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  Estirando el chavito

3 de diciembre de 2007

Por: La Opinion


Como si no fuera ya suficiente tener que lidiar con las consecuencias emocionales que un divorcio de por sí trae consigo, en Estados Unidos es aún mucho más complicado llevar a cabo la disolución de una pareja que ha acumulado bienes ?y especialmente deudas? durante el matrimonio.


Sin embargo, y a pesar de que los problemas económicos podrían haber sido la causa de la separación, durante el proceso de la división de esas deudas es más importante que nunca mantener la serenidad y saber dónde descansa la responsabilidad legal de pagarlas, aun después de que el último papel de disolución se haya firmado.


El estado donde residas determinará, en la mayoría de los casos, quién es responsable por pagar las deudas que se originaron durante el matrimonio. Si vives en uno de los nueve estados que verás a continuación, cualquier deuda que asuma un cónyuge se convierte automáticamente en deuda de su pareja, a no ser que se firme un documento donde específicamente se afirme lo contrario.


En inglés se les llama community property states, o estados de propiedad comunal (es decir, que están bajo la jurisdicción de bienes en común para parejas casadas) y son: Arizona, California, Idaho, Louisiana, Nevada, Nuevo México, Texas, Washington y Wisconsin, además de Puerto Rico.


Si vives en uno de ellos, te recomiendo que ordenes el historial de crédito tuyo y el de tu pareja para que sepas dónde termina tu responsabilidad de pagar cada cuenta que aparezca en el reporte.


Si aparecen cuentas en común que no quisieras asumir en caso de un divorcio, ahora es el momento de cancelarlas y pedir a tu pareja que abra una cuenta sólo a su nombre, especificando que es su deuda personal y que tú no tienes ninguna responsabilidad de pagarla.


Aun si un juez declara que la responsabilidad de pago descansa en uno u otro, el acreedor tiene todo el derecho de ir a cualquiera de los dos para cancelar lo que se debe. Esto podría suceder años después de que el matrimonio termine, y tal vez hasta después de que esa persona se vuelva a casar.


Estas cuentas incluyen, entre otras, hipotecas, autos y tarjetas de crédito.


Recuerda bien esto: toda cuenta que se abra mientras estés casado(a) será responsabilidad de los dos hasta que se cierre. ¿Mi consejo profesional? ¡Si piensas que tu matrimonio va por mal camino, separa las deudas ya!


Como si eso no fuera suficiente, debido a que los problemas de divorcio causan más estrés emocional y estragos financieros, no es raro que una pareja tenga que acudir a la bancarrota para aliviar las presiones irremediables de sus deudas. Y con razón: una renta se convierte en dos, un auto ahora no resulta ser suficiente, etc.


Si ese fuera el caso, es recomendable que se considere hacer la bancarrota antes del divorcio, ya que la pareja podrá hacer el trámite en conjunto, en una sola solicitud. Si esperan hasta después del divorcio, cada uno tendrá que pagar por su propio proceso legal.


El período más peligroso consiste en el espacio de tiempo entre la bancarrota y el mismo divorcio, porque si la pareja aún vive bajo el mismo techo ?es decir, no se ha separado legalmente?, las mismas leyes legales de comunidad se aplican a ellos, y las deudas que asuma cualquiera de los dos serán obligación de ambos.


Por eso, es recomendable que solicites otro historial de crédito inmediatamente antes de tramitar el divorcio. De este modo te asegurarás que no ha aparecido ninguna cuenta rezagada no cancelada con la bancarrota, algo que podría perseguirte durante muchos años.


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