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  Por el libro

18 de noviembre de 2007

Por: La Opinion


"Me da una orden de ocho piezas de pollo, un pop corn chicken y unas papas fritas", dice Angelina frente al mostrador. "¿Chicas o familiares?", pregunta la empleada. Angelina elige las segundas, que alcanzan para tres personas. El total: 1,920 calorías.


Cada vez que alguien se detiene a comer en un restaurante elige entre varias combinaciones: con queso o sin él, sencillo o doble, mediano o grande. Pero muy pocas veces la pregunta es sobre la cantidad de calorías, el porcentaje de grasa o la cantidad de proteínas que se va a comer.


El asunto ya nos está pasando la factura. En el condado de Los Ángeles, 8.6% de los adultos mayores de 18 años han sido diagnosticados con diabetes y en todo el estado 12.3% de la población latina la tiene. En California, más de 15 mil niños padecen de diabetes tipo 1.


En lo que respecta a la obesidad, 19% de los adultos en el estado son obesos, y en el condado de Los Ángeles más del 23% de los niños presentan este problema.


De acuerdo con el estándar recomendado por la Asociacion Dietética Americana (ADA), una comida balanceada se compone en un 50% ó 60% de carbohidratos, un 40% de proteínas y entre un 10% a un 15% de grasa. Sin embargo, una comida como la que compró Angelina contiene 55% de grasa, 22% de carbohidratos y sólo 23% de proteínas.


En una cadena de comida rápida, un paquete promedio que incluya, por ejemplo, un sándwich, unas papas y un refresco, tiene cerca de 800 calorías; casi la mitad del total de calorías que una persona debe consumir durante el día.


Una persona que consume un alto porcentaje de grasas es propensa a sufrir diabetes e incrementa su riesgo de contraer enfermedades cardiacas e hipertensión, y una persona que consume más calorías de las necesarias en un día empezará a tener problemas de sobrepeso y eventualmente de obesidad. Y la combinación de ambos factores resulta mortal.


En la medida en que han aumentado los índices de diabetes y obesidad en Estados Unidos, los ojos han volteado hacia las cadenas de comida rápida. Debido a que son las que cuentan con la mayor cantidad de publicidad, y a su popularidad sobre todo entre los niños, la mayoría de estas cadenas decidió hacer pública la información nutricional de los alimentos que venden; pero el público no está familiarizado con la búsqueda de estos datos y, en la mayoría de los casos, el consumidor no está consciente de la importancia de elegir correctamente lo que come.


"Necesitamos poner más atención", afirma Ruth Pupo, educadora en diabetes y dietista del White Memorial Medical Center. "Las personas pueden tener la intención de bajar de peso o mejorar su alimentación, pero si trabajan todo el día y no tienen tiempo de cocinar, utilizan comida rápida porque es lo conveniente".


Angelina asegura que ella y sus dos hijos no acuden con frecuencia al restaurante de comida rápida. "Es sólo cuando llega una visita", explica. En el caso de otras mamás, la explicación es que llevan a sus hijos ahí "como premio" cuando se han portado bien. Cuando se le pregunta a Angelina si conoce el contenido nutricional de lo que se va a comer, responde que no, pero que le gustaría; se imagina, por ejemplo, que la comida frita debe tener mucho colesterol.


En el caso particular de Angelina, quien comió en la sucursal de KFC ubicada en el Este de Los Ángeles, habría sido fácil saber qué contenía su comida: la información está pegada en la pared.


En un recorrido realizado por diversos establecimientos de comida rápida, La Opinión encontró que sólo la mitad de estos restaurantes cuenta con información nutricional de sus productos disponible para el público.


En el caso de El Pollo Loco y KFC, ésta se encuentra junto al sitio donde se ordena la comida.


Respecto a McDonald’s la información no se encuentra a la vista, pero está disponible en folletos para quien la solicite.


Los restaurantes Taco Bell y Pizza Hut sólo la tienen en su página en la internet.


Este diario intentó contactar a representantes de esas cadenas sin resultados al cierre de esta edición.


En septiembre pasado el senador estatal Alex Padilla presentó la propuesta SB120, en la que se establece que las cadenas de restaurantes con más de 15 sucursales deben poner etiquetas en sus menús, indicando la cantidad de calorías de cada producto.


La iniciativa fue aprobada por ambas cámaras pero fue vetada por el gobernador Arnold Schwarzenegger en octubre pasado.


"La mayoría de esta información ya está en internet, pero es poco probable que la gente la revise antes de salir a cenar; si se presenta de manera conveniente para el consumidor podemos empezar a solucionar un gran problema", explica Padilla.


Blair Salisbury, presidente de la Asociación de Restauranteros de California en Los Ángeles, explicó que la organización apoyó el veto debido a que la composición de las recetas de un restaurante varía de acuerdo con la temporada, a diferencia de los establecimiento de comida rápida.


"Si se hacen algunos cambios en el lenguaje usado en la legislación, podríamos lograr un acuerdo", comentó. Al ser cuestionado sobre la información nutricional en sus propios restaurantes, entre los que figura El Cholo, en Pasadena, Salisbury reconoció que ésta aún no es pública.


Padilla explicó que se buscará volver a presentar la SB120, probablemente en febrero de 2008, una vez que se haya cabildeado con los concejos de distintas ciudades de California y se hayan hecho ajustes para lograr su aprobación.


El concejal de Los Ángeles José Huízar y el supervisor del condado Zev Yaroslavsky dijeron a este diario que tanto el Concejo como la Junta de Supervisores han manifestado total apoyo a la propuesta.


"Creo que esto ya no tiene marcha atrás. En 10 años el concepto de las etiquetas en el menú va a ser una idea común en todo el país y la gente la sabrá utilizar", asegura Padilla.


Mientras tanto, el condado de Los Ángeles ha iniciado una campaña para que los restaurantes voluntariamente eliminen la trans fat de sus menús; aquellos establecimientos que lo hagan tendrán un letrero en la entrada para invitar a los consumidores a comer en esos lugares.


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