoridades locales que estén atentas a la compra en grandes cantidades de teléfonos celulares.

Las autoridades temen que esa práctica termine por financiar actividades terroristas o que los teléfonos sean empleados como detonadores a control remoto de explosivos.

El tema domina audiencias judiciales en Florida, Ohio y Michigan y parece que continuará haciéndolo. Quienes compran teléfonos en masa han decido contraatacar con sus mejores armas.

"No dejen un solo teléfono. Para ganar dinero de verdad hay que comprarlos todos. Si se puede, miles cada día", dijo Larry Riedeman, de la empresa Larry's Cell, en Altamonte Springs, Florida, incluido en una demanda presentada por TracFone Wireless Inc.

La de Riedeman y otras empresas son consideradas una especie de intermediario en un sistema que se inicia con la compra de teléfonos en empresas como Wal-Mart Stores, los cuales terminan siendo revendidos en otros países.

En Ohio, dos sujetos reconocieron el mes pasado ante las autoridades que entregaron 600 teléfonos prepagados del sistema TracFones a un intermediario en los últimos tres meses.

También en agosto, tres hombres de Dallas fueron detenidos brevemente en Michigan por traficar bienes falsificados y dijeron al FBI que varias empresas en Texas compran teléfonos de "miles de personas como ellos", de acuerdo con un documentos presentado por la dependencia. Los teléfonos son luego vendidos a intermediarios en California, Nueva York o Miami.

Otro comprador, Bilal Mustafa, de 22 años y oriundo de Minneapolis, le dijo a The Associated Press que viaja por el medio oeste una vez a la semana en busca de teléfonos. El y un amigo compran cuatro o seis en las tiendas departamentales de ciudades pequeñas, logrando reunir unos 250 diariamente.

Mustafa los vende luego a una empresa que no quiso identificar, pero indicó que no estaba haciendo nada ilegal y desestimó las preocupaciones del FBI en el sentido de que su proceder pudiera beneficiar a terroristas.

"Si así fuera, no lo haría. No soy estúpido", dijo Mustafa, un inmigrante palestino proveniente de Cisjordania.

Comprar teléfonos celulares en grandes cantidades no es ilegal y las autoridades no han tenido mucha suerte al intentar procesar a los compradores. La semana pasada, un juez federal retiró los cargos contra los detenidos en Michigan, señalando que no ha había suficientes evidencias en su contra.

El caso en Michigan se basó en la aseveración de que al quitarle la envoltura a los celulares era más fácil volver a empacarlos con una marca falsa, en violación a las leyes de derechos de autor.

Los detenidos en Ohio en agosto enfrentan cargos menores por suministrar información falsa a la policía, debido a que cambiaron en varias ocasiones su explicación sobre las razones por las cuales tenían tantos teléfonos en su poder cuando fueron detenidos.

En ambos casos se presentaron cargos por terrorismo, pero éstos fueron retirados rápidamente.

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