28 de marzo de 2007
Por: La Opinion.comSi no hay ventas, no hay negocio ¿correcto? No se necesita ser Einstein para saber ese principio fundamental, pero no se justifica vender indiscriminadamente partiendo de la premisa de que se tiene financiamiento externo disponible.
A la larga se termina en los tribunales de bancarrota o reestructurando el negocio con venta de activos disponibles para buscar efectivo.
El caso más reciente es el de las más de 20 compañías de la industria de hipotecas subprime que se han declarado en bancarrota por el mismo problema: vender lo que no se puede cobrar y verse afectados cuando se les cerró el crédito.
¿Un ejemplo? ResMAE, localizada en California y dedicada a la distribución de hipotecas a través de vendedores independientes en Estados Unidos. Al dar préstamos a personas con pobre crédito o de alto riesgo, se llenó de cuentas a cobrar.
¿Quién era el proveedor de crédito? Wall Street. El año pasado Merrill Lynch le proporcionó 3,500 de millones de dólares en compra de hipotecas que luego revendía a inversionistas en forma de bonos, pero la luna de miel no duraría eternamente. Cuando comenzaron a salir a luz la cantidad de préstamos incobrables, Merrill Lynch exigió a ResMAE que le comprara de nuevo 308 millones de dólares en préstamos cuestionables. Esto obligó a ResMAE a buscar la protección de la bancarrota al carecer de crédito disponible y se cerró la puerta con su mayor proveedor.
Actualmente la compañía está buscando efectivo vendiendo los activos disponibles y las cuentas a otros para sobrevivir.
Cierto que hay situaciones a corto plazo que pueden afectar el flujo de efectivo en un negocio.
Por ejemplo, una caída en la demanda o situaciones económicas externas que afectan momentáneamente cualquier empresa.
Esas compañías que no dibujan sus ganancias es posible que puedan afrontar la situación de inestabilidad económica, pero este no fue el caso de ResMAE y no es el caso de muchos.
Cuando un negocio ha perdido toda habilidad de producir ganancias y sólo se sostiene por crédito, tarde o temprano, cuando los acreedores se den cuenta que las cuentas a cobrar están en alto riesgo de ser incobrables, cortarán el flujo de crédito.
Es un error hacer que un negocio sólo dependa del financiamiento a través de crédito para generar dinero. El negocio tiene que generar su propio financiamiento.
A los negocios nuevos les toma un tiempo generar su propia "máquina de hacer efectivo", pero aquellos que llevan un tiempo prudencial y no han podido justificar su existencia es mejor que reflexionen seriamente en las vías que tienen antes de cerrarse las puertas con los mismos proveedores de fondos.