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  Por el libro

1 de octubre de 2007

Por: El Vocero


Es probable que los precios de los cultivos que proveen la mitad de las calorías del mundo inicien una marcha alcista en los próximos años, alterando el paisaje económico para todos, desde consumidores a agricultores y desde los gigantes corporativos a los más pobres del mundo.

"Se acabaron los días del grano barato", dice Dan Basse, presidente de AgResource Co., una firma con sede en Chicago dedicada a pronosticar los precios de las materias primas. Basse forma parte del creciente grupo de ejecutivos de los agronegocios y economistas que piensan que el alza en los precios podría durar hasta una década.

El precio actual de la soya de Illinois es 75% más alto que hace un año. El precio del trigo cultivado en Kansas es ahora 70% más alto que hace un año. El precio del maíz ha subido 40% en el mismo período.

En el pasado, estos aumentos de precios eran pasajeros, provocados por una escasez temporal. Tras una cosecha pobre, los agricultores se apresuraban a aprovechar los altos precios de un cultivo al plantar más de esos granos, lo que contribuía a bajar nuevamente los precios.

Sin embargo, el alza actual, que comenzó hace un año en el mercado de futuros del maíz en la bolsa Chicago Board of Trade (CBOT), es diferente. Los precios no sólo se han mantenido altos, sino que otros commodities, como la cebada, los huevos, el queso, la avena, el arroz, el girasol y las lentejas también se han unido a esta tendencia alcista.

Demanda de mercados emergentes

El motor que impulsa estos cambios es una poderosa demanda nueva que ha surgido en los últimos años. Las economías emergentes de América Latina y Asia le permiten a cientos de millones de personas gastar más en alimentos. La creciente clase media está consumiendo más carne y leche, lo que a su vez incrementa la demanda de granos.

Así, la longeva tendencia a la baja en los precios de los granos se está revirtiendo, lo que podría tener profundos efectos sobre la capacidad del mundo para alimentar a los pobres. Al mismo tiempo, los inventarios globales de granos están en su nivel más bajo en 30 años, lo que deja al mundo en una posición vulnerable ante cualquier sacudida provocada por una cosecha mala.

Los efectos inmediatos ya se dejan sentir en varias partes del mundo. Los consumidores italianos han protestado contra los altos precios de la pasta. Las autoridades mexicanas han puesto un límite a los precios de las tortillas. Pakistán está restringiendo la exportación de trigo para contener la inflación en los precios de los alimentos. Rusia, preocupada por el aumento en el precio del pan, también ha considerado reducir sus exportaciones de trigo.

Las familias de Estados Unidos, que destinan 9.9% de sus ingresos disponibles a la compra de alimentos, enfrentan el aumento de precios más rápido en 17 años.

La ola inflacionaria se ha expandido a las tiendas y restaurantes, ya que muchos granos se usan como ingredientes en miles de productos y procesos, desde edulcorar bebidas para engordar el ganado para producir carne y leche. Así, los consumidores enfrentan costos mayores en todo tipo de alimentos, desde el yogurt a los cereales del desayuno.

Michael Swanson, economista del banco Wells Fargo & Co., pronostica que los precios generales de los alimentos en EE.UU. subirán entre 4.5% y 5% este año, el doble que la tasa de inflación del año pasado.

Territorio desconocido

Las grandes compañías de alimentos de EE.UU. tratan de descubrir maneras de traspasar sus mayores costos a los supermercados y cadenas de restaurantes. El problema es que estos minoristas se han vuelto más grandes y poderosos desde la última gran alza de precios en los años 70.

"Estamos en territorio desconocido", afirma Christopher Fraleigh, presidente ejecutivo de la división de alimentos y bebidas de la compañía de productos alimenticios Sara Lee Corp. A comienzos de este mes, la empresa elevó en 5% el precio de su pan.

El gran ganador es la agricultura, la que se apresta a una expansión inusualmente prolongada. En EE.UU., por ejemplo, el Departamento de Agricultura pronostica que las ganancias netas de los agricultores aumentarán 48% este año, a un récord de $87.100 billones.

Anticipándose a las inversiones que tendrán que hacer los agricultores, los inversionistas han impulsado las acciones de varios proveedores de este sector. El precio de las acciones del fabricante de maquinaria agrícola Deere & Co. ha subido 80% en el último año, mientras que los títulos del gigante de las semillas y pesticidas Monsanto Co. han avanzado 73% y los de la firma de fertilizantes Mosaic Co. se han triplicado.

La nueva realidad

El consumo de granos ?que además de alimentos para humanos y animales también se usan en la producción de combustibles alternativos? es tan alto, que el próximo año será el tercero consecutivo en que el mundo consume más de lo que cosecha. Esta tendencia ha contribuido a reducir los inventarios a sus niveles más bajos en más de tres décadas.

Una consecuencia de ello, aseguran los que trabajan en el corretaje agrícola, es que los precios se elevarán mucho más rápido que antes cuando haya una cosecha débil. Esto queda en evidencia con el trigo, que ha subido casi 25% en el último mes. ¿La causa? Mal tiempo en las regiones de Australia, Canadá y Europa donde se cultiva ese grano.

Uno de las preocupaciones en torno a esta nueva realidad es que una fuerte alza en los precios de los granos erosionará el poder de compra de los más pobres del mundo, incrementando así la necesidad de programas internacionales de ayuda.


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