11 de octubre de 2007
Por: YahooDurante casi toda su vida, Mary le tuvo pánico a los espacios cerrados. El miedo le impedía viajar en avión, desplazarse en metro o incluso en un automóvil.El psicólogo no le sirvió de mucho. Desesperada, intentó algo diferente. A sus 61 años, esta contadora se sentó frente a su computadora y se puso a jugar al "Fearfighter (Luchador contra el miedo)", una especie de juego psiquiátrico.Mary, que no quiso dar su apellido por cuestión de privacidad, comenzó a soltar todos sus problemas al "Fearfighter".El año pasado, "Fearfighter" fue uno de los dos programas recomendados por el gobierno para la gente con problemas de pánico, depresión leve o fobias.La gente que no se sienta cómoda recibiendo recomendaciones de una computadora puede seguir viendo a terapeutas o psicólogos, pero el gobierno británico ya dispone de la logística para asistir a personas por medio de la computadora. Además, todo ello pago por el Servicio Nacional de Salud (NHS por sus siglas en inglés).Las personas registradas con el NHS deben esperar un promedio de seis meses para ver a un psiquitra; casi el 90% de la gente con depresión leve rara vez ve a un terapeuta.Con los programas informáticos algunos pacientes tienen acceso a asesoría psiquiátrica con tan sólo una clave que le dé su médico de cabecera para acceder al programa."Seis meses puede ser mucho para un paciente", dijo el doctor Paul Grime, del Royal Free Hospital de Londres.Desde que el gobierno le dio su visto bueno en febrero a los programas, muchos pacientes han dejado de circular por las consultas de los psiquiatras. Ahora se encuentran en sus casas, o en lugares con computadoras donde están instalados los programas, para su sesión personal.Las computadoras no están programadas para dar recetas. Eso sólo lo puede hacer un médico.El tratamiento informático es posible gracias al patrón común con el que se tratan algunas fobias, como el temor a las alturas o el miedo a las arañas."La idea es que las partes reiterativas de una terapia las ejecute una computadora que pueda tomar decisiones en base a ciertas respuestas", dijo el doctor Isaac Marks, profesor emérito del instituto de psiquiatría del King's College, en Londres, y uno de los programadores de "Fearfighter".El tratamiento de fobias o depresiones leves a veces consiste simplemente en enseñarle a los pacientes a pensar o reaccionar de forma diferente. Eso lo puede hacer una computadora, dijo Marks.Se calcula que en Gran Bretaña varios miles de personas ya han sido tratados con los programas.Judy Leibowitz, una psicóloga clínica al frente de programas de salud mental en Londres, dijo que el anonimato de la terapia atrae a muchos pacientes."Hay muchas personas que no quieren abrir sus corazones a un terapista", dijo.Empero, los psiquiatras no se deben preocupar de pasar al olvido."Todavía necesitamos a los terapeutas para ser creativos y ejecutar las funciones que no pueden hacer las computadoras, como expresar empatía y responder a las idiosincrasias de la historia de una persona", dijo Jesse Wright, un psiquiatra de la Universidad de Louisville, quien ha estudiado el uso de la terapia informática.Problemas psiquiátricos serios como el trastorno bipolar, la tendencia al suicidio o la esquizofrenia son demasiado complejos para las computadoras.El gobierno le dio luz verde a los programas cuando los expertos demostraron que éstos podían ser tan efectivos como una sesión cara a cara con psiquiatras."Queríamos estar seguros de que esto no era la segunda mejor opción", dijo el doctor Steven Pillings, de la University College of London, quien encabezó el comité de expertos que presentó las recomendaciones.Las pruebas en Gran Bretaña, así como otras realizadas en otras partes del mundo, mostraron que los pacientes tratados por la computadora mejoraban al mismo ritmo que los que acudían al médico.El uso de la computadora reduce los costos de tratamiento y podría servirle al gobierno para invertir fondos en otros tratamientos para otras enfermedades.Los programas duran 10 semanas para sesiones de una hora, que incluye llamadas de los centros médicos para supervisar los progresos.Para Mary, la terapia funcionó en apenas ocho semanas. Ahora puede volar o meterse en un metro sin miedo."Estoy anonadada de ver cómo pudo haber pasado tan rápido".