17 de agosto de 2007
Por: Primera HoraYa es oficial. Dean, hasta antes de ayer una tormenta tropical, se convierte en el primer huracán del 2007. Aunque, los pronósticos indican que no recibiremos directamente su impacto, no es momento de andar confiados, sino de precaver y no esperar al último momento para apertrecharnos. Recordemos que la temporada de huracanes del Atlántico termina el 30 de noviembre. Así que, para la posible llegada de un huracán, además de baterías, alimentos enlatados y materiales para proteger el hogar, no deben pasar por alto contar con un abastecimiento adecuado de medicinas. De hecho, su importancia puede ser tal, que puede representar una diferencia entre la vida y la muerte.
Con este propósito, el Lcdo. Roberto Oritz, supervisor de asuntos farmacéuticos de Walgreens, en conjunto con la asesoría del Centro de Información de Medicamentos de la Escuela de Farmacia de la Universidad de Puerto Rico (UPR), tomó la inicitativa de preparar un plan para el manejo de medicamentos durante esta temporada. Cabe resaltar que Nicole Quiles, doctora en farmacia, y José A. Soto, estudiante de la Escuela de Farmacia de la UPR, también colaboraron en la preparación de esta propuesta.
Consulta tus dudas
Las personas con condiciones crónicas como diabetes, alta presión o enfermedades renales o del corazón es indispensable que se aseguren de tener sus abastos de medicamentos en caso de una emergencia. También, es prioritario establecer un plan para aprovisionar el botiquín y comunicar sus dudas a su doctor y al farmacéutico antes de que surja la emergencia. La importancia de este plan radica en el hecho de que no se sabe por cuánto tiempo la farmacia esté limitada de proveer algún servicio durante y después de la emergencia.
En caso de un apagón
Una de las consecuencias típicas de un huracán son los apagones, ocurridos como resultado de las averías causadas por el fenómeno atmosférico. Por eso, en el caso de medicamentos que requieran refrigeración, una de las consultas más importantes que se le debe hacer al farmacéutico es cuánto tiempo puede tolerar la medicina fuera de la nevera. También, se debe conocer la posibilidad de volver a refrigerarla cuando se restablezca el servicio.
En el caso de un paciente diabético que utiliza insulina, en general, el medicamento pierde su potencia cuando su temperatura sobrepasa los 86 grados Fahrenheit (que es un ambiente de calor). De ahí que los fabricantes de este producto recomienden enfáticamente que esta medicina sea refrigerada a temperaturas entre los 35 a 46 grados F.
En el caso de las suspensiones o antibióticos orales típicamente recetados a los niños por alguna infección, algunos pueden sobrevivir sin perder su efecto fuera de la nevera. Sin embargo, algunos comunes -como Augmentin, Cefzil y la Penicilina V- deben mantenerse refrigerados, ya que pierden efectividad si están expuestos al calor. Por el contrario, otros -como Zitromax, Ampicillin y Cipro- pueden tolerar estar sin refrigeración entre 7 y 10 días, siempre que sean mantenidos en un lugar fresco, lejos de los rayos del sol u otras fuentes de calor.
Otro punto importante que se debe discutir con el médico y el farmacéutico es en torno a las recetas recurrentes o refills. Asegúrate de tener cantidad suficiente como para que no se interrumpa el tratamiento durante el huracán ni en los días inmediatos. Además, recuerda verificar la fecha de expiración de las medicinas.
Importante los de uso común
Asimismo, las medicinas recetadas no deberían ser la única motivación para visitar a la farmacia. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, las lesiones más comunes antes, durante y después de un huracán son cortaduras y contusiones. Esto debido a la instalación de tormenteras, plantas eléctricas, cristales rotos y otras situaciones similares. Por eso, es importante tener al día los abastos de primeros auxilios como gasas, alcohol, vendajes y antibiótico tópico.
El plan de abastecimiento de tu botiquín también debe incluir las medicinas usuales que se adquieren sin receta médica y las que podrían ser necesarias durante un periodo de emergencia. Entre éstas, no olvides los medicamentos para el estómago, dolores de cabeza, malestares corporales o de menstruación, así como otros materiales de primeros auxilios.
Fuentes: Servicio Nacional de Meteorología, Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Centro de Información de Medicamentos de la Escuela de Farmacia de la Universidad de Puerto Rico.
El manejo de la insulina
La diabetes es una de las enfermedades más comunes en la población puertorriqueña. Muchos de estos pacientes dependen de la insulina como parte de su tratamiento diario. A continuación, algunos datos relevantes en torno a cómo manejar la insulina en caso de que no haya energía tras el paso de un huracán.
Los fabricantes de insulina recomiendan altamente que esta medicina sea refrigerada a temperaturas entre los 35 y 46 grados F.
La insulina pierde su eficacia de acuerdo con la temperatura a la cual ha sido expuesta y el tiempo de exposición.
Si faltan la energía y la refrigeración, la insulina debe mantenerse en el lugar más fresco posible.
Mantén este medicamento lejos de los rayos del sol o de artefactos que produzcan calor.
Conviene tener una neverita con hielo para conservar la insulina a una temperatura conveniente. A la misma vez, es importante evitar que se congele.
Si no han sido sacada de su empaque, las diferentes marcas de insulina pueden permanecer sin refrigerarse (entre temperaturas de 59 y 86 grados F) por hasta 28 días antes de empezar a perder su fuerza.
Existen diversos tipos de insulina y hay tres compañías fabricantes de este medicamento (Lilly, Aventis, Novo NordisK). De tener alguna duda previo a la emergencia, consulta con tu farmacéutico o llama a las líneas de apoyo de cada compañía.
Fuente: Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)
Los que requieren refrigeración
En caso de que haya averías de energía eléctrica, debes tener en cuenta ciertas recomendaciones, según el medicamento en cuestión. Además, al hablar de temperatura ambiente, recuerda que, en Puerto Rico (contrario a otros países), esto puede ser igual a 92 grados Fahrenheit. Esta temperatura es considerablemente caliente, por lo que puede afectar la eficacia de muchos medicamentos.
Lo ideal es que las medicinas se mantengan en un lugar fresco, donde no les dé directamente el sol. También, deben estar lejos de estufas u objetos calientes como velas encendidas o linternas, las que son de uso común tras el paso de un huracán.
Fuente: Centro de Información de Medicamentos de la Escuela de Farmacia de la Universidad de Puerto Rico