28 de diciembre de 2006
Por: ABC
El fraude denominado «on line» no sólo existe, sino que no deja de aumentar cada día que pasa. De hecho, sólo en los primeros cuatro meses del presente año, creció nada menos que un 50 por ciento más que la suma de todo lo defraudado a lo largo de los doce meses del año 2005. Y la media del dinero robado a cada víctima por este procedimiento (es decir, el que uno puede sufrir al pagar con una tarjeta de crédito a través de internet o, por poner otro ejemplo, cuando uno accede a su cuenta bancaria por medio de la red), ya supera a estas alturas los 6.000 euros, o sea, el famoso millón de «las antiguas pesetas», como se suele decir ahora.
El fraude denominado «on line» no sólo existe, sino que no deja de aumentar cada día que pasa. De hecho, sólo en los primeros cuatro meses del presente año, creció nada menos que un 50 por ciento más que la suma de todo lo defraudado a lo largo de los doce meses del año 2005. Y la media del dinero robado a cada víctima por este procedimiento (es decir, el que uno puede sufrir al pagar con una tarjeta de crédito a través de internet o, por poner otro ejemplo, cuando uno accede a su cuenta bancaria por medio de la red), ya supera a estas alturas los 6.000 euros, o sea, el famoso millón de «las antiguas pesetas», como se suele decir ahora.
Eso es, al menos, lo que se desprende de los numerosos datos manejados por Panda Software, una empresa que de esto debe entender -y mucho, sin duda-, pues no en vano sostiene que es líder en el desarrollo y suministro de soluciones integradas de seguridad para combatir «virus» (informáticos, claro), «hackers», «troyanos» (no son los de la Ilíada ni los de la Odisea, pero la idea está sacada precisamente de ahí), «spyware», «phishing», «spam»..., y toda esa larga y variada caterva de amenazas que circulan a través de internet, bautizadas a su vez con los nombres más insospechados para los mortales comunes, si bien es verdad que la mayoría de ellas (de las amenazas) pueden resumirse en una palabra que en castellano entiende todo el mundo y encima sin tener que poner tantas comillas: estafa.
Sin embargo, dicen los que a su vez aseguran que son entendidos en cómo evitar el fraude «online» (en este caso los de Panda Sotware), dicen, digo, que se trata de una estafa que no debe asustar a nadie, siempre y cuando, claro, se sigan al pie de la letra las recomendaciones que ellos aconsejan en las circunstancias presentes. A saber:
1) Confirmar que la página web donde se va a realizar la compra se corresponde con la identidad del vendedor.
2)Utilizar la red (buscar referencias en otros lugares, o comentarios de los usuarios) para asegurarse de que la página no es una fachada sin verdadera venta tras ella.
3)No acceder a ninguna página a través de medios indirectos como «links» en correo electrónico o en otras páginas: siempre escribir a mano la página en la zona de direcciones del navegador.
4)Comprobar que el sitio web en el que se ha entrado es una dirección segura: ha de empezar con https:// y debe aparecer un pequeño candado cerrado en la barra de estado de nuestro navegador.
5)Haciendo doble clic sobre el candado del certificado digital, aparecen los datos del lugar que se está visitando y de la entidad que lo confirma. Verificar que coinciden.
6)Enviar todos los datos personales, «e-mail» o números de cuenta, a través del formulario de compra seguro; nunca por medio de «emails» fácilmente interceptables.
7)Utilizar todos los medios de seguridad avanzados que ofrecen las entidades bancarias: tarjetas de compra «online» y seguros de compra.
8)Actualizar los programas instalados con los parches de seguridad disponibles
9)Tener actualizada la solución de seguridad.
Son, en fin, nueve mandamientos que, según dicen, evitan las estafas «on line».